El artista peruano volvió a los escenarios porteños, esta vez en el mítico bar de Palermo. Allí repasó cada etapa de su carrera y logró cautivar al público con un despliegue auténtico y versátil.
La noche del martes 8 en Niceto tuvo un sabor distinto. Afuera, la rutina continuaba, pero adentro, Jaze invitó a cortar con la semana para sumergirse en una experiencia íntima, transparente y de alta calidad musical. Poco a poco, el público fue llenando la sala con mucha emoción, lo que prometía una velada especial.
El murmullo se apagó cuando las luces del escenario se encendieron, y el piano, junto a la guitarra y el bajo comenzaron a sonar. Cada acorde generaba un clima profundo que dio lugar a “Caminar al revés”. Con su dulzura y simpleza característica, el cantante tomó la guitarra y entonó “Pensé en ti” e inmediatamente todos comenzaron a acompañarlo con cantos y bailes.
La tranquilidad se interrumpió con “Mil procedimientos”. Allí revivieron los orígenes de Jaze, quien logró fusionar versos rapeados sobre bases pop de gran manera. Seguidamente, la intensidad dio paso a la emoción, el tiempo se ralentizó y “No le mienta a mamá” comenzó a sonar, con la presencia de coros, trompeta y saxo que elevaron el nivel musical de la escena.
Luego, el cantante se tomó un tiempo para agradecer sus años vividos en Argentina y el cariño constante que recibe de su público. Para retomar con el show decidió cantar una de sus primeras canciones, “Pinta nomá”, con apenas su voz y un piano de fondo. Así, el artista transformó Niceto en un espacio de intimidad, donde cautivó a todos con sus dulces melodías.
De a poco, la temperatura volvió a subir con “Lunares”, donde la sensualidad de su voz se entrelazó a la perfección con la fuerza de la banda. Y para seguir elevando el ritmo, volvió el rap: Jaze presentó en pantalla su anteúltimo álbum Toy lokazo y apareció en escena con su máscara característica de esta era. Con la batería de fondo, comenzó a cantar “Akel pastel”, seguida de “Fútbol shampán” y “Ke será de mí”, con el beat fuerte y el público completamente entregado.
Uno de los grandes momentos llegó con una improvisación de freestyle donde el cantante mostró su versatilidad: saxo, trompeta y un groove soulero acompañaban su voz hablada y pausada. El clímax fue “Sektor inesperado de Marfield”, que cerró este tramo de la noche con un alto nivel.
A continuación, la emoción bajó y el artista propuso un nuevo espacio de intimidad con “Perdón”, en una versión acústica para conectar con los espectadores y hablar del amor, el arrepentimiento y el dolor. Sobre ese suave ritmo sonaron “El secreto escondido de tu luz” y “Un mensaje de voz”, donde todos quedaron hipnotizados por su calidad vocal.
La propuesta tomó un rumbo hacia la sensualidad con “El vino y el tiempo”, con toques de flamenco e indie, donde el cantante le habló al amor. Siguiendo con la misma temática, subió al escenario Facundo Castaño, de El Zar, para compartir “La terminal” , un tema dulce donde las voces de ambos se complementaron de gran manera.
“Las consecuencias” marcó una nueva etapa del show, con un ritmo de indie fusionado con soul. En ese momento, el artista confesó: “Este álbum es como un sueño cumplido”, haciendo referencia a su último trabajo musical, donde verdaderamente sintió haber plasmado su estilo personal.
Jaze volvió con unas barras de freestyle y Paco, un colega suyo, subió a cantar con él. Sobre las mismas bases sonó “Boomeran´”, con una letra personal y sincera, potenciada por la fuerza de la batería y la guitarra. Finalmente, “QNEPT“, cerró una velada auténtica, con un despliegue completo de la banda y un público acompañando al compás de cada canción.
