Louta Un Instante

“Un instante”: el mundo de fantasía de Louta

Después de cinco años de 2030, el artista lanzó su cuarto disco de estudio donde una vez más demostró su eclecticismo a la hora componer, pasando por la salsa, el pop, el reggaeton y la electrónica en un trabajo perfecto de principio a fin.


Tuvieron que pasar cinco años para volver a ver un nuevo álbum de Louta. Aunque el artista se siguió manteniendo activo con diferentes singles entre los que se destacan “La forma de tus huesos”, “Guaracha” y “Quereme” con Wos, el público estaba expectante por ver el sucesor de 2030. Pero como no podía ser de otra manera, de un día para el otro, el artista anunció la salida de Un instante, su cuarto disco de estudio, el cual es un viaje por las fantasías y las diferentes capas sonoras que tiene.

“Kusturica” es la encargada de abrir Un Instante y casi como una piña en la cara, te mete de lleno en la disco. Es entregarse directo al baile con un ritmo salsero y con vientos que pueden revivir hasta un muerto. Y sin perder su toque característico, el artista juega con ritmos frenéticos que se pueden encontrar en trabajos como Calambre de Nathy Peluso o El Madrileño de C. Tangana.  

Después viene “Puro” que juega con un ritmo más reggaetonero pero en versión lo-fi. Mientras, los sintetizadores y las cuerdas van oscilando arriba de las barras de Louta. “Puro y esto es un montón, lejos de cualquier dicotomía”, porque ante todo ser original y hacer lo que uno quiere, algo que el artista pregona desde su primer disco y que sigue confirmando día a día. 

“Nunca me fui” es la canción más melódica del disco, metiéndose de lleno en el art pop y confirmando que a pesar de los años que se tomó para componer este álbum, siempre estuvo acá. Batería y bajo marcando el ritmo, la guitarra acústica aportando el color y la letra lumínica y esperanzadora hacen de este tema una pieza pop perfecta. 

Ya para “Lo mejor de lo mejor” se rememora ese espíritu experimental que tienen “Ush” y “Tau tau”, donde ya se puede visualizar el ida y vuelta del performer con el público en el vivo. La entrada de los vientos aparecen para terminar de agigantar una canción que lentamente y sin darte cuenta te fue adentrando a la rave. 

Para “Cuando te miro” el cantante se desarma y muestra su lado más sensible, donde el corazón está entre la guitarra distorsionada y la voz de Jaime hablándole a un amor por momentos cercano y por otros lejano. “Lo que siempre quisimos” esboza al final de la canción y la pregunta es ¿lo lograron o se perdieron en el camino?

Con “Ballena” pasa algo muy Louta. El propio artista comentó que cuando lo adelantó en su presentación en el Festival Buena Vibra, ver el tema tocado por la banda y con la recepción del público hizo que cuando volviera a su casa quiere rehacer todo el tema de nuevo. Y quién diría que terminó siendo una gran decisión. Entre percusiones y ritmos africanos al mejor estilo Fela Kuti, el cantante tira todo por la ventana. Como los chamanes cuando bailaban alrededor del fuego venerando a sus deidades, Jaime se entrega al dios del ritmo: “Esta canción la hice así, para que te rías de tu suerte / voy a gritar hasta sentir que le ganamos a la muerte”

“Mente” juega con el jazz, para poco a poco ir deformándose en una cumbia bien argentina, pero atravesada por el filtro Louta. “Una melodía para siempre / todo lo que sale de mi mente”, porque así funciona la cabeza del cantante. Un constante constructor de mundos oníricos y sonoros. El cierre se lo lleva los arreglos salseros, con los vientos sobrevolando por todo el lugar. 

“No sé quién sos” fue el único corte del disco y cuenta con la participación de Bizarrap, logrando entre los dos un pop experimental, destacándose los sonidos de los sintetizadores y la búsqueda del encuentro con el otro. “No sé quién sos, pero te quiero encontrar / te pasa igual a vos que a mí”. Así, en un momento donde el individualismo reina, Jaime todavía encuentra en la música un lugar para unirse y estar juntos con el otro. Ya en “She could” lo encuentra al artista oscilando entre el español y el inglés arriba de un beat que retrotrae a Bando Stone and the new world de Childish Gambino o Cracker Island de Gorillaz. 

“Vive” es el “Bitter sweet symphony” del disco. Arreglos de cuerdas que acompañan a Louta cantando casi como si fuera una despedida, pero con un mensaje esperanzador para el futuro. “Vive mientras lo puedan recordar, vive en cada vez que hablo”, porque se trata de eso, de vivir y disfrutar el hoy, con la tranquilidad de que hay Louta para rato.

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