La banda lanzó su primer disco donde mezclan diferentes géneros combinando dulces melodías con grandes estribillos.
Tras un recorrido largo y extenso de tres años (que en tiempos actuales parecen ser mucho), salió No mires atrás, el álbum debut de Sunlid. La obra final y producto de todo este período es una oda nostálgica llena de ritmos alternativos.
Tenemos una inspiración en el dream pop, jangle pop, indie y en el shoegaze que abraza a las dulces mieles del pop, dando como resultado vibrantes capas y texturas. En su cuenta de Instagram en la descripción utilizan “noisy pop”, un gran listón que embarca lo que es este trabajo.
El bello y luminoso -pero a la vez oscuro y complejo como un laberinto- primer disco de Sunlid comienza con “Ya nada es igual”, de la mano de un piano y vibras al más estilo de Alvvays (ya para este punto es redundante decir una de las muchas inspiraciones). Abre este abanico de complicaciones y enredos que se encuentran al terminar una relación, de un: “Me levanté / y ya no lo siento / quiero saber que solo hay días / en que nada puede ir mal”, concluye en este sabor amargo que deja: “Querer borrar todo intento / que quede solo este recuerdo / inevitable sensación que va a volver / y te va a partir al medio”.
“Caminar en la luna”, en cambio, es efectiva y llena de esperanza. La fuerza en juntar varios elementos para que brillen en esta armonía ruidosa. De un dejar de lado para volver a caminar en lugares impensados: “Fue una noche triste / pero al menos pudiste / caminar en la luna”. Las tonalidades alegres contrastan con la amargura y angustia en “Hablar de vos”. El estribillo baja y sube, crea ganchos en esta explosividad, terminando con estos deseos deseos en contraposición de la realidad que acecha: “Cuántas veces te busqué / para ver si era cierto que / pude ser lo que anhelabas / llegar a ser lo que no fue”.
“Alejarte” es la tranquilidad dentro del disco, aunque esconde tentaciones bajo la voz dulce. “Solo un momento” vuelve a traer de nuevo esa energía llena de guitarras al frente. Claman por una separación y cómo se afronta y batalla con el duelo. Terminan en un noise mientras cantan: “Que te diste vuelta / que ya no hay mitad / ya no hay solución / ninguna verdad / que pueda cambiar / soólo una respuesta”.
Lo complejo y cómo esconden su verdadera cara las canciones se ve en “Invisible”, canción preciosa desde su inicio hasta el fin. En ese colchón suave donde nos arropamos termina hablando de la soledad. Desde un costado más roto nos muestran una de sus caras más emotivas: “Lloraste / de antemano / lo sentiste / y nunca va a volver”. “Respirar” lleva al punto más sónico de este disco. Idas y vueltas que van y vienen, aire fresco combinado con esa sensación de estar encerrado: solo busca ese hueco para salir.
Tras un “Interludio” lleno de esa aura nostálgica que cubre al disco, llegamos al final. “Será de mí” es un gran cierre para este disco. Arranca fuerte con universo al hueso : “Ya no siento como antes / me faltan algunas partes / de lo que me contaste”. Dentro de esta animada y llena de vida encontramos este momento de redención y liberación con vistas al futuro pasando por el abismo: “Ahora solo hay palabras / en el puente sin terminar / de lo que sera de mi”
En No mires atrás, Sunlid creó un disco lleno de pasión buceando en diferentes estilos alternativos. Rompiendo esos esquemas por momentos nos traen un trabajo con mucho corazón. Exultante y enérgico combinado con una gran voz, transmiten lo que cada tema pide y llenan de vida. Tras tres años de composición y grabación, este álbum es un regalo para quienes ya esperaban el disco y una joya alternativa asombrosa para aquellos que aún no lo conocen.
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