La banda de Rosario da un cóctel de canciones confesionarias de los tiempos modernos con la sofisticacion de su sonido.
Muñecas lanzó su nuevo disco Melancolía y otros vicios modernos, un collage nostálgico de confesiones sentimentales sobre el paso del tiempo y las emociones. La banda de Rosario, tras un largo tiempo desde su último EP de 2022 Cuatro pasos del flechazo a la derrota, ya tenía al caer un nuevo trabajo largo tras Festival de sombras de 2020.
El álbum suena a un reinicio y un nuevo comienzo a la vez. Y aunque suene irónico, el sonido remite a sus primeros trabajos. Abrazan más a ese costado suyo, un cóctel que mezcla la sofisticación del pop rock con un aura moderna y actual. Tratan de ir un poco más a lo común, una idea romántica de cuando todo te sale mal y solo queda reir o llorar.
Melancolía y otros vicios modernos inicia con una propuesta liberadora para Muñecas: “Salgo a la calle por una ilusión / a tentar la suerte que más de una vez me traiciono / y es lo mismo”. Desde el comienzo se nota la intención por una producción prolija y búsqueda por diferentes sonidos. “Kit & Kat” acompaña esa pesadez de la letra en el ritmo inicial que se desarrolla en el tema: “Qué van a hacer si son así / mejor que cambiar es resistir / lo que no tiene remedio”.
“Principiantes” baja la intensidad y aporta un clima más contemplativo: ”Caminemos sin hablar / nada que decir / para qué mentir / nos conocemos”, un poco aventurera, un poco confesional, un viaje a corazón abierto al amor melancólico y a las despedidas. En contraparte está “Canción para olvidar” con esos riffs ochentosos hechos y actualizados en Rosario en este siglo. Busca ser grande con esas guitarras y los coros, más grandilocuente, un sonido épico que empuja más allá a la letra: “Sin desastre no hay amor / mi loco corazón / hoy quiere un viaje artificial / una canción para olvidar”.
“Dulce y melanco” profundiza en el concepto del disco y lo lleva a su máxima expresión. Un amor que vivió, vive y podría vivir, que habla sobre el paso del tiempo y la relación. Construyen las canciones para buscar esa explosion en los estribillos que caen muy bien: “Nena / aunque no quieras oírme / en este mundo insensible / juntos somos invencibles”.
“Barra brava de Hong Kong” y “Charlatán” muestran otros lados del disco. La primera con una producción que tira a lo electrónico y con diferentes cadencias en la voz. “Charlatán” es hasta medio cínica y burlona a la posición del personaje de las canciones confesionales: “Es que soy un charlatán / no tengo ninguna razón / es que soy un charlatán / porque casi todo tiene un perdón”. “La celebración” en su momento salió como un single que era un modo de festejo para el escucha de la banda. Una celebración, un retrato de un fin de año. Hoy es retomada para encajar en el disco. Es parte de las historias de collage de la melancolía y tristezas del siglo XXI.
Una atmósfera y una letra introspectiva lleva el disco a otro lado con “Pasajero”. Es de esas canciones de deseos y remordimientos internos que explotan en el estribillo más luminosa, más brillante, no solo en lo sonoro, sino en la como suena la voz en ese momento: “Llevó mis poemas y canciones para cambiar el mundo / y más de un dolor profundo / que calma solo cuando estas”.
“El toxi” ya desde un primer momento nos muestra un pose satírica (en el buen sentido) al uso extremo y generado de las redes sociales. Ya su voz es bastante juguetona y nos mete en esta estandarización de las identidades digitales. Para reflejar la dualidad del personaje, estas partes están representadas en los cambios de ritmos: lentos y tristes en partes a movidas e intranquilas.
Suena el final de disco con “Perder el tiempo”, basado en un piano y diferentes violines. El ritmo lento te da la pauta de que algo está por terminar. Una especie de perdón pero a la vez un cierre a todas estas pequeñas historias de la melancolía moderna: “Y si te hice perder el tiempo pido perdón / de corazón / y si salgo vivo de este lío / pido perdón / es lo que soy / y si hay mañana / te prometo será mucho mejor”
Muñecas pasan por muchos estadios emocionales en Melancolía y otros vicios modernos. Entre historias de amor, desarrolla problemáticas, dudas, y demás problemas de una parte de la sociedad moderna. Aunque abraza la nostalgia y la melancolía, es fuerza para ver el futuro, o por lo menos tratar de vivir el presente como se pueda.
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