“Cuatro canciones para viajar hacia adentro trepando árboles de noche”, escribió Esme Escalante al anunciar este nuevo proyecto llamado Santa Basura, que sin dudas es eso: un EP en el que viaja hacia lo más profundo de sus bosques y sus recuerdos para transformar su basura en algo nuevo, algo “santo”.
“Bruma” es la primera canción que introduce al oyente en este viaje. Empieza con una batería simple y seductora que es rápidamente acompañada por la voz de la vocalista de Ainda: “Pero yo recién te vi / cuando saliste de mi / acaso estas hoy conmigo / tan adentro que me olvido” son las primeras palabras y mientras que avanza, aparecen nuevas sonidos: voces que susurran, una guitarra que relaja y una misteriosa situación amorosa.
“Puede haber sido la bruma / o este montón de basura / Que me distrajo de verte”. La canción se detiene, quedamos expectantes a la respuesta: “Creo que fue mi inconsciente” canta y luego, unos sonidos extraños se llevan esta idea, la idea de que su propia mente la está cuidando de los peligros de una relación. Es esa bruma, esa basura que le sirven como escudo ante emociones que todavía no está dispuesta a experimentar.
Pero llega “Volcán”, la segunda canción, y escuchamos a la artista vulnerable ante una persona que ama, bajó su guardia. Es un momento más feliz, en ese primer momento de enamoramiento donde todo es perfecto y vemos la vida como si fuese una película romántica: “Los besos imparables sobre el capot”, “Contracturados en el sillón”, “Quiero encontrarte de casualidad”.
Esme quiere compartir todo con esta persona, saber todo de ella: “Tus miedos latentes, tu parte diferente / tus plantas, tu gente/ tu carta natal”. Es en esta canción, además, donde se ve una clara influencia de los productores, Nicolás Voloschin y Mariano Di Cesare, ambos miembros de Mi Amigo Invencible, y la canción lleva el sonido de esta banda en todos sus rincones pero Escalante el da el tinte sensible y nostálgico que la caracteriza.
“Tsunami” es la tercera canción y es casi la contracara del track anterior. La artista está sumergida debajo de esta gran ola, su voz incluso se llena de agua en un momento: es un tsunami al corazón. La relación ya no es lo que era antes y todo parece derrumbarse a su alrededor.
Aparece una voz masculina que se funde perfectamente con su voz y la ayuda a cantar como se siente: el tiempo “pasa lento” sin esa persona que quiere y los recuerdos ya son algo lejano, recuerdos que podemos escuchar, risas y gritos inentendibles que se convierten en los últimos suspiros de esta canción.
En esta misma línea melancólica empieza “Fotosíntesis”, la última canción del EP. La artista se siente perdida, triste, sola, “otra pantufla sin el par” pero habla también de una reinvención, está cambiando y un sonido eléctrico la acompaña durante este proceso.
Termina el disco y esa basura, ese inconsciente que la protegía de vivir nuevas experiencias y sentimientos, terminan siendo algo “santo”. La cantante nacida en Argentina baja la guardia después de la primera canción, experimenta el amor, el desamor y es en la última canción donde entiende que debe reinventarse, reciclarse y convertir la basura, en Santa Basura.