El power trío volvió a Niceto Club para dar un show a pura adrenalina con localidades agotadas.
Por más que se repita hasta el cansancio no deja de ser verdad: Mujer Cebra es la banda del momento. En la noche fría del sábado, Niceto Club hospedó a una multitud que se encendió al calor de un show de películas. El trío referente del nuevo rock alternativo desplegó un setlist que penduló entre canciones de Mujer Cebra (2021) y CLASE B (2023), sus dos discos de estudio.
La noche empezó a sonar al estilo de Niña Lobo, que trajeron directamente desde el Uruguay canciones de indie rock, con influencias platenses y una dulce melancolía montevideana. Tocaron varios hits de la banda como “Domingo”, “Jaime R.” y “Hilary D.”.
Se cerró el telón y la gente empezó a arengar, pidiendo por Mujer Cebra. A los pocos minutos se volvió a abrir para que suba al escenario Pato (García Seminara) y empiece a tocar la batería fuera de sí. Rápidamente se sumó el resto del power trío para arrancar bien arriba con “Adrenalina”. Siguieron con “El veneno” y “De películas”, donde un público ya totalmente conectado coreó sobre el final el riff de la guitarra.
La banda siguió subiendo la apuesta de intensidad con “Fantasma”, y la respuesta del público fue estallar con este nuevo clásico de ritmos rápidos y melodías desgarradoras, con una carga en el final del estribillo que invita al descontrol. Lo mismo pasó con “XXYY”, que terminó con un bis de Santi (Piedra) repitiendo solo “una parte mía muerta se despierta hoy”, a la par de que algo se terminaba de despertar en un público que giraba extasiado, cada vez más rápido, como un tornado rabioso del que nadie quiere escapar.
Cerca de la mitad del show la banda metió al hilo tres temas de CLASE B: “Y no me digan nada”, “Nadie va a decidir por vos” y “Nuevos miedos”. Entre canciones del último disco se coló “Verano (Sin personas)”, a la que le siguieron “Esperando solo” y “Donde termina el silencio”.
El trío bajó los decibeles por un momento con “El fuego es para quemar”, pero fue solo para tomar carrera. Los Cebra encararon el final con “Ahora sí”, momento en el que la locura se desató arriba y abajo de las tablas, y siguieron en la misma línea con “SEISDIECISIESTE”, “Invisible” y “Salto”, cerrando bien arriba una presentación de antología.
Cuando empieza a tocar Mujer Cebra se forma una nube que recibe energías de distintos canales. Una angustia iracunda, una melancolía invencible y una esperanza modesta chocan en el aire y se van acoplando, encontrando cada una su lugar en la canción. La nube descarga en los estribillos y da lugar a una marea humana que crece abajo del escenario y que persigue como un imán el climax del rock and roll. Eso pasa entre Mujer Cebra y su público.
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