El nuevo álbum de estudio de la banda rosarina fusiona diversos géneros que convergen en un pop que parecería no terminar nunca.
Suave Lomito tiene trayectoria. Son producto de una Rosario del 2019 con un movimiento cultural activo en bares, jams y eventos que nuclearon a artistas de todo tipo, bandas, amigos, colegas. Para finales de marzo de este año lanzaron Sortija, su primer disco de estudio que promete calar profundo en la jóven historia de la banda. A Sortija le antecede Lomitology, un EP grabado en el año pandémico, y una sesión con BRODA un año después que se puede ver en YouTube. El grupo está conformado por Franco Amherd (voz y teclados), Juan Welti (bajo) y Gabriel Rosignoli (batería).
En Suave Lomito hay humor. “Pop progresivo, corta”, detalla la descripción de la banda en Spotify y resume la combinación de géneros y estilos que se escuchan en cada canción. En el visualizer del disco, hay mucho juego también: fútbol, las escondidas, una calesita que nunca para, básquet y las bochas, un algodón de azúcar y andar en bici por el parque de Rosario. Ni siquiera el título se salva: Suave Lomito encuentra en lo lúdico un lugar para ser y estar. O para resistir, también.
Hay un ida y vuelta entre la niñez y la adultez, entre dos mundos que se encuentran solo para diferenciarse. En su portada, una niña con una espada de globo apuntando a una mujer de mayor edad que sentada espera su destino final: “Me viste crecer y yo a vos / empieza a doler saber que no somos los de ayer”, suena en “Schumacher”. La infancia es una respuesta para la banda: “¿Hacia dónde vas? / ¿de qué te escapás?”, en “Sentís el peso”.
Con Sortija, Suave Lomito apuesta a algo más. Una suerte de compromiso que requiere volver a los inicios, capaz buscar en esa infancia, pero en principio, volver a escuchar: Hay otra forma de arrancar de nuevo y empezar / a ver hacia qué corremos / adonde va. ¿Acaso habrá otra forma de empezar de nuevo?
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