La cumbre de under fue provisionada por este grupo de músicos rebeldes que con sus reglas cambian la forma de ver, hacer y escuchar música.
Con el diario del lunes será fácil juzgar si lo ocurrido en Vorterix fue un suceso o solo una escala para que esto ocurra. El relato de lo vivido da la sensación de que el under retoma su protagonismo perdido previo por hechos como Cromañón o la plasticidad de la era mainstream que impone músicos como productos según su estética.
La tarde lluviosa poco importó para que previo a las 16 hs la gente ya hiciera fila y tomara posición cerca de la valla. A pesar de la hora y del largo turno para quienes ingresaban puntual, Revistas, la banda avellanedense, tuvo un gran público que agitó y coreó cada y uno de los temas.
En un repaso por su sencillos y su disco Drama, lo destacado fue “Polución” y “Elefante”, apertura muy rockera, con punteos pesados y una batería impecable. Revistas posee individualidades que congenian a la perfección y esto llena de virtudes a la banda, un sonido duro pero limpio. Como comienzo, dejaron la vara muy alta para lo que venía, entre ansias y manija por seguir un poco más.
El acto siguiente fue protagonizado por El Club Audiovisual, con un público específico que copó la sala minutos antes de la presentación al grito de “Ole ole ole ole, El Clú, El Clú”. Intimo y popular, así fue el show. Con el comienzo de “Cosas” hacia la “Quietud” de menor a mayor, con mucha actividad de la gente.
Un punto alto fueron los pogos de la gente, en “Cuando dormís”, que con algunas dificultades de sonido pudieron hacer de igual forma el tema reemplazando la base de sintes con el coro de la gente, un momento espectacular que conmovió a la banda. Para cerrar metieron un clásico de prepo y casi en homenaje: “Sábado” de Él Mató. No veo necesario decir que fue de lo más pogueado de la tarde-noche del domingo.
Así se nos iba el segundo acto, para luego irnos de viaje con las Fin del Mundo, visuales y luces en juego con las sensaciones que quieren transmitir. A pesar de ser canciones más tranquilas con escenarios imaginarios como “El fin del mundo” o “El próximo verano” también tuvimos pogo y abrazos en “La noche” y “El incendio”. Tuvimos, además, la suerte de presenciar un tema nuevo con el sello distintivo del cuarteto con aires patagónicos.
En este punto es pertinente hacer un paréntesis para describir la cantidad de gente que colmó el Teatro. Lejos -por horarios ya que nos encontrábamos cerca de las 18hs- de los platos fuertes, Dum Chica llevó a esta camada de chicos atravesados por el punk y post punk.
Es absurdo el crecimiento de Dum, aunque analizando lo que representa, el trío encontró mucho más que un público, si no también, un hueco donde nadie se metía. La fuerza y disrupción tomó por un momento el lugar, un bajo potente y preciso es la clave, la que le dice a la gente como y cuando saltar, bailar y poguear.
Con un set completísimo pudimos agitarnos desde el comienzo con “Ey ey” seguido de “Veneno”. Unificando el público en una pelota de gente con distintos estilos saltando al grito de “A tu nada mama papi / a mí chas y ahí me fui” cuando suena “Figuritas”. La tarde-noche siguió para finalizar con “Virna” y una explosión de energía liberada y recibida por los jóvenes que se encontraban en trance. A partir de este momento la noche se volcó hacia el frenesí. Banda tras banda, con poco intervalo entre sí, nos hicieron vibrar.
Los siguientes en subirse fueron los Buenos Vampiros, el conjunto marplatense tocó una prolífera y envidiable lista. “14 de febrero” fue la elegida para abrir el telón del teatro, con quizás, una sala llena hasta los bordes, donde se encontraban las barras tenía gente saltando y cantando los temas de los Vampis.
Con las voces de Irina y Nacho fuimos testigo de una catarata de hits y temas muy queridos por el público en general, “En la arena”, “Desmotivada” y “Momentos” fueron los primeros regalos que nos dieron. Eufóricos, melancólicos y alegres nos mantuvieron los Vampiros. Un público que a modo de juego pero de reconocimiento saludaba a Irina por su cumpleaños, casi tema por tema se escuchaban los gritos solitarios.
La lista continuó al igual que los pogos y mosh de quienes caían pasando la valla. Unos de los momentos altos fue cuando cantaron “El perro”, el salto era casi coordinado con la batería imparable de Mora, a esto le sigue espacio un poco más tranquilo pero de mucha atención al interpretar “Me paralice” de la voz profunda de Ignacio. El final, al igual que todo el reci, estuvo bien arriba, “Todo el mal” hizo explotar el Vorterix de aplausos y coreos festivos.
