El quinteto porteño se presentó en el venue ubicado en el barrio de Retiro y repasó todo su repertorio en lo que fue un show que quedará marcado en la historia de la banda.
El sábado por la noche el Teatro Coliseo se vistió de gala para recibir a Isla de Caras en su show más grande hasta el momento, en el cual el grupo pudo cosechar todo el éxito que vienen arrastrando desde el año pasado con el lanzamiento de Gran Turismo, su tercer disco de estudio. Cerca de las 21.20 entraron los cinco trajeados al escenario y dieron inicio a una velada que quedará en la historia de la banda.
Abriendo el show recitando “Nena” y con todos los reflectores apuntándolo, Lautaro Cura comenzó lentamente a esbozar la letra de “Mi droga favorita”, dando comienzo a la fiesta que habían preparado para su público más fiel. Enseguida se sumó el resto de la banda y mostraron que detrás de toda la preparación y el circo que hay detrás de espectáculos como este, siguen manteniendo el mismo espíritu: un grupo de amigos que hacen música por pasión y diversión.
Con “Mi defecto” ya terminaron de aclimatar a la gente y mostraron que para la ocasión vinieron con equipo completo, siendo hasta nueve músicos arriba del escenario, y donde en “Todo esto es nuestro” el saxo empezó a brillar desde el fondo, aportando calidez y sensualidad al Coliseo. Luego siguieron con “Discoteca” y sin olvidarse de los discos que los llevaron a lo más alto de la escena, comenzaron a repasar Una caricia (2021) y Chango (2018) con “Partenaire”, ya un himno de Isla, y “Nada acá” con Panchito Villa yendo al frente y parándose como un guitar hero, regalando un momento lleno de épica y rock.
Siguieron repasando su discografía con “Todo el universo”, “Como si” y “Adolescente” para después crear un ambiente más íntimo con toda la banda sentada, regalando una versión cargada de emociones de “Un planeta aparte” donde el sonido del saxo generaba ese mismo sentimiento que el de “Careless whisper” de George Michael.
Ya para esa altura todo el Coliseo estaba entregado a Isla de Caras, metiéndolo desde el minuto uno en el mundo de fantasía que habían creado para una velada única e irrepetible. Ahí sacaron las sillas y cantaron “Una caricia”, uno de los éxitos más grandes la banda y que fue cantado casi como un mantra. “Una caricia / un mensaje del cielo / que te diga te quiero / cuando pienses en mí”, resonaba hasta en el último pasillo del teatro mientras se podía ver una mezcla de emociones rondando por el aire. Desde parejas abrazadas cantando juntos hasta algún romántico empedernido que solo podía pensar en ese amor que ya no está.
Isla de Caras también aprovechó esta oportunidad para tocar “Corazón extraño”, su último single en colaboración con Juliana Gattas y Diosque. Siguieron con “Idiota” y el momento retro se lo llevó “Latas de cerveza”, rememorando sus canciones más viejas y llevándolas a lo más alto de la escena porteña. Para “Terca” ya todo el público se había levantado de sus butacas. No alcanzaba con solo estar sentado disfrutándolo, había que bailar y moverse a la par del grupo.
Para ir cerrando lo que fue una noche de ensueños, Isla de Caras tocó “Trampas” y “Despacio”, yéndose uno a uno del escenario y recibiendo cada uno su merecida ovación. Volvieron para finiquitar con “La piedra” y “Tu forma de decir adiós”, el cual se ha convertido ya en el clásico final de los shows de la banda.
Así, Isla de Caras culminó una etapa y da paso a lo nuevo, despidiéndose de su público con un recital que no le faltó nada y que los termina de consagrar como una de las bandas más importantes de la escena indie nacional. Ahora, el grupo se aislará por un tiempo para dedicarse de lleno a lo que será su cuarto disco de estudio y que abrirá una nueva etapa para el quinteto porteño.