Después del éxito de su primer disco, Heráldica, Saramalacara vuelve a un estilo más trash con “Sin mirar”.
Saramalacara saltó a la fama con “Guchi Polo” (2021), un single despreocupado y pegadizo que refleja sin demasiadas pretensiones un estilo de vida urbano. Con un sonido potente y crudo al más fiel estilo hyperpop, marcaría el camino de su primer EP, USB Idol (2021). Donde las influencias estéticas de la masividad digital, la cultura del anime y lo urbano se mezclan surge esta identidad heterodoxa y atractiva; transgresora pero de nicho.
Con el lanzamiento de sus siguientes trabajos, Eclips3 (2022) y Heráldica (2024), este sonido comenzaría a dejarse de lado en pos de experimentar con distintos géneros. De este modo su identidad terminó de configurarse al punto de verse extraña frente a sus primeros singles como “Cartoon Network” o “Water”. El recorrido, sin embargo, no es lineal y “Sin mirar” propone de alguna manera un regreso a ese origen un poco difuminado por el éxito.
Sin mirar
En una primera impresión “Sin mirar” parece querer subirse al sonido saturado y los sampleos lo-fi de la nueva camada de artistas está dando vuelta el under. Del mismo modo que los Swaggerboys (AgusFortnite2008 y Stiffy) o Josuhu Joshu explotan las posibilidades del plugg, Saramalacara recupera la tradición del soundcloud para volcarse a este estilo en auge.
Como hijo bastardo del trap, género del que Saralamacara ha intentado desentenderse en más de una ocasión, el plug pareciera un espacio ideal para la experimentación que propone la artista. Y no es de extrañar, siendo que el subgénero brota casi naturalmente de los intersticios más recónditos de internet y traslada a la música la corriente del shitposting. Antes que un manotazo, “Sin mirar” es una iteración de la artista por los espacios que reconoce como propios.
Así y todo, “Sin mirar” no deja de pertenecer al universo de Saramalacara. Persiste esta dinámica algo incómoda entre la potencia de un sonido que pasa sin pedir permiso y la vulnerabilidad de unas letras que se permiten fragilidad. Detrás del choque de los bajos saturados no deja de repetirse “Si me tiene mal, si me tiene sad / con una mirada quedo fuera de lugar“. Como insistiendo en esa debilidad frente a la mirada del otro, la única solución que halla es cerrarse: “Los porros los armo sin mirar“.
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