Dillom Por Cesárea

Dillom volvió a nacer “Por cesárea”

Después de volverse uno de los referentes más importantes de la escena musical contemporánea con el lanzamiento del ya clásico moderno Post mortem (2021), Dillom lanza su esperadísimo segundo álbum, Por cesárea.


No hay quien no conozca a Dillom. En una carrera sin comparación, pasó de joya de nicho a estrella internacional en tiempo récord. Tras el éxito sin precedentes de Post mortem (2021), despertó un fanatismo que le permitió recorrer el país y girar por Latinoamérica entera.

Así y todo, la fama no es gratuita, y Dillom no parece ser capaz de olvidarlo. Aún en su estilo irreverente y manteniendo ese ímpetu border, el peso de estar bajo la mira permanentemente se traduce no solo en su música sino también en su imagen como figura pública. Ahora, tras una espera de tres años, apenas aplacada por el EP Ad honorem, vol. 1 (2023), el arco que se abrió en su álbum debut pareciera cerrarse.

Dillom Por Cesárea

Nacer para morir

Aún en su autonomía, Por cesárea traza un camino circular que completa el arco inconcluso de Post Mortem. Dibujando una suerte de ouroboros que se repite entre el nacer y el morir, hay una idea de complementariedad que da sentido a la obra.

Alejándose del trap como género principal en un además de apuesta por algo diferente, Por cesárea se atreve a explorar nuevos estilos a la vez que construye un clima sofocante e incómodo. Marcado el contrapunto entre cuerdas graves y pianos ligeros, se distancia de su predecesor al descartar casi por completo el aura juvenil o urbano. La mancha temática sigue siendo la misma; Dillom puede cambiar de estilo pero no de esencia. El álbum transita caminos turbios y sensibles. Partiendo una vez más de la infancia como origen del personaje, hilvana una serie de temas marcados por la violencia y la obsesión agolpándose sobre ritmos oscuros.

Estructurado por un inicio que marca el tono y la forma del álbum, se articula en dos interludios que lo dividen en tres escenas muy marcadas. El concepto es claro, hay una caída en picada hasta lo más oscuro del personaje. “Ultimamente” es el punto de partida perfecto, no solo por esos primeros segundos que erizan la piel sino por dejar claro que lo que en Post mortem eran miedos acá se vuelven realidad. “Las pastillas son lo único que heredé”, cierra el tema dejando al público por lo alto.

La primera

Si Post mortem supo cantarle al amor y a un proyecto de vida plena, Por cesárea es el desabarranco de esa misma vida atravesada por una infancia traumada. Aún cuando ambos discos suponen piezas narrativas autónomas y conceptuales, parecieran querer trabajar los mismos elementos en direcciones opuestas. El nuevo Dillom es un sujeto atrofiado que encarna todos los miedos de su doble. Donde el otro temía a la muerte, éste la toma por el codo y la hace herramienta, hondo cuchillo.

Sin ir más lejos, ambos trabajos parten del trauma que da origen a Dillom como personaje. “La primera” y “Últimamente” hacen de incipit a una travesía íntima donde se encontraría con la vida o la muerte. Post mortem es una mirada hacia atrás de una vida que se dejó vivir, mientras que Por cesárea es el descalabro en tiempo real que la falta de sostén termina por conducir a la muerte por mano propia.

Aún cuando su predecesor fue un disco mucho más irreverente en lo superficial, íntimamente apelaba a una pose frente a la fama, un exceso disimulado que buscaba alivio. Así, los consumos principales eran el alcohol y el faso, que ahora se ven desplazados por una dependencia mucho más dura de las sustancias y una anatomía mucho más acotada, (como la vida misma de este Dillom), pero imposiblemente más profunda.

Casi diez minutos más breve, Por cesárea gana por lejos en profundidad. Musicalmente se trata de un trabajo de alto vuelo que refleja una madurez artística a la vez que se permite aproximaciones a otros géneros. Los vientos de “Mi peor enemigo”, las cuerdas graves que abren “Últimamente” o la variedad de instrumentos presentes en “La carie” no tendrían cabida en su predecesor. Ni hablar del argumento progresivo de “Muñecas”.

