Un Vorterix lleno latió con la presentación de “Isla de oro”, el disco más maduro y suelto de Mi Amigo Invencible hasta la fecha.
La noche del jueves 23 de marzo estaba marcada como una noche de celebración en Argentina. Lógicamente, las entradas estaban agotadas: todo el mundo quería compartir la fiesta con él -y con todos sus compañeros-, que a sus más de 35 años sigue brillando y creando cosas que nadie puede hacer. Desde temprano hubo cerveza, cantitos y gente con la remera de ellos puesta. Cuando se apagaron las luces, estaba todo dado: Mariano di Césare y todo Mi Amigo Invencible venían a reencontrarse con su gente para presentarles Isla de oro, su octavo disco de estudio.
Isla de oro es una nueva evolución de Mi Amigo Invencible, en donde conviven tan bien las notas como los espacios entre ellas, con canciones tranquilas y grooveras a la vez. “Un par de árboles” dio inicio al viaje, tal como lo hace en el disco, en un recital que se centró en los últimos lanzamientos de los mendocinos, donde cada vez exploran más los silencios y espacios.
Vestido formal y a tono de rojo y blanco como toda la banda, Mariano recién habló con el público al terminar la quinta canción “Bip-bip, no me hables”, de Dutsiland. Antes, ya había subido Diosque para cantar en “Mapa”, en una versión muy similar a la del disco. El arsenal de percusión de Leonardo Gudiño fue la clave durante todo el show para que cada tema tuviera su propio clima, algo fundamental en el esqueleto de las últimas composiciones de la banda.
Poco sonó de la etapa más rockera del sexteto, pero el setlist tenía otra finalidad. Esta madurez de la banda (que nunca abandonó el rock, hay que decirlo), comenzó entre el EP Ciencias naturales (2018) y el LP Dutsiland (2019), con tracks como “Desayuno continental”, “Piñas” o “Fósil”, que para un rockero pueden resultar tranquilos y para alguien más pop pueden resultar difíciles de digerir.
“La araña” fue el primer corte de Isla de oro y su videoclip country tuvo una versión en el escenario de Vorterix. El grupo Line Dance Club Argentina apareció en escena para replicar el baile original, en lo que fue uno de los puntos altos de la noche.
Fue el debut de varias canciones de Isla de oro, como “Brontoscorpio”, “Accidentes geográficos” y “Manto negro”, estas últimas dos con Paula Trama y Paul Higgs como invitados, respectivamente. Tampoco faltaron los clásicos como “Los pájaros”, que contó con un fragmento de “Mandolín”, de Gustavo “El Príncipe” Pena y “Máquina del tiempo”, que cerró el show antes de los bises.
Tras una breve pausa quizás sólo para ir al baño, la banda volvió tocando y cantando bien bajito “Olímpica”, que de a poco iba tomando color. El productor del álbum (que también colaboró en el tema) Martín Buscaglia apareció en escena con una camiseta del Palmeiras brasileño y grooveó al compás.
Dos acordes de guitarra bastaron para que todo el público reconociera “Noches de ciencia ficción”, la microbalada que no estaba escrita en la lista del recital. Sin dudarlo, la gente se adueñó de la canción y la cantaron solamente ellos, mientras la banda les hacía del karaoke más sentimental que puede haber.
Diosque, Paula Trama, Paul Higgs, Martín Buscaglia y todo el Line Dance Club fueron invitados para celebrar el final del show con “Freelance”. “Te das cuenta / no somos extraños / esto es amor”, cantaba Mariano mientras Paula intentaba seguirle el paso a los bailarines del country y los demás se divertían con panderetas e improvisaciones.
Como uno de los grupos fundacionales del manso indie en Mendoza, la música de Mi Amigo Invencible siempre fue compleja y difícil de discernir, quizás por ser tan pura y etérea. Si bien las potentes guitarras principales de “Gato negro pasa” de La danza de los principiantes (2015) ahora ocho años después se convirtieron en sintetizadores rítmicos en “Impecable”, la originalidad de Mi Amigo Invencible sigue intacta y parece viajar por una carretera alternativa que no se contamina por ninguna idiosincrasia musical.
