Indie Club habló con la banda sobre sus dos discos, las giras, su experiencia como teloneros y todo lo que se viene.
Mujer Cebra es una banda referente de la movida under que explotó después de la pandemia. La necesidad de volver a encontrarse y de hacer música para gente viva hizo crecer una ola de nuevas bandas de rock alternativo que salieron ocupar los espacios culturales y a ponerle sonido a la nueva era. Eso hizo el power trío con su disco debut (Mujer Cebra, 2021), de ritmos rápidos y melodías desgarradoras, donde se cruzan la adrenalina y la nostalgia.
El año pasado la banda publicó Clase B, su segundo trabajo de estudio que les valió una nominación a los premios Gardel a Mejor Álbum de Rock Alternativo. Desde entonces no pararon de girar, estuvieron varias veces en la Capital Federal, participaron del Lollapalooza 2024 y pasearon el disco por distintas localidades del interior del país, Uruguay y México.
En una entrevista para Indie Club, Santiago Piedra (guitarra y voz) y Patricio García Seminara (batería), nos contaron sobre los procesos de grabar dos discos de estudio, salir a presentarlos, su experiencia como teloneros de La Vela Puerca e Interpol y todo lo que se viene para Mujer Cebra.
– ¿Cómo se llevan con el trajín de la gira?
Santiago Piedra: Bien… La verdad que en lo cotidiano nos cagamos de risa, medio que te acostumbras y después quizás a la vuelta te viene la fisura toda junta. Es como que de repente toda la energía que pediste prestada te cae como un martillazo. De hecho, cuando nos enteramos de las nominaciones a los Gardel, fue medio eso, volvimos de una gira de tocar tres o cuatro días seguidos en el norte, llegamos y al otro día nos levantamos con los grupos de WhatsApp explotados… Yo me levanté y no quería saber nada con la vida (risas), pero fue hermoso…
Patricio García Seminara: Como todas las buenas noticias de Mujer Cebra, me enteré en un transporte público, lleno de gente. Es como que no tenés tiempo de ponerte feliz, estás ahí, esquivando puteadas todo apretado (risas). El cansancio de esa gira me está bajando todo junto ahora. Pero la verdad es que es muy divertido, siempre en cada gira nos obsesionamos con un chiste, está buenísimo.
– La nominación de Clase B como Mejor Álbum de Rock Alternativo a los Premios Gardel es un reconocimiento al disco, pero también al recorrido que vienen haciendo. ¿Cómo lo vivieron?
SP: La verdad que bien, es como que en medio de tantas cosas no llegas a dimensionarlo… Estando ahí ni hablar, porque bueno, es como una especie de circo de gente gigante. Pero la verdad es que sí, cuando frenas un toque y te pones a pensar en todo lo que viene pasando, es una locura.
PGS: A mí lo que me puso más contento fueron los últimos shows que tuvimos con La Vela Puerca (Movistar Arena) y con Interpol (Luna Park), esos me hicieron caer lindas fichas. Estar tocando las canciones del primer álbum, del segundo, en lugares tan grandes… Hoy en día lo estoy digiriendo como la locura que es. Y en el momento también, hay que estar a la altura y creo que estuvimos muy bien… Y la verdad que siento que ganas experiencia y encaras las cosas con más nivel.
SP: Y es también acostumbrarse, porque nosotros cuando arrancamos a tocar era en lugares muy chicos, con gente muy pegada, y de repente eso se transforma en la norma o lo común, y te acostumbrás y está buenísimo, porque tenés a la gente a medio metro. Y en estos lugares tenés hasta a tu banda lejos. Pero te vas acomodando, yo le agarré como el gusto a eso…
– Además pasaron en poco tiempo de lugares chicos, como Espacio Cultural Moscú, a tocar en lugares enormes como el Luna Park o el Movistar Arena, abriéndole shows a bandas grandes como La Vela Puerca e Interpol ¿Cómo se sintieron en esa función de teloneros?
PGS: Re bien, eh… Yo me esperaba re jugar de visitante, y tanto La Vela -que son un amor ellos y su público- como Interpol, donde me sentía como si fuera una especie de Moscú, de primer recital, pero gigantesco: Había muchos “reales” de Cebra en Interpol, y por eso me hacía sentir como en Moscú. Estaba en el Luna pero escuchaba voces gritando “¡eh gordo!” y “¡Pato, Pato!”.
SP: Sí, estuvo lindo. La verdad que había gente que nos banca, que está ahí siempre.
– ¿Cómo fue la gestación de Clase B en relación con el primer disco? ¿Fue un proceso parecido o lo encararon de otra manera?
SP: No, fue muy distinto. Fue medio como todo lo contrario. La verdad es que en el primero (Mujer Cebra, 2021) tuvimos mucho tiempo, porque nosotros tocábamos de antes de empezar a prepararlo, entonces como que tuvo una gestación muy lenta, donde de repente la pandemia hizo que no toquemos por un tiempo, después fue volver a la sala y tener muchas ideas, y de repente activarlo, en un momento donde no había nada porque estaba todo muy frenado. Entonces fue un proceso mucho más lento con una grabación mucho más rápida, porque no teníamos presupuesto para hacer una grabación a todo culo. Así que lo grabamos todo en dos días, juntos y en un estudio un poco más chico.
Y el segundo (CLASE B, 2023) fue medio al revés, porque veníamos de tocar mucho, teníamos fecha para grabar diez días en el estudio Unísono (fundado en 2005 por Gustavo Cerati) y nos pasó todo lo contrario. De repente se estaba encimando la fecha y no teníamos una mierda. Y en un mes tuvimos que resolver un poco todo, juntando partes, haciendo medio Frankenstein y quedándonos mucho tiempo en la sala… Y fue como que, la parte que tal vez a mí más me copa, que es la de estar ahí armando ideas y todo eso, fue mucho más lenta, mientras que la grabación fue más larga…
Pero bueno, son cosas distintas. Yo la disfruté menos la grabación, pero aprendí más.
PGS: Sí, estoy de acuerdo. Fue como un parto todo el proceso de Clase B y aprendimos mucho más que con el primero, y además el resultado fue hermoso, las canciones están buenísimas… Fue una odisea pero al final hubo recompensa.
– Da la sensación de que hay una búsqueda más fina en la composición y también en el audio. Es un disco menos ruidoso y con sonidos más definidos…
SP: Fue una búsqueda nuestra… En el primer disco teníamos como ese “berretín” de lo sonoro, y estaba más pulido desde la parte estética del sonido que de la canción. En el segundo, como también empezamos a ver muchas bandas que eran más de ese palo, nos metimos a full a hacer canciones, y que el cómo sonaran fuera un proceso más de laboratorio, limándolo ahí. Las composiciones estaban más finas. No te digo que nos sentamos a ver arreglo por arreglo, pero medio una cosa así, que esté todo más pensado desde ese lugar…
– ¿Encontraron en Clase B un sonido más propio de la banda?
SP: Un poco sí, pero en realidad encontramos tal vez el método… Porque si pudiera volver me enroscaría un poco más en el sonido que con la manera de laburar y armar canciones, donde siento que ahí sí dimos más en el clavo. Me encontré más en ese lugar que con, por ejemplo, que la viola suene de tal o cual manera. Nