Santiago Motorizado Niceto

Una noche de verano con amigos – Santi Motorizado y Tigre Ulli en Niceto

Frente a un Niceto colmado, el líder de Él Mató se presentó en formato solista repasando sus composiciones mientras que Luli Zamtlejfer tuvo su debut formal.


La amistad parece ser un valor fundamental en LAPTRA. El sello independiente, fundado a principios de la década pasada, nace “como un colectivo artístico que en determinado momento se autobautiza y crea una marca para salir al encarnizado combate de las corporaciones”, según dice su página oficial. El primer material editado fue el single de tres caras de Él Mató a un Policía Motorizado, Tormenta Roja, y desde 2003 siguieron incorporando más artistas a la compañía, como 107 Faunos, Las Ligas Menores o Bestia Bebé, quienes tienen total independencia a la hora de hacer música.

En el marco de esta familia musical, Santiago Motorizado se embarcó en una de sus esporádicas y sorpresivas fechas solistas, esta vez apostando a los porteños que se quedaron en Capital para las vacaciones. La banda de apoyo es la misma con la que ideó el soundtrack de La muerte no existe, y el amor tampoco (la película de Fernando Salem que se puede ver hoy en el Cine Helios o en el Gaumont): Mora Sánchez Viamonte (107 Faunos) en teclado, Pipe Quintans (Super 1 Mundial) en bajo y Tom Quintans (Bestia Bebé) en batería, dejando a Santiago la segunda guitarra.

Pero antes de todo esto, Tigre Ulli iba a estar abriendo la noche, en lo que sería su primer show formal, ya que el 21 de diciembre de 2019 tuvieron su primer proto debut, como contó Luli a Indie Club. La ex Ligas Menores dejó el bajo y le tomó el gusto a la guitarra eléctrica, y con ella se embarcó en un nuevo proyecto con su pareja, Tom Quintans, quien oficiaría de mano derecha en cuestiones que van desde la composición y la tocada de la batería hasta la producción de las canciones. Si bien los demás integrantes no son fijos, en esta ocasión Mora Sánchez Viamonte tocó el bajo y Pipe Quintans, la guitarra.

Cerca de las 21:15hs, Tigre Ulli salió al escenario y, sin decir palabras, arrancó una seguidilla de cuatro temas, incluyendo tres de su álbum, que saldrá en febrero y todavía no tiene su título anunciado. El cuarto fue la balada “Casas desiertas”, track de Fuego artificial (2018), segundo disco de Las Ligas Menores, grabado un año antes de que Luli anunciara su partida. La crudeza de la versión se beneficia por la falta de teclados en comparación a la original, dejando un sonido más desprolijo pero no por esto desalineado.

Luego, Luli presentó “Fotos y videos”, el único material de Tigre en plataformas digitales, que fue publicado este viernes. El track destaca por el constante repiqueteo entre redoblantes y toms de Tom Quintans y la suave voz de Zamtlejfer. En contraste con la grabación, el tema se sintió más enérgico gracias a que el tempo era más rápido y las guitarras estaban más sucias.

Para el final quedaron “Europa” y “Miércoles”, dos hits que componen la placa homónima de Las Ligas y que se ganaron un lugar incluso post separación, ya que el quinteto de Boedo las sigue tocando en todos sus recitales. La potencia de Tigre Ulli venció a los nervios por tocar frente a mil personas y la banda seguirá su recorrido el sábado 22 de febrero, cuando se presenten en La Tangente junto a 107 Faunos.

El casi enroque entre Mora (quien pasaba del bajo a las teclas) y Pipe (de la guitarra al bajo) hizo que la espera para ver a Santiago Motorizado fuera corta. El telón se levantó nuevamente y comenzó una de sus tantas canciones no publicadas, en tono bluesero y shuffleado, como si estuviéramos en un desierto o en alguna película clase B de las que disfruta el propio cantante. El chiste que Santiago perpetuaría en todo su show comenzaba con la introducción del primer cover en su set, “Jazmín chino”, de los 107 Faunos: “Esta es de mi banda preferida de todas”, declararía.

Momentáneamente, Mora, Pipe y Tom dejaron el escenario para que la intimidad se adueñara del recinto y la versión de “Yoni B” sea más del público que del compositor. Después de los aplausos más fuertes hasta el momento, el guitarrista bromeó otra vez: “Este es un cover de mi banda favorita”, y quizás esta vez fue la verdadera, ya que le siguieron los acordes de “Alguien como yo”, de Embajada Boliviana, agrupación punk de La Plata que deslumbró a Santiago Barrionuevo (quien se encontraba en la secundaria y no era todavía un “Motorizado”) y le marcó su camino musical.

Con la misma presentación jocosa sonaron “Anti-El Oso”, de Antolín e “Imágenes de amor”, de Viva Elástico. Entre medio, las canciones de su disco pirata difundido en YouTube eran nuevas perlas para los seguidores casuales pero también funcionaban como clásicos para los fanáticos históricos de Él Mató. De estos, se destacaron “Amor en el cine”, “Quería vivir en otra casa” y “Pienso en vos”.

El acto de dejar sólo a Santi se repitió en todos los temas de Él Mató. “El día del huracán”, del EP Día de los muertos (2008), fue otro punto alto de la noche. Después de “Noche spooky tropical” -cover de 107 Faunos- Santiago se despidió pero volvió a quedar solo. “Este es el último de la noche” aseguró mientras se empezó a escuchar “El tesoro”, el himno de La síntesis O’Konor (2017). Nuevamente, los gritos desamparados de Santiago se fundían con los del público, cuyo perdón por estar allí intranquilizaba a cualquiera que no conociera la canción.

A pedido del público hubo dos canciones más, también sólo a guitarra y voz. “Chica de oro” (o “Algún día Jenny”, como se la conoce en el bootleg) fue un guiño para todo fanático de la banda platense, pero lo inesperado se vivió en el final. El tradicional cierre de Él Mató, con “Mi próximo movimiento” también se replicó en Niceto. A pesar de no tener la potencia de una batería marcando el pulso ni un bajo presente y golpeador, se desató un pogo sin sentido. La gente parecía estar rellenando en su mente todos esos instrumentos faltantes con solos de guitarra y explosiones de platillos incluidos.

Desde el primero de sus dos estribillos hasta la consumación con los “pa-pa-pá” el descontrol se apoderó de Niceto para un final cinematográfico y fraterno, donde un intruso nunca podría haber entendido lo que estaba pasando. Un baile liberador para una noche de verano con amigos.

📄 Manuel Latorre
📷 Ana Rivera

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