Poco antes de las 21hs, no había más lugar para moverse, la sala y sus costados estaban repletos de remeras negras o blancas con los nombres de las bandas: Revistas, Dum Chica, y la clásica de Mujer Cebra, quien estaba ya subido aguardando la apertura del telón.
Al momento de abrirse las cortinas la gente explotó entre gritos y aplausos, el crecimiento de Mujer Cebra es increíble y este lugar les quedaba chico. Con un comienzo un poco más melódico, su show fue de menor a mayor con pequeños intervalos.
Un momento que pareciera tranquilo en los papeles fue tomado por la manija por la gente en “No te duermas” la gente previo al estribillo ya tarareaba el ritmo de la guitarra, luego siguieron temas como “De película”, “Ahora sí” entre otros.
Quizás uno de los momentos más destacados de su presentación fue el estreno de un tema nuevo con la intro de Santi “Bueno, Festival Nuevo Día, nuevo tema” e hizo sonar lo nuevo y melódico de Mujer Cebra y con la etiqueta de ellos en cada acorde.
También hicieron un cover, corto y en solitario de “Verano falta” de Prietto Viaja al Cosmos con Mariano, banda que pasó a un segundo plano de la escena indie por hechos de público conocimiento. Traído nuevamente de forma artística conmemorando una época de los inicios del indie nacional.
Temazos sonaron como “SEISDIECISIETE” que no hizo esperar el agite de la gente al canto de “Esta mañana ya no puede salvarme / y yo no creo que vos quieras sangrar de amor”. El estilo post punk tan característico entre el público, con su estética particular de la nueva era reviviendo influencias, eran decoradas por los aclamados temas de Mujer: “Verano (sin personas)” o “Ahora sí”
La noche se fue afianzando en certezas: no era una más y todos los presentes tenían un compromiso, una especie de responsabilidad. Para cerrar el festi, las encargadas eran Las Ligas Menores, las afianzadas y de mayor recorrido, actuaron un poco de madre y otro de mentor.
Con una lista llena de éxitos que tenemos siempre en la memoria, el último acto comenzó con una ebullición del público desde el primer punteo de “Renault Fuego”, ya sumergidos en el mar de gente el grito unísono cantaba: “Un sweater violeta / y un pantalón de corderoy / la pasó a buscar en su / nuevo Renault Fuego”.
Sin respiro siguió “El baile de Elvis” con pogos y mosh, gente organizándose para abrir la gente para hacer más épica la noche. Le siguieron “Hoy me espera” donde Pablo se gana sus aplausos y además bajamos un cambio con respecto a los temas anteriores. Duraría poco, ya que cada tema es un himno para cada uno y se vive como tal, “Accidente” comienza tan particularmente que con el primer acorde la gente comienza a saltar, empujar y gritarse los unos a los otros: “No te das cuenta que / hoy te necesito”.
La calma vino con “En invierno” y “Luces y carteles”, plasmando un momento de intimidad y un imaginario colectivo que lograron en su disco Fuego Artificial. Culminando la noche escuchamos covers de los Pixies y Punsete, el primero grabado en un disco tributo a la banda estadounidense llamado “Todo lo que pienso hoy” y el segundo -cover conocido de recis-, “Mabuse” excelente versión de la banda española.
También tuvimos una versión íntima de “Mis amigos” con luces bajas y una Ani protagonista. Otro punto a resaltar, como si fueran pocos, es la invitación de Santi (Mujer Cebra) para “Ni una canción” donde la descosió y lució sus mejores aptitudes. El cierre clásico “De la mano” terminó por estallar Vorterix y acabó con los integrantes de Las Ligas saludando y repartiendo las listas de temas.
Cuando terminó todo, en el público había miradas de satisfacción, remeras sudadas y pegadas, amigos abrazados y una sensación de haber logrado algo, sensatamente sin saber qué. Pero se sintió el “This is history, right here, right now, this is history” de Noel Gallagher en Knebworth haciendo partícipe a la gente del hecho.
Las nuevas generaciones tienen mucho que aportar todavía, en menos de un año tuvieron un crecimiento exponencial y que obligó a los distintos escenarios a darles un merecido lugar. El Festival Nuevo Día tiene en agenda una nueva fecha en los meses próximos, pero esta vez en La Plata, cuna de la primera generación del indie y que esperemos, sea otra fecha inolvidable.
loco alguno tiene el logo que pusieron los pibes de mujer cebra de fondo?