Nicolás Btesh Lado B

Nicolás Btesh: el productor con alma de artista

En otro capítulo de Lado B, hablamos con Nicolás Btesh, productor, mixer y artista. En la entrevista nos contó cómo fueron sus inicios en la música, su participación en el disco debut de Conociendo Rusia, sus colaboraciones con El Zar y Ainda, y cómo prepara su próximo disco solista.


En el segundo capítulo de Lado B, ciclo de entrevistas dedicado a conversar con productores, mixers y músicos que atraviesan o atravesaron la escena musical argentina, Indie Club charló con Nicolás Btesh, quien no solo ha sido partícipe fundamental del primer disco de Conociendo Rusia, sino que también se destacó como un colaborador constante en proyectos consolidados como El Zar y Ainda. 

Además, en la charla contó cómo fueron sus inicios en la música, qué disco lo marcó como artista y productor, habló sobre los proyectos de Santi Celli y Jaze, y, tras seis años de Romances (2019), cómo prepara su álbum debut como solista.


– Para empezar, quería preguntarte: ¿a partir de qué edad arrancaste con la música?

Desde que nací. En mi casa se escuchaba mucha música. Mi viejo tocaba, tenía sus instrumentos… La guitarra que ves atrás tuyo es de él, por ejemplo. Me regalaron mi primera guitarra a los dos años.

Hay un cuento de que me regalaron la guitarra y me olvidé del cumpleaños: me quedé con la guitarra. Fue un romance instantáneo. Empecé ahí, después tomé clases de piano desde los siete hasta los doce, y luego volví a la guitarra. Me acuerdo de que mi viejo me enseñó “Stairway to heaven” y eso fue el disparador para enamorarme del instrumento. Después tuve un profesor que me marcó mucho: me enseñó a tocar guitarra eléctrica, me hacía hacer solos, todo un tipo de música que yo no conocía hasta ese momento.

– ¿Desde el principio sabías que te ibas a dedicar a esto?

No, pero una profe de piano le dijo a mi vieja, cuando yo tenía diez años: “Va a ser un gran compositor”. Yo había inventado una canción, sin saber siquiera que estaba componiendo. Pero bueno, esos fueron los inicios de mi amor por esto.

Nicolás Btesh Lado B
Nicolás Btesh en Estudio El Mar. Foto: Miranda Lucena

– ¿Pasaste por la etapa de tener bandas?

Sí, tuve una única banda desde los quince o dieciséis. El disparador fue escuchar Ahí vamos, de Gustavo Cerati, un disco trascendental en mi vida. Me hizo querer hacer canciones. Yo tocaba la guitarra, pero no cantaba mucho. Ese disco me despertó la necesidad de componer. A partir de ese álbum empecé a conectar con Fito, Spinetta, Charly… Fue una etapa de descubrimiento enorme que nace con ese disco, y eso fue lo que me catapultó a componer. Ahí empecé a ver quién del colegio tocaba y a llamarlos para juntarnos a tocar.

Esto fue por 2004: no había redes, ni celulares, ni nada. No existía la comunicación que hay hoy. Y ahí empezamos a meterle, a componer nuestras canciones y a tocar en vivo, que también en ese momento era muchísimo más difícil saber dónde se tocaba. Después de Cromañón era complicado, había pocos lugares y para nosotros también era difícil saber con quién hablar. Era todo tocar gratis y listo. Hicimos mucho Roxy, Plasma Bar, La Cigale, La Castorera… Era un circuito muy de autogestión. Y después, alguna aparición esporádica en algún festival, porque tal pudo hablar con tal. Pero la pasamos bárbaro: fue una etapa de muchísima experimentación y de mucho aprendizaje. Siento que todos los integrantes desplegaron sus habilidades a partir de esa banda: algunos se fueron para el lado audiovisual, otros para la gráfica, y yo ahí empecé a dedicarme a lo que es la cocina de la música. Me quedé con esa pata, y acá estoy.

– ¿Cómo se llamaba la banda?

Empezamos llamándonos Lemon y después El Club de los López. Hacíamos pop rock. Éramos más de laboratorio que de garage: nos gustaba grabar, experimentar, componer sobre loops. Ahí empecé a descubrir mi rol como productor, aunque en ese momento no sabía que se llamaba así.

– ¿Recordás el momento exacto en que dijiste “me puedo dedicar a esto”?

Mi primera producción fue el disco de Mateo, de Conociendo Rusia. Fue la primera vez que alguien me dijo: “Hagamos un disco juntos”. Nos conocíamos muy poco, pero había cierta afinidad en el aire, así que probamos y nos fue bien. Nos empezamos a juntar a la tarde/noche acá en el Estudio El Mar, porque él trabajaba de día. Queríamos hacer un disco de banda de rock, con batería, bajo, dos guitarras, teclados y voces. Yo sabía desde el principio que quería que hiciéramos eso. Para mí también fue un aprendizaje enorme: me cagué a palos. Había un montón de cosas que yo no sabía cómo hacer. Puse ocho micrófonos para grabar una guitarra acústica porque no sabía cuál era el mejor. Era todo un momento de experimentación, tanto para mí como para él, que también estaba buscando su identidad a partir de un puñado de canciones. No había un proyecto previo, ni siquiera el nombre. Nunca imaginamos que llegaría tan lejos; es difícil imaginarlo mientras lo estás haciendo. Las cosas que tienen éxito se ven después, con el tiempo.

