La banda de Curitiba se juntó con uno de los proyectos instalados del rock alternativo argentino para una noche explosiva y emocional.
Las noches frías arremeten a los lugares y la gente espera afuera a que abran las puertas. La búsqueda del calor de la comunión y el abrazo de la música es una constante, incluso con el uso de varias capas de abrigo. En La Tangente, la presentación de Terraplana y El Club Audiovisual: una noche que prometía estar llena de ruido y sentimientos con ambientes que te llevan a otra dimensión.
Terraplana estuvo de visita en el país. La banda de Curitiba presentó últimamente su LP, Natural (2025), en todas las partes posibles. Además de esta parada, pudieron llevar su música a Rosario donde compartieron la noche junto a Bubis Vayins y Muerte en Vivo. Para el que no esté familiarizado con la banda de Brasil, comenzaron a tocar en 2017 con la salida de su primer EP Exilio. Luego sacaron su LP debut Olhar pra trás y ahora su último disco, Natural. Terraplana hoy es un proyecto con un sonido arrollador, se ganaron su lugar en lo alternativo y shoegaze, con fechas en Estados Unidos y Argentina.
Mientras, El Club Audiovisual lanzó “El mundo no es solo para mí”. Adelanto de su próximo disco, pero la noche prometía tener más sorpresas del futuro de la banda.
Terraplana: emotividad envolvente desde Brasil
Antes de su salida al escenario, un coro angelical comenzó a sonar, como una invitación a las puertas del cielo. El público se acercaba de a poco al escenario. Terraplana salió pasadas las 20:30 hs e inmediatamente nos adentró a su mundo de distorsión y estruendo.
Comenzaron con “Salto no oscuro” introduciendo todo lo que es el universo de Natural. Un disco que logra descansar en la voz, en las melodías y que no se deja llevar por la densidad tan fácilmente, pero que al final nada por un mar de emociones. Siguieron la presentación con canciones de su último disco como “Desaparecendo”, donde muestran esta dualidad que busca un lado más luminoso en estas explosiones de ruido: “Eu estou desaparecendo / Talvez seja cedo pra dizer / as últimas palavras”.
Se tomaron su momento para saludar al público que tienen en Argentina. Tomó la palabra el guitarrista y cantante Vinicius Lorenço, quien en pocas palabras en español que conocía, -y que mezclaba con un poco de portugués e inglés- contó el agradecimiento de la banda, para que al acto siguiente se le rompiera la cuerda de la guitarra. Tras este desperfecto comenzaron de nuevo con el set con “Conversas” de su primer disco. Saltos entre lo más melódico a lo ruidoso, el público bailaba y movió la cabeza con lo que podía para luego entrar al trance de “memórias”.
Su noche siguió con más canciones de natural como “Todo día” y “S.N.C”. Canciones que no tienen lugar para los silencios: sólo queda entrar en lo conmovedor de las guitarras y el espacio que tienen para hacer cosas diferentes dentro de su esquema como el ritmo y la línea de bajo en “Amanhecer”. Uno de los grandes momentos fue la apabullante “Charlie”, que combina la densidad de su sonido con la dulce voz de Stephani Heuczuk que se escapa para sobresalir en el estribillo: “Do início até o fim / só quero estar aqui”. Cerraron este momento de viaje que fue desde lo mas sentimental y emocionante con “Me esquecer”, “Airbag” y “Morro azul”.
Para los que no los conocían a Terraplana y fueron a la fecha, su recital fue algo que sorprendió e hizo moverse a más de uno. El que los conocía, se maravilló aún más con la banda gracias a su sonido en vivo. Pero los dos entraron al maravilloso universo de ruido de Terraplana por once canciones.
El mundo no es solo para mí pero voy a intentar sentir
En el momento que Terraplana terminó de tocar, el público se dispersó por unos minutos, en busca de un entretenimiento mientras esperaban a El Club Audiovisual. Era atenta la mirada al escenario mientras se hacían los últimos ajustes para la salida de la banda. Se notaba un aire atento, una sensación de sorpresa constante, sin saber con lo que se podía encontrar.
Comenzaron con material que va a pertenecer a su próximo disco. Primero con “Cuántas veces” (nombre atado a que se puede llegar a cambiar), canción que fue presentada a fines del año pasado, y otro estreno más, una muestra de lo que va a ser su tercer LP. Mucho más oscuro y crudo, con más matices y texturas que trabajos pasados.
Esta demostración fue pausada por un momento para seguir con ya clásicos de la banda. Una versión muy potente de “Quietud”, el cover noise de “Será” lanzado el año pasado, “Si estás escuchando” y “Que más puedo hacer?”. Esta sección termino con la siempre emocionante “Confundido por cosas nuevas”, que tuvo un cambio de letra en su inicio: “No sé qué hacer / conmigo esta noche / Y vos, acá, disfrutando con muchas ganas”.
Para no quedarse atrás en términos de potencia y magnitud de la noche, siguieron con su nuevo lanzamiento “El mundo no es solo para mi”. Eso no se quedó ahí, y sumaron tres canciones más que van a formar parte del mundo de la banda y de su próximo disco. Lo nuevo que están construyendo va por un sonido mucho más crudo, oscuro, emocional y más alternativo. Canciones con muchas capas las cuales se puede ir diseccionando.
Entre medio de todo esto se encontró la movida “Cuando dormís”. El gran y sentido cierre es como siempre con “Solo un momento”, ese lugar a donde van para cerrar una noche especial: “Estoy esperando solo un momento / estoy esperando solo un silencio”. Cada vez que la tocan en cada presentación queda en tu cabeza la frase de su primer disco, ya funciona como un mantra para todo su público: “Ya no estamos tan solos”.
Esta fue una de esas noches donde dos universos que estaban destinados y esperaban encontrarse lo hicieron. El Club Audiovisual y Terraplana con su música dejaron todo su ruido y emociones envolviendo al público toda la noche.