Kendrick Lamar explotó el estadio de River Plate

El rapero regresó al país luego de seis años y en el marco de su “Grand National Tour” regaló un show contundente y explosivo, demostrándole a las miles de personas por qué es uno de los estandartes más importantes del hip-hop y rap de la actualidad.

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El sábado, a pesar de la inminente tormenta, miles de personas se congregaron en el Estadio de River Plate para ver al exponente más importante de la escena del rap y el hip-hop de los últimos 20 años: Kendrick Lamar. Pero antes había que calentar el escenario, y para eso se hicieron presentes CA7RIEL & Paco Amoroso, que lejos de ser menos, vinieron con el show del “Papota Tour” completo. 

No faltaron los clásicos de Baño María y que se terminaron de afianzar con su mítico Tiny Desk como “Dumbai”, “El único” o “Baby gangsta”, el repaso por su último EP Papota con “#Tetas”, “El día del amigo” e “Impostor” y remantando la presentación con sus hits más viejos entre los que sonaron “Ola mina XD”, “A mí no” y “Cono hielo”. Juego de luces, fuego y con su carisma de siempre, el dúo demostró que no eran teloneros, solo que tocaban antes. 

Pero a pesar de que la gente estaba gozando con el grupo argentino, todos sabían que habían venido por otra cosa. Ahí, con las primeras frases en español de Deyra Berrera sonando de fondo, apareció Kendrick Lamar para abrir el show con “Wacced out murals” de su último disco GNX (2024). El rapero iría subiendo la intensidad a medida que avanzaba el show, pero el primer acto se trató de él solo con sus barras, demostrando que no necesita baratijas alrededor para hacer lo suyo. 

Siguió pasando por su último disco con “Squabble up”, revivió a Mr. Morale & the Big Steppers (2022) en “N95” y rememoró el histórico disco To Pimp a Butterfly (2015) -álbum considerado como uno de los mejores de la historia del rap y el hip-hop- en “King Kunta” para finalizar con la primera parte de “TV off”. 

En el segundo acto, la puesta aumento considerablemente. Con más de ocho bailarines y una escalinata, Lamar revivió el confrontamiento histórico con Drake en “Euphoria”, revivió DAMN (2017) con “Humble” -uno de los más coreados de la noche- y aprovechó para rememorar Good Kid, M.A.A.D City (2012) con “Backseat freestyle”, “Swimming pools” y “M.A.A.d city”, siendo “Family ties” su feat con Baby Keem en The Melodic Blue (2021) como la frutilla de postre y mostrando al rapero repasando su discografía completa. 

Hay que hacer un apartado para la narrativa del show y el montaje de alrededor. Con distintos fragmentos de videoclips y una falsa entrevista, el artista combinó poesía, crudeza y una visión profundamente personal que lo ubica como uno de los mejores cronistas de nuestra era. Además, lo acompaño con una puesta plagada de fuegos artificiales y un fuego salido de la boca de un dragón que representaba a la perfección lo que Lamar y el público estaban sintiendo en ese momento. 

Llegando al tercer acto y con el final cada vez más cerca, hubo un parate necesario en “Love.”, uno de los momentos más íntimos de la noche. Luego, Kendrick combinó “Count me out” con “Bitch, don’t kill my vibe” para terminar de explotar todo el estadio de River Plate con “Money trees” y “Poetic justice”. Si con las barras y las bases llenas de samples no alcanzaba, detrás de Lamar se apareció el mítico Buick Grand National ’87, el auto que inspiró el título de GNX y modelo está atado a su historia cuando su padre lo llevó a casa desde el hospital en uno igual, mientras sonaba Big Daddy Kane.

Pero todo lo bueno en algún momento tiene que terminar y Kendrick para el final no se guardó nada. Cantó “Luther” como previa a uno de los momentos más esperados de la noche: “Not like us”, himno que se convirtió en una catarsis colectiva de 65.000 personas saltando al unísono, generando uno de los momentos de mayor voltaje de la noche. Se despidió con la segunda parte de “TV off” y “Gloria”. Pero mientras lentamente se iba bajando el telón, Lamar tenía unas últimas palabras para el público argentino en el estadio de River: “I promise I’ll be back”, dejando un silencio reverencial antes de la ovación final.

Kendrick Lamar es sinónimo de rap. Es uno de los artistas más influyentes del género de los últimos veinte años y con discos como DAMN. y To Pimp a Butterfly dejó una huella para la eternidad. Hoy, lejos de quedarse quieto, sigue revolucionando el hip-hop contemporáneo y con su show en River demostró una vez más porque es uno de los más grandes.

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