– Hoy, con el tiempo, ¿sos consciente de lo que representó ese disco?

No tanto. Hace mucho que no lo escucho. Pasó un montón de tiempo y es un disco que amo y con el que me identifico; sé que hay muchísimo mío ahí, pero estoy en otro momento. No soy consciente de cómo lo vive la gente.

Un disco de una aventura con muchos productores fue Reset de Santi Celli.

Sí, fue muy experimental. Santi estaba en un momento de reconstrucción personal. Armó los demos con una caja de ritmos porque se había roto el brazo y recién se había separado de Salvapantallas. Se estaba encontrando a sí mismo, dejando de ser un dúo para pasar a ser él solo. Había que tener mucho coraje, y él lo tuvo, lo tiene. Estuvo bárbaro hacer ese disco. Éramos cinco o seis personas tirando ideas todo el tiempo, muy de laboratorio. Era probar y grabar todo el tiempo, incluso cosas mal, para experimentar. Y estaban todos ahí, al pie del cañón, para ir, tocar y grabar.

Yo tomé un poco el timón de la grabación. Ordenaba, grababa, proponía. Muchas veces no sabía si era productor o ingeniero: era un híbrido. Me pasó algo parecido con Indios o en SMS de Salvapantallas: un montón de proyectos en los que colaboro mucho y termino siendo parte del proceso creativo.

– También trabajaste con Jaze, el artista peruano.

Sí, empezamos hace unos tres años. Llegó por recomendación de un amigo. Él llegó con bastantes canciones maqueteadas, y yo quería probar otras cosas. Hicimos una canción como él quería y después, en otra, le dije: “Lo que para vos es el verso, para mí es el estribillo. Hagamos que esto sea el estribillo y compongamos juntos un verso”. Así se armó “No le mientas a mamá”, y ahí encontramos una nueva veta. Fue una mezcla de hip hop orgánico, suave y tocado, con un aire más parecido al de Mac Miller, un rapero que no es agresivo y que le da mucha importancia a las bases. Después él hizo otro disco y me volvió a llamar para decirme que quería hacer el álbum que le correspondía al tema que hicimos juntos. Usamos esas herramientas, texturas y sonoridades e hicimos Quizá no es para tanto.

– Otro proyecto donde estuviste muy involucrado es con El Zar.

Sí, ya trabajamos tres discos juntos. Al principio como ingeniero o músico que propone, y después como productor de los últimos dos álbumes, seguro. Es una relación muy cercana y muy larga, son esos proyectos que te permiten acompañar hasta en los cambios. Con cada disco tratamos de desafiarnos, cambiar y mantener la esencia. Lo mismo con Ainda. Son artistas con los que tengo una conexión fuerte. En el último disco de Ainda (Fuimos los dos) trabajé junto a Nico Cotton; fue una gran experiencia compartir la producción. Entré para ayudarlo a llevar el proyecto adelante.

– Después de tantos años ejerciendo esta profesión, ¿qué creés que debe aportar un productor al artista?

Ante todo, un proceso disfrutable. Que el artista la pase bien y se sienta representado. Ayudar a que su obra florezca, quitarle el velo a las ideas y acompañarlo a llevarlas adelante. A veces das herramientas, a veces soluciones, a veces preguntas. Es un espejo. Pero, sobre todo, que el proceso sea hermoso; la obra es la consecuencia.

– Volviendo al comienzo, además de productor, sos artista. ¿Qué recuerdos te trae tu disco Romances (2019)?

Muy buenos recuerdos, disfrute mucho hacer ese EP. Ahora estoy haciendo mi nuevo disco, muy conectado con eso, y ya tengo ocho temas casi listos. Me falta solo cantarlos, y tengo en el tintero tres más en proceso, viendo qué hago con ellos. Porque me tiré a la pileta con ocho temas muy arriba y los otros están muy abajo (risas). Lo disfruto mucho y no tengo apuro con nada; que me lleve todo el tiempo que sea necesario. Pero sí, era un pendiente hacer esto, y estoy muy orgulloso de mí.

Me junté con amigos, con muchos a componer. Armé una banda con Bruno Dante y Tatito (Ignacio Selzer). Somos un trío por ahora. La estamos pasando increíble y los temas están quedando buenísimos. Por ahora el disco es sin feats, te diría que ninguno. Ya me harté un poco de los feats. Este disco es algo propio, algo que quiero cantar yo.

– ¿Cómo elegís con qué artistas trabajar?

Tengo que sentir que puedo aportar algo. Más allá del trabajo —y de que vivo de esto—, producir es una relación humana. Para mí son cosas muy personales, donde dejo mucha energía y libido. Si no conecto con el artista o sus canciones, prefiero no hacerlo. También depende del momento: no siempre tengo energía para producir. A veces mezclo, para poder seguir cerca de la música desde otro lugar.

– Para cerrar, además de tu disco solista, ¿qué otros proyectos se vienen?

Estoy mezclando el disco de Siddhartha (ex Zoé), un artista mexicano que, de hecho, conocí por su colaboración con El Zar. Eso es lo lindo de esta profesión: un disco lleva a otro, y medio que te empezás a perder de por qué llegaste a donde llegaste o por qué estás haciendo esto. Así me pasó con un montón de gente y proyectos diversos. También estoy produciendo a Koino Yokan, y que recién estamos empezando a armar algunos temas. La verdad es que estoy muy contento con todo lo que se viene.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Deslizar arriba

Hola! Si querés utilizar esta imagen, escribinos!