La banda tandilense trajo un segundo disco de estudio que, entre lo absurdo y el desprejuicio, dio como resultado un sonido completamente ecléctico, donde se ven todas las influencias musicales del grupo.
Falucho es una banda oriunda de Tandil, provincia de Buenos Aires. Este año lanzaron De los desprejuiciados, su segundo disco de estudio y sucesor de Departamento Global (2022). En él, y como dice el título, ponen lo absurdo y el desprejuicio al servicio de la música, trayendo un álbum con un sonido completamente experimental, mezclando todas las influencias que tiene la banda en nueve temas que ninguno tiene que ver con el otro.
“La lupa de cinema”, tema que abre el disco, va preparándote para lo que va a venir. El ambiente de la intro de la canción la genera los sintetizadores y cuando se incorpora toda la banda, ahí es donde comienza el viaje. Oscilando entre una base más popera, la guitarra dándole esos tintes de indie rock, y la aparición de Lucas Del Río en el saxo arman la base, donde luego Del Río, rememorando “Money” de Pink Floyd, con un solo de saxo único, te adentra en un mundo onírico y lleno de fantasía. Casi directo a Cinema, el bar histórico de la ciudad serrana.
En cambio, “Maribel y los extraños trepadores de álamos” rememora ese sonido clásico del rock nacional de principios de los 2000, con un interludio que se entrega a lo acústico, mientras el piano toma protagonismo y el juego de voces y coros envuelve todo el lugar, para después terminar como empezaron.
“Es mío” arranca con potencia y fuerza, casi con un espíritu punk, pero cuando aparecen los sintetizadores entran como un mensajero del futuro, avisando que se viene algo grande. Ahí, en el momento que uno menos los espera, el grupo samplea “Luna de miel en la mano” de Virus, aportando la cuota de baile del disco. En “Ibai caminando” toma el mando la voz de Santiago Margueritte, bajista de Falucho, en lo que es una composición con sonido bien indie rock, que te teletransporta a los inicios de bandas como The Strokes y Arctic Monkeys. La conexión de hermanos entre la batería de Federico Rebori levantando todo desde atrás y las guitarras de Bruno, siendo el partenaire perfecto, terminan de darle cuerpo y forma al track.
Para “Hombre blanco” se le da lugar a la guitarra criolla, comandada por Cristian Rocha, para qué guie la dirección de la canción. El ritmo le hace un guiño al tradicionalismo en Argentina, con una esencia folklórica, abrazando nuestras raíces. Y por si quedaba alguna duda de que la banda no deja nada al azar, la letra hace referencia al colonialismo que tuvieron las primeras tribus de América.
“Helena I” viene a decir “¿viste lo tranquilo y acústico de recién? Bueno, que se vaya a la mierda”. Ahí, Julian Iglesias, frontman de la banda, se desquicia para tirar todo por la ventana y traer un punk duro y puro, con un solo de guitarra magistral por parte de Bruno Rebori y con referencias futbolísticas a Marcelo Barovero y Martín Palermo. “Los duendes de los bosques disidentes de Cariló II” con la voz de Manfi, sirve como interludio para bajar la intensidad del tema anterior e ir dando paso al cierre del disco. Ya “Los duendes de los bosques disidentes de Cariló I” es una forma de Falucho de decir adiós, mostrando el largo camino que los llevo ahí, para terminar de explotar al grito de “con tu hermana” y demostrando una vez más que el rock está lejos de morirse.
Para el cierre, aún el grupo tandilense guardaría una sorpresa más, empezando “Baúl (baúl, baúl)” sampleando “Billie Jean” de Michael Jackson y haciendo una mención al recientemente elegido presidente de la república, Javier Milei. El bajo le pone el groove al principio de la canción, para poco a poco ir bajando los decibeles y despedirse al son de “Si te vas / llévatelo de acá”. Casi una forma irónica de agradecer al que llegó a esa instancia del disco.
Así, Falucho con su segundo disco de estudio da un paso enorme en su profesionalización en materia de sonido, trayendo un álbum ecléctico y marcando que en el interior del país talento, sobra.
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