Luego de su última edición en 2017, el reconocido evento del sello Laptra regresó a la escena porteña con doce bandas para ofrecer una diversidad de propuestas de rock alternativo.
La alegría de volver
Otros tiempos, mismo espíritu. Los siete años de distancia desde la última presentación del festival de indie platense no hicieron perder la esencia de un encuentro musical caracterizado por el asociativismo entre las bandas organizadoras, en el que la cultura y música emergente sigue logrando convocar a grupos variados. La tarde soleada acompañó la propuesta para que la gente comenzará a acercarse desde temprano al patio del Konex, y entre charlas y alguna cerveza, esperaran a que las bandas hicieran su aparición. El festival se organizó en los dos escenarios del lugar para evitar superposiciones con el horario y facilitar el desplazamiento del público.
De manera puntual, el primero en salir al escenario Tigre (afuera) fue Javi Punga con su banda. Con alegría y actitud, tuvo el gran desafío de empezar a reunir a la gente que seguía dispersa. Contó con dos invitadas en el escenario, dejando un momento divertido usando su máscara de lucha libre. Seguido, Reno abría el escenario Laptra (adentro) con un sonido fuerte y distorsionado para repasar sus canciones en un formato batería, bajo y dos guitarras, mientras unas visuales de anime recorrían la pantalla trasera.
La tercera propuesta estuvo a cargo de Antolín, que además de presentar parte de sus canciones, anunció el lanzamiento de su nuevo trabajo, “Condenados al Siglo XX”, aprovechando la edición para compartir algunos adelantos y cerrar con un formato acústico y solista. Rápidamente, de nuevo hacia adentro. Un sonido synthpop empezó a expandirse por el lugar cuando Media Hermana, el dúo integrado por Raquel Luco en voz y sintetizadores y Henry Navia en guitarra y programación, inició la cuarta propuesta de la tarde.
Con el atardecer la gente llenó el Konex
Para las ocho de la tarde, era el turno de 107 Faunos. Con flores en el escenario y aplausos del público, la banda hizo un repaso de sus distintos álbumes empezando por “Pequeñas Honduras”, “Recuerdos ya” y “Cosas caras rotas”, en las que la gente saltó el primer pogo de la tarde. La melodía de “Movimiento de las montañas” le dio un gran aplauso a la banda, que luego continuó con “Bar de playa”, “Neón en la selva”, “Pico tres”, “Besar la medallita” y “Geometry Dash”, un repertorio variado. Con las últimas canciones, la banda eligió “Muchachita”, “Transparente” y “El óxido sonoro”, para finalmente cerrar su propuesta con “Jazmín chino”. El festival seguía disfruntando con la participación de Koyi, un pilar del sello Laptra, que repasó parte de su repertorio y dejó entusiasmados a sus seguidores con adelantos de su próximo trabajo de estudio.
El momento esperado de la jornada se reflejó en la emoción del público a la salida de Santiago Motorizado. Con una actitud relajada, vestimenta veraniega y su sonrisa característica, el cantante de Él Mató a un Policía Motorizado apareció en el escenario Tigre para concentrar toda la atención del Konex. Con su formato de banda, comenzó su repertorio con “Soy rebelde” y “Tanto tonto”, parte de su álbum producido y compuesto para la reversión de la histórica serie Okupas, que seguiría tocando. De repente, Santiago quedó solo en el escenario con su guitarra para interpretar una versión acústica de la “La noche eterna”. Los aplausos emotivos del público consagraban una tarde que todavía iba a mejorar.
El repertorio siguió con “El pastor me dio su mano” y “Él también es mi amigo”, canciones que habitualmente son parte del proyecto solista de Motorizado, para luego volver con “Polvo de estrellas” y “Mil derrotas”. Al cantar “Amor en el cine”, el Konex disfrutó del romanticismo de una historia que quizás a más de una persona le había sucedido, hasta que nuevamente el escenario quedó con la presencia de Santiago junto a su guitarra. Mucha gente se reunió para seguir escuchando las versiones acústicas de Él Mató como “Yoni B”, el himno “El tesoro”, “El mundo extraño”, “Diamante roto” y “Chica de oro”, en un formato íntimo y muy emocionante que regaló el artista, y que el público también protagonizó. Finalmente, Santiago se despidió con una versión acelerada de “Mi próximo movimiento” para que la gente organizará su pogo y cantará al unísono, incluso cuando ya había terminado el show.
Momento del punk-rock
El escenario Laptra concentró el resto de las propuestas de la noche. Era el turno de Tigre Ulli. El proyecto liderado por María Zamtlejfer, exbajista de Las Ligas Menores, presentó un repaso de sus canciones, entre ellas “La bruma”, “Noche azul” y “Especial T”, donde la voz dulce de María recibió el reconocimiento del público. Como ya no era necesario desplazarse a otro escenario, el público se mantuvo atento a la aparición de Nina Suárez, la joven artista porteña, quien fue parte de las sorpresas de la noche al lograr un sonido potente, rebelde y sensible reflejado en canciones como “Algo para decirte”, “Batalla naval” y “Ciudad”. Sin duda, una combinación de rock y poesía que tiene mucho para dar.
La aparición de Las Ligas Menores en el escenario dio lugar al momento punk del festival, en donde el pogo sería la constante. La banda aprovechó la hora de recital para repasar muchas canciones de sus dos discos, como “Peces en el mar”, “Mejor así”, “El baile de Elvis”, “Tema 7”, “Hoy me espera”, “La nieve”, mezclando con “Accidente”, “El invierno”, “Los días” y “Tibet”, entre otras. Con algunas pistas para el público, el cover de “Todo sigue igual” de Viejas Locas terminó de explotar el climax. Con mucha conexión con su público, Las Ligas cerraron con “Renault Fuego”, “Ni una canción” y “De la mano”. Tocaba el turno de Hojas por el barrio, otro pilar del encuentro, en el que la banda siguió la intensidad con canciones como “La gloria” y la sentida “Hasta las manos”, para regalar al público una versión de “Nos pasa lo mismo” con Santiago Motorizado.
El final llegó a la madrugada con la última aparición de Bestia Bebé, al ritmo de “Its a Heartache” pero en versión futbolera, un elemento de la propuesta artística. Comenzando con “El verano”, un inconveniente técnico mostró el compromiso del público para cantar con mucha euforia “Omar”, y seguir con “Antártida Argentina”, “Cangrejal” y “Sabés!”, para luego versionar su divertida sátira con “El rock and roll paso de moda”. La lista siguió con “El humo negro”, “Luchador de Boedo”, “Un gran día”, “Lo quiero mucho a ese muchacho”, repasando más canciones de sus trabajos, hasta anunciar que el final estaba cerca con “Fiesta en el barrio”, “Descontrol” y “Wagen del pueblo”. Comentario aparte para el rol Tom Quintans, guitarrista del grupo, quien también acompaño con su batería a muchas de las bandas que participaron.
Una propuesta que sigue convocando
Con 20 años de trayectoria, el sello Laptra ha logrado un reconocimiento en la escena local del indie argentino por su búsqueda artística, favoreciendo la emergencia de proyectos novedosos, y construyendo parte de la actualidad musical, con Él Mató como principal referente de ese proyecto discográfico independiente. Su festival, que entre 2012 y 2017 se organizó anualmente, permitió él regreso y la confluencia de muchas propuestas diferentes pero unidas en un espíritu de colaboración, mucha amistad y, principalmente, pasión por el rock (en todas sus variedades). Con esa misión, el FestiLaptra celebró una vez más una jornada de risas, música y baile para seguir acumulando a las próximas que vendrán.