Entre sintetizadores y rock sónico, la banda se unió a Evlay para sacar su quinto disco de estudio y mostrar una nueva faceta de su carrera.
Luego de lanzar La promesa este año, EP que los encontró en un proceso de transición, 1915 lanzó Ceremonia, su quinto disco de estudio y sucesor de Fuera de lugar (2022). Para este trabajo convocaron a Evlay como productor, conocido por sus trabajos con Wos y su sello en la escena electrónica actual. Esta combinación logró un combo explosivo que en tan solo cuatro meses logró un trabajo de ocho canciones que revela un nuevo camino para la banda de zona norte.
Entre sintetizadores con reminiscencias a los 80s, guitarras sónicas y un sonido electrónico fino, el grupo cambia de piel y da paso a una nueva etapa de su carrera. Ya “Eco” da el puntapié inicial al mundo electrónico y ochentoso de 1915 con una búsqueda similar a “Nuevas coordenadas” de Wos y reminiscencias a 333 de Evlay. Así, entre sintetizadores y guitarras potentes, se proyecta un personaje desbordado por la soledad, buscando reencontrarse con esos amores que alguna vez estuvieron. “No sé qué hacer con tanta información / no leo nada, no sé donde voy / quiero sentir de nuevo aquel amor, yo mataría por un corazón”, esboza Cruz en ese camino por romper con las cadenas del individualismo, teniendo como norte el encuentro con el otro.
“Todo a la vez” es una conexión directa a Dawn FM de The Weeknd, teniendo ese ritmo popero entre bajo y batería con los teclados terminando de asentar el escenario, pero con guitarras que entran para romper todo el ambiente como pasa en “Sacrifice” de Abel. “Amor que te desarma, soñé que te encontraba / era la primera vez que yo confiaba en la intuición / puedo sentirlo todo a la vez”, se escucha en la letra, en un claro mensaje: no se puede ver ni palpar, pero todavía hay fe y esperanza.
“Mi sombra” fue el encargado de ser el primer corte de Ceremonia, en donde el bajo de Alejo Freixas entra como una patada en los dientes. Con un rock sónico como Cage The Elephant, 1915 toca una canción con un groove poderoso, coqueteando con riffs que van oscilando entre el funk y el rock. ¿La búsqueda?, el encuentro con uno mismo, encendiendo la llama interior para ir para adelante. “Se siente tan salvaje, eléctrico voltaje / llenándome de euforia, soy uno con mi sombra”.
“Dos partes” es un viaje al pasado, rememorando Los años futuros. Baladas rockeras filtradas por sintetizadores y un ritmo popero atrapante. Los arreglos de la guitarra acústica terminan de darle forma a una canción que habla de un amor que trasciende el tiempo y la relación propiamente dicha: “Parte de mí sabe que estás mejor así / puedo esperar o resistir, pero no hay solución / somos de un mismo corazón, dos partes”.
En cuanto a “Perfume” es el punto de inflexión del disco, donde se puede empezar a sentir esa búsqueda íntima con la acústica para que despacio surjan los demás elementos, con los teclados terminando de generar el ambiente para luego explotar todo por los aires y cerrar con un solo de guitarra de Cruz. Además de sonoramente, los versos también marcan un antes y después en Ceremonia. El personaje que comenzó solo, que atravesó desamores y desilusiones, por fin ve el horizonte. “Es tu corazón arde, en mi corazón late / sigo igual, yo sigo igual cantando”.
Luego está “Por dios” que es la simbiosis perfecta entre The Black Keys y Marilyn Manson. “Esto está mal, eso lo sé / enfermo, enfermedad / no quiero tener ni cerca las cosas que no me hacen falta / no me interesa tu perdón / vivo siempre en movimiento / porque me cuesta tanto quedarme en el lugar preciso”, es la mejor forma de decir “está todo mal, lo sé y no me importa. Voy a seguir con esto”, como si fuera el mantra de 1915 que lleva y repite desde su primer disco allá por 2016.
“Caminos paralelos” es un puente a esa búsqueda más ecléctica y electrónica de Cerati en Siempre es hoy, sumándole un tono pesado y oscuro al estribillo, que para al final ya directamente es un agujero negro que te envuelve y no te deja salir de ahí. No es coincidencia la frase “caminos paralelos que se conectan solo en la nada”, donde Cruz muestra el último bastión de desesperación del ser humano para llegar al fin a conectar con otro.
Pero como diría el Flaco Spinetta, “mañana es mejor” y por eso el cierre del disco se lo lleva “La melodía perfecta”, en el cual el sonido vuelve al del comienzo, pero con sintetizadores más lumínicos y esperanzadores. “El fruto se cae, así la semilla vuelve a brotar / todo se conecta al final / estoy siguiendo huellas en una dirección, todo se conecta / todo incluso yo”, porque a pesar de todos los males de la actualidad, 1915 vuelve a recordar que hay crueldad en el mundo, pero al final el bien prevalecerá. No como un “yo”, sino como un “nosotros”, todos juntos tirando para un mismo lado.
Si Fuera de lugar fue su tesis rockera, Ceremonia retoma la búsqueda sonora que habían tenido en Los años futuros y redoblan la apuesta para traer una simbiosis perfecta entre el rock, pop y la electrónica, regalando un disco que marcará un antes y un después en la carrera de la banda.
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