El artista platense hizo, junto a invitados de lujo, la única fiesta de fin de año que nadie se quiso perder.
El año de Santiago Motorizado estuvo marcado por el lanzamiento de Súper Terror, el disco de Él Mató a un Policía Motorizado, por la gira mundial de la banda y también por su tour solista con el que recorrió Argentina, Chile, Uruguay y México. En la noche del 20 de diciembre, el artista platense le puso un broche de oro al 2023 con el primero de dos shows en el patio del Konex, debajo de las estrellas y rodeado de amigas y amigos.
Pasados algunos minutos de las ocho de la noche y mientras el público terminaba de entrar, Santi abrió el escenario poniéndole voz al clásico popularizado por Jeanette “Soy rebelde”. Su banda se hizo presente en el segundo tema, “Tanto tonto”, un rocanrol que generó los primeros movimientos entre la gente más cercana al cantante.
El primero de muchos invitados fue Vicentico, que subió a cantar “La noche eterna”. Lo siguió Feli Colina, que con su impronta reforzó el espíritu folklórico de “Muchacha de los ojos negros”, la zamba compuesta por Santi para la remasterización de la serie Okupas. Para volver a la tónica de Él Mató, se sumó Barbi Recanati a cantar “Dos galaxias”, una canción que no suele aparecer en los setlists solistas de Santi.
Otro de los invitados fue el “Gato”, vocalista de 107 Faunos, que se sumó en “Jazmín chino”, una canción hermosa de verano que maridó perfecto con la noche estrellada de diciembre. El resultado fue una versión única del tema de los Faunos, en la que se alternaron por turnos la profundidad y dulzura de la voz de Santi y el modo de cantar particular del Gato, desgarrador, imperfecto y con una cuota de esperanza escondida. También participaron en canciones de sus bandas Pablo Kemper y Nina Carrara de Las Ligas Menores haciendo “Europa”, y Julián Ibarrolaza de Embajada Boliviana con una versión de guitarra y voz de “Alguien como yo”.
“Quiero enfrentarme a todos / (y) no me importa”
Florián estuvo un rato largo junto a Santiago, haciendo mano a mano tres temas con su guitarra eléctrica, en donde se fundían la suavidad de sus voces. El primero fue “Ahora imagino cosas”, ralentizada y con una delicada alteración en la letra del estribillo. Le siguió “Más o menos bien”, versionada con dos guitarras y un riff en octavas del invitado que pide a gritos una grabación de estudio. Florián iba a volver más tarde para hacer el clásico de clásicos de Él Mató: “El tesoro”.
Volvió la banda y empezó a sonar un tema que Santi frena, para aclarar entre risas que cuando dice que entre sus películas guarda Hechizo del tiempo, debe entenderse que se trata de El Día de la Marmota, pero que tuvo que cambiar el título de la película porque no rimaba. Siguió con su repertorio de solista con “Mil derrotas”, “Polvo de estrellas” y “Amor en el cine”.
“Cuidarte siempre a vos en la derrota, hasta el final”
Las últimas invitadas fueron Nina Suárez, que aportó calidez a una versión fogonera de “Chica de oro”, que fue creciendo de a poco, como una especie de calma que antecede a la tormenta, y Marina Fages, que subió a desatar su furia a gritos en “Mi próximo movimiento”, con banda completa, pogo y descontrol.
Santi encaró hacia el final del show con un set íntimo en el que apareció sólo con su guitarra. Las luces blancas se le clavaron en el cuerpo y formaron una especie de estrella a su alrededor. Sin que se le vea la cara, pero con toda la fuerza de su voz, entonó las primeras estrofas de “Guitarra comunista”, y el público lo sintió como un regalo. En esta clave se despidió con nuevos y viejos clásicos: “Diamante roto”, “El magnetismo” y “El mundo extraño”.
Mientras afuera el clima de este diciembre final era tenso, con nubes de sospechas e incertidumbre, el patio del Konex fue por un par de horas un refugio de música, calidez y amor. Santi cerró el año cantando sus canciones más lindas con algunas amigas y amigos arriba del escenario y con centenares debajo.
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