El artista presentó El retorno, invitó a Blair y Dillom para que lo acompañaran y repasó toda su discografía en lo que fue una noche llena de himnos gloriosos y melancólicos.
El jueves por la noche todos los reflectores estaban apuntando al Teatro Gran Rex, ese monumento histórico de calle Corrientes en el cual pasaron un sinfín de artistas a dejar su huella. Esta vez el turno era de Santiago Motorizado, que a eso de las nueve de la noche, apareció en el escenario con su cándida cabellera rubia para presentar El retorno y dar inicio a lo que sería una ceremonia entre él y el público, regalando momentos de nostalgia, de alegría e incluso de épica.
Como alguna vez se mostró en el ciclo musical ¡FA! con “No podrás” de Cristian Castro, Santi comenzó el show en pose de latin lover con “Soy rebelde” de Jeanette, mostrando esa ternura y cadencia especial que tiene su voz. Luego, por fin comenzaron a sonar las canciones de su último disco con “Camino de piedras” y “Google Maps”. Pero lejos de parar ahí, el artista rememoró su trabajo con Bruno Stagnaro para la serie Okupas y tocó temas de Canciones sobre una casa, cuatro amigos y un perro. “Polvo de estrellas” fue la encargada de abrir ese capítulo y con “Tanto tonto” terminó de desbordar el Rex con rock, donde la potencia de las tres guitarras al frente dejaron más de un flequillo despeinado por ahí.
Recién comenzaba el recital y la gente ya estaba adentro del mundo de Santiago. Si en la previa se sentía, ya en las primeras canciones se estaba confirmando que se iba a ver un show histórico en su carrera. Con una puesta en escena digna del Gran Rex, un juego de luces que no pararon de darle brillo al lugar y con hasta siete músicos arriba del escenario, todavía quedaba mucho viaje por recorrer. Después de “Bajo las sombras” y “El pastor me dio su mano”, Santi regaló el primer momento íntimo de la noche con “Muchacha de los ojos negros”, quedándose mano a mano con Pipe Quintans para tocar una zamba a guitarra y voz, llevando a lo más alto la idiosincrasia argentina y el cancionero nacional.
Con “Te pido perdón” como previa, lejos de escaparle al legado de su banda, Santiago sorprendió tocando “El último sereno” de El Día de los muertos de Él Mató a un Policía Motorizado, con un Tom Quintans casi levitando desde la batería, teniendo esa combinación perfecta de desfachatez, potencia y a la vez la sincronización de un reloj suizo. Después llegaría la primera invitada de la noche: Blair. Una relación que se fue forjando cuando la artista lo invitó a participar a Santi en su último disco Bar scorpios en “Hombre roto” y que ayer coronaron esta nueva amistad cantando juntos “Mil derrotas”.
La velada continuó con “Oh Dana” y “No me trates tan mal”, que sirvieron de antesala para el último invitado de la noche. Ahí, se hizo presente Dillom para rememorar el EP magistral que sacaron en conjunto con Santi el año pasado y que se convirtió en un clásico instantáneo. Con los primeros acordes de “Cirugía” sonando, el teatro se cayó abajo de la excitación de ver a dos de los artistas más relevantes de la escena musical argentina actual.
Pero otra de las cosas que marco un antes y un después esa noche fue la personalidad de Santi, no porque no la tuviera desde antes, pero ayer quedo demostrado que fue un adiós a aquel cantante de Él Mató que decía solo gracias y levantaba el pulgar arriba -no faltó su marca registrada de aprobación-, sino que El retorno liberó todo su espíritu jocoso e irónico, protagonizando sus propios videoclips por primera vez y ahora mostrando esa nueva faceta en el vivo, como se pudo ver en “Pienso en vos”, que se dio el lujo de reírse con el público de su propia canción haciendo alusiones al Día de la marmota, película protagonizada por Bill Murray.
Con un Rex completamente extasiado y con Santiago con nulas ganas que de la fiesta termine, procedió a hacer su famoso cover de “Jazmín chino” de los 107 Faunos, les recordó a la audiencia que todos somos “El gomoso” de alguien y tocó “Lo que perdí”; canción que realizó para la serie Cromañón. El momento álgido de la noche vino con los dos hits de El retorno: “La revolución” y “Amor en el cine”, tirando todo el lugar por la ventana. El cierre se lo llevo “La juventud”; donde de nuevo quedaron mano a mano con Pipe para bailar un último vals.
Con esta última, Santiago Motorizado se retiró por unos breves momentos del escenario del Gran Rex para luego volver él solo con su guitarra. Antes de seguir tocando, comentó “Bueno, ya toqué todo El retorno y las mejores canciones de mis otros discos, pero todavía me quedan canciones”. No llegó al primer estribillo de “El tesoro” que ya había lágrimas por todo el teatro, luego siguió rememorando los himnos de Él Mató con “La noche eterna”, “Diamante roto”, “El mundo extraño” y al grito fuerte de “Jennyyyyy”, finalizó el bloque con “Chica de oro”. No hubo una sola canción que no fuera cantada a la par con él por las tres mil personas presentes, y como para no, él y su banda marcaron a toda una generación desde el principio de los 2000s hasta el día de hoy.
Para finalizar lo que fue una noche de ensueño, Santi volvió a invitar a la banda al escenario y se dio el lujo de cumplir su sueño de chico y cantó “You are so beatiful” de Joe Cocker, un clásico de sus shows solistas, pero que llegó a su punto culmine en el Gran Rex, y como si fuera Frank Sinatra, cerrando el tema con un grito de “Buenos Aires”.
Así, con dos horas de show, Santiago Motorizado regaló una velada que quedará en la historia de su carrera, mostrando una vez más porque es una de las voces más importantes de toda una generación. Aclamado por artistas jóvenes, convocado por bandas históricas y con un grupo que ya forma parte de la historia de la música nacional, el techo del artista todavía está lejos y con esta presentación en el Gran Rex quedo más que demostrado.
Mirá más fotos del show de Santiago Motorizado en el Teatro Gran Rex