De esta forma, este nuevo cuerpo se presenta más denso, más complejo. Se trata de un cuerpo curtido y surcado por cicatrices. Esa mirada muerta que mira fijo, hace eco en el dibujo tétrico en carbonilla sobre tela. Hay una madurez que no viene tanto de haber vivido la vida como de haberla sufrido.

El color de tus huesos

Se puede argumentar que el gran hilo conductor de Por cesárea es la violencia que despierta el abandono. La desaparición del trap y los sonidos urbanos van de la mano del un desplazamiento de los temas que estos géneros abordan, esta vez prácticamente no hay espacio para el alivio. Así, el disco entero se atraviesa como un mal momento. Tenso de principio a fin, uno como oyente se ve envuelto en esta escenografía abandonada y sórdida.

“Cirugía”, por ejemplo, intenta emular los efectos de “220” o “Bicicleta” como la canción romántica del álbum pero falla en el punto más importante. En el universo de Por cesárea, a fines narrativos, no existe el amor de la manera que se entendía en Post mortem. No hay posibilidad para este Dillom de amar porque cualquier aproximación al verbo se tuerce en el camino. Todos los vínculos que se presentan están indefectiblemente dañados y solo parece ser posible acercarse al otro desde el miedo a ser abandonado. Así, las relaciones se trazan desde la violencia y la posesión.

El amor romántico (aún desde la nostalgia) que brillaba en estas canciones halla su contracara en una versión corrompida donde amar se traduce en poseer. La violencia figura entonces como un dispositivo de dominación material y los vínculos se reducen al control sobre los cuerpos en su condición material, táctil. Así asoma lentamente por la puerta el último de los horrores (la violencia corporal, el gore, el abuso).

Espero que te abuses de mí“, canta desesperado en “Cirugía”, como último intento por trabar contacto antes de pasar para el otro lado. “Voy a buscar un culpable para no sentirme culpable“, es la consecuencia final de este camino derrotado que canta en “Reiki y yoga”

IЯЯƎVƎЯSIBLƎ

Con “Muñecas” como punto de inflexión, la narrativa comienza a plegarse sobre sí misma augurando un final nefasto. Después del brillante (y ya polémico) hit progresivo que narra un femicidio en primera persona, ya no hay vuelta atrás. “Irreversible” es la última posta antes del final. El interludio instrumental que levanta la temperatura con su ambiente de techno industrial da paso a “Coyote”, un track mucho más punk que recuerda a “Ola de suicidios” y cierra su viaje. Lo que queda es para el recuerdo.

“Reiki y yoga” y “Ciudad de la paz” hacen casi de epílogo para un disco que desde sus primeras notas se presentaba fúnebre. La muerte fue inevitable, el círculo se cierra. El frenetismo del segundo acto frena de golpe para dar lugar al único claro en la espesura del álbum. Muerto por mano propia, Dillom finalmente puede pararse a respirar y hacer una reflexión sobre lo que fue su vida y obra.

Cerrando con calma, finalmente uno puede bajar para recuperarse de la experiencia que supone Por cesárea. Contrapunto inevitable de su predecesor, vuelve a narrar una vida que partió desde el trauma pero que tomó otro sendero. La madurez de Dillom como artista se ve reflejada en cada una de las canciones y es evidente que se trata de un trabajo mucho más espeso y medido. Quizás a modo de retold o en una reflexión sobre lo que pudo ser su vida, este segundo disco transita por espacios decididamente incómodos dejando atrás esa despreocupación que traía consigo el estilo urbano.

Sea como sea, Por cesárea es la muestra material de un artista que no acepta quedarse en con lo ganado y apuesta por más. Cambiando de género, forma y tono, no pierde su esencia y se atreve a caminar por terrenos inciertos. Sin perder la irreverencia o la temeridad que lo vuelven quien es, genuino y combativo, Dillom demuestra en qué estuvo ocupado durante los últimos años.


Escuchá Por Cesárea de Dillom y más lanzamientos del 2024 en nuestra playlist de Spotify.

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