La celebración del under volvió a abrir sus puertas llenas de explosividad, potencia y sentimientos.
El nuevo under vuelve a tener su cumbre gracias al Festival Nuevo Día. Esta vez fue en la ciudad de La Plata, luego del anterior en Vorterix, escenario que se trasladó para esta ocasión al Teatro Opera.
Como ya parece ser un denominador común para este festival, el día tenía un ambiente lúgubre pero sin lluvia en esta ocasión. Pasadas las 18 hs la gente que estaba haciendo la fila se preparaba para ver a las bandas que tenían en sus remeras.
El primer acto lo encabezaron los Delfines Entrenados para Matar, banda local que ya cuenta con un recorrido y un estilo muy marcado. Comenzaron la velada con mucha energía, con canciones que incitan al baile y un ritmo frenético. Mucha ayuda del vocalista, Marcial Cambi que no paró un segundo de recorrer el escenario mientras interpretaba.
Repasaron su último trabajo, Insolación (2020), así como los diferentes sencillos sacados hasta la fecha. A destacar: el inicio con “Insolación”, la gran “Ibuprofeno 600” -cantada por el público- y finalizando muy arriba con “Cafeína” al canto de “Delfines que están entrenados para matar”.
Luego de un impasse corto entró Dum Chica, por un momento en el lugar se abrieron las puertas del infierno. Con Juana Gallardo (bajo) y Ramiro Pampín (bateria) ya en el escenario, Lucila Storino (voz) entró al escenario con toda su fuerza y carisma al grito de “¡RA!”.
La gente bailaba al ritmo del bajo y la batería; los pases de “Ey ey”, “Veneno” y “Nuevo stone” fueron los que más conectaban entre banda y público y los ponía en esa sintonia. Por momentos, el agite lo llevaba Lucila con sus sonidos y guturales.
Como regalo en el setlist incluyeron la reconocida “Fuegos de octubre” de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. Canción ya tocada por la banda hasta en terreno platense, pero que siempre es un mimo para la locura del público. Los momentos de descontrol siguieron con “Gratis”, “Terremoto” y “Virna”, donde se combinó pogo, manos al cielo y baile. Estas canciones ya se convirtieron en clásicos para el público.
Volviendo a la tierra, llegaron Mora y los Metegoles para hacernos volar con sus guitarras, con algunos problemas técnicos que no opacaron la gran actuación que tuvieron. Un saxo acompañó “A 100 en bajada” y “El rayo”, que llevó al público a otro plano.
Con una lista de canciones muy completa, repasaron desde su EP homónimo, pasando por su disco debut Dejen dormir y completando con su última placa, Suerte.
Gran momento en “Gran remera”, donde se acompañaba a la letra (“Una gran remera / que las mangas me toquen los codos / que nada me ponga incómoda de más”) con aplausos al compás del ritmo por todo el teatro. Para cerrar, invitaron a Ramiro Pampín de Dum Chica a tocar la guitarra en la frenética “Semáforo”, canción que hizo saltar acompañado por pelotas de globo que tiraron desde el escenario para embellecer la fiesta.
Después, la noche se envolvió en la puesta teatral de los Buenos Vampiros. Esa melancolía reflejada en sus letras hace un hermoso contraste con el agite de sus canciones en el público.
Clásicos para el círculo cómo “Desmotivada”, “Momentos” y “El perro”, estas canciones siguen demostrando lo vigentes que siguen sus primeros dos discos. Además, hubo un regalo para sus seguidores: tocaron un tema que será parte de su próximo trabajo.
La siguiente parada fueron los 107 Faunos. Los locales, que estuvieron dos años sin tocar en La Plata, volvieron con muchos clásicos y un show a puro color y emoción.
Canciones que marcaron a generaciones que se encontraron en el pogo. Himnos gritados como “Pico tres” (“Entró al gimnasio de / la UNLP / donde había baile / cruzó la cancha de básquet / persiguiéndote / Metió un triple y mató a tres / de los populares”), y con flores entregadas al público y espuma en “Jazmín chino”. Los Faunos se retiraron con el clásico “Pequeña Honduras”, aplaudida y coreada por todos en el teatro.
Llegó el momento de la adrenalina, Mujer Cebra es posiblemente la banda del círculo con más convocatoria y representativa. Su canción “Ahora sí” replica perfectamente este Festival Nuevo Día: “Ahora sí creo que algo nuevo crece / ahora sí veo que me perdí en el trance”.
Comenzaron con su nuevo tema publicado del próximo disco, “Y no me digan nada”, dejando en claro que querían empezar muy arriba la presentación. La explosión que generan en el público sumado a la intensidad que manejan arriba del escenario dan como resultado un cóctel perfecto.
Con canciones del primer disco que ya están en su pico como “Verano sin personas” y “XXYY”, la banda también presentó un tema nuevo de su próximo LP. También mostraron momentos de mucha fuerza en canciones como “SEISDIECISIETE” y cerraron con “Otro lado”.
Llegó el fin de la noche y la previa empezó con la típica entrada de Bonnie Tyler “It ‘s A Heartache”, acompañado por el cántico futbolero “Jugadore”. Los Bestia Bebé entraron con un solitario Tom Quintans interpretando de una forma muy personal “Luchador de Boedo”.
Esas canciones con espíritu de cancha del cuarteto porteño que son siempre alentadas, fogueadas y acompañadas del agite de los brazos como “Antártida Argentina” y “Wagen del pueblo” también fueron parte del setlist.
Con la frase “Cómo es un festival de amigos, invitamos a tocar a algunos”, Tom dio pie a que en “Sabés!” invitaran a Mora Murguet a tocar la batería y en “Hasta siempre amigo” a Irina Tuma, ambas pertenecientes a Buenos Vampiros.
Clásicos antiguos como “Lo quiero mucho a ese muchacho” y “Omar”, otros más nuevos como “Un documental sobre mí” fueron los grandes momentos de la noche. Llegando al punto final empezaron a regalar remeras desde arriba de escenario y terminaron con un clásico para La Plata y la banda tocando “No tengo nada”, de la banda local Embajada Boliviana.