El grupo de California volvió a Argentina para repasar toda su carrera cimentada en los ruidosos e imperfectos noventas.
En 2010, Pavement, que había evolucionado su sonido slacker en cinco discos durante los noventas y se había separado justo antes del 2000, se volvía a reunir tras el abrupto corte de su líder, guitarrista y principal compositor, Stephen Malkmus. Ese mismo año, sin poder congeniar nuevamente, se separaron después de su segundo show en nuestro país. Tras una vuelta pospuesta por la pandemia, los estadounidenses se juntaron otra vez en 2022 y para 2024 apostaron por una gira sudamericana, que los llevaría al Complejo C Art Media, con una ambición mucho mayor que en sus dos fechas anteriores en La Trastienda.
Los encargados de abrir el show en Chacarita fueron los platenses de 107 Faunos, quizás la más exacta transmutación argentina de Pavement, continuando con su sonido despojado, fuertes guitarras y canciones simples. Si bien los Faunos recién sacaron Vandalismo comparado, tocaron un compilado de sus seis discos de estudio, con pausas para agradecer la invitación de los californianos: “Ahora viene la mejor banda del mundo”, repitió varias veces el Gato Ripoll.
Listen to me / I’m on the stereo
Sin hacer gala de su puntualidad, Pavement pisó el escenario 21:30 y la voz cantante fue Scott Kanenberg, el otro guitarrista y compositor, que en cada álbum del grupo dejó una joya propia. “Kennel district” abrió la noche con su tono entre noise y britpopero para dar paso a dos de las más esperadas: “Silence kid” y “Stereo”.
Pavement siempre tomó el camino que ellos quisieron. Hicieron de un sonido lo-fi, desprolijo y relajado su marca: parece que cada mínima desafinación le queda mejor a la canción que algo perfecto, porque la búsqueda va por otro lado. Las letras irónicas y a veces absurdas de Malkmus le quitan todavía más solemnidad a la banda, algo que hasta puede verse representado por la puesta en el escenario, donde el cantante se posiciona a un costado en vez de estar en el medio.
Aunque el público (y especialmente en Argentina) no necesite un arengador, está Bob Nastanovich. A veces como apostilla a la batería de Steve West, y otras gritando y armonizando, el histórico del quinteto se movió por todo el escenario como un animal en cautiverio. Mark Ibold en bajo termina de conformar la formación clásica, que tuvo como sesionista a la tecladista/percusionista Rebecca Cole.
I was dressed for success / but success it never comes
El otro costado de Pavement son las baladas climáticas y también ruidosas, algo difícil de combinar, como “Starlings of the slipstream” o “Transport is arranged”. En las más calmas, aparecen letras tan mundanas como cariñosas, como en “Here”: “I’m the only one who laughs / at your jokes when they are so bad / and your jokes are always bad” (Soy el único que se ríe / de tus chistes cuando son malos / y tus chistes siempre son malos).
El mejor ejemplo de todo esto es “Type slowly”, densa y asertiva, pero también punzante y fría, suspendió en el aire al Complejo C por sus más de seis minutos, con una outro larga e improvisada, que tuvo un pasaje del solo de “All apologies” de Nirvana. Para volver un poco al absurdo, Malkmus luego presentó a la banda cambiando sus nombres por tenistas argentinos.
Slanted and enchanted (1992), su crudo y noise álbum debut, llevó las riendas del setlist de la noche, con “Perfume-V” y “Summer babe” como estandartes, que se vieron beneficiados por el sonido y la madurez sonora del grupo. Su evolución sonora siguió con la trilogía de Crooked rain, crooked rain (1994), Wowee Zowee (1995) y Brighten the corners (1997), donde limaron ese lo-fi y lo adornaron con calidez y una mejor producción. De la mano de Nigel Godrich, el “sexto miembro de Radiohead”, Terror twilight (1999) ya suena mucho más consistente y con más capas sonoras.
Goodnight to the rock and roll era
Aunque suene raro, TikTok también tuvo su injerencia en esta vuelta a los recitales. “Harness your hopes”, editada en el EP de 1999 Spit on a stranger, pero grabada y desechada para su cuarto álbum, tuvo una segunda vida gracias a la aplicación china. De repente, gracias a la magia del algoritmo, miles de chicos y chicas que no habían nacido cuando la banda se separó estaban creando un trend y bailando uno de los versos. “Harness” fue de los más agitados del show, representando lo que muestra Spotify: es su canción más escuchada, con 147 millones de escuchas (más de tres veces la cantidad de la segunda).
Y esa segunda canción fue la que más se hizo desear. En cada espacio entre tema y tema se podía escuchar los “Uh, uh, uh, uh, uh-uh” de la gente que pedía “Cut your hair”, el ¿éxito comercial? que tuvo Pavement en su época. En la vuelta de los bises, después de la cristalina “Grounded”, “Cut your hair” sacudió a todo el Complejo C, que tuvo como fin de set a “Box elder”.
El show de Pavement en el C Art Media fue un respiro en la música de hoy. Sin metrónomo, sin baterías cuantizadas a la grilla, sin autotune (ni a propósito ni para esconder afinaciones), con guitarras que a veces estaban muy altas, Pavement recordó que hay un público al que le gusta lo incómodo, lo sucio y lo difícil de digerir.