The Kooks Groove

The Kooks en Groove: quiero hacerte sentir vivo

La banda británica volvió por séptima vez al país e hizo vibrar a su público con un show que recorrió toda su discografía.


En una noche que se negaba a refrescar y en el medio de una semana pesada en la agenda cultural porteña -el martes tocó Franz Ferdinand en Obras y el jueves Keane en el Movistar Arena, entre otros-, Groove fue el anfitrión inesperado de The Kooks. La banda británica iba a pasar su cuarta noche sudamericana en el estadio Obras Sanitarias, pero durante el día anunciaron que la fiesta se movía al boliche palermitano, que se llenó de fanáticos ávidos de escuchar las canciones que signaron la década pasada.

La gente entraba al recinto y mientras se acomodaban subieron al escenario Theo y Simón. La banda con nombre de dúo es conducida por la distorsión y estridencia de la guitarra de Simón, empatada por la voz de Theo, que emerge con energía punk. En una puesta con los cuatro músicos formados en línea, Theo llama la atención gritando quieto. Después baila, se baja del escenario y va creciendo a la par del espectáculo. Hace ventilador con el micrófono, se lo acerca a la boca con desgano y grita como si lo necesitara. La guitarra de Simón, por su parte, no le teme a nimiedades como el desafino y acelera, atropellándolo todo con su manifiesto de acordes poderosos.

Hubo lugar también para canciones en una sintonía más fina, como “Besos”, pero fue la fuerza de temas como “Señor Perro”, “Zombi” y “Cabeza” la que marcó el show de apertura de la noche, con una energía viva y cruda que merece prestarle atención en directo.

Fotos: Carlos Riobueno

Tras un rato de ausencia escénica, aumentaban -en simultáneo- las expectativas y el calor en un público que fue a escuchar los temas de su adolescencia. Los Kooks se subieron a las tablas entre sombras y llevaron al público de 0 a 100 km/h en solo segundos con “Always where i need to be”.

Al calor de un comienzo intenso, Luke Pritchard se colgó una guitarra acústica, agradeció al público por el apoyo y dijo que iba a ser un show de temas viejos y nuevos. La banda de Brighton siguió en la misma dirección, poniendo a su gente a saltar con “Ooh la”, uno de los hits de Inside In/Inside Out (2006). El público retrucó sobre el final del tema, cantando “Olé olé olé / The Kooks, The Kooks”; El frontman, por su parte respondió el cariño ondeando una bandera argentina.

Fotos: Carlos Riobueno

“Hola a la sección disco”, dijo Pritchard, anticipando los momentos bailables de “Bad habits” y “Westside”, donde Hugh Harris pasó a los teclados para generar atmósferas disco-pop. Después de un rato de puro movimiento, Luke se queda solo en el escenario con su guitarra para hacer versiones acústicas: Primero cantó “Seaside” y después interpretó “Night changes” de One Direction, dedicado a Liam Payne, que recientemente falleció en la ciudad de Buenos Aires.

The Kooks encaró la recta final de la noche volviendo a sus hits, poniendo a todos a saltar y cantar al ritmo de “Do you wanna”, “Matchbox” y “Junk of the heart”. Abandonaron el escenario unos minutos, donde tomaron impulso para darle a su gente un cierre soñado con “Around Town” y “Naive”.

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The Kooks Groove
Fotos: Carlos Riobueno
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Fotos: Carlos Riobueno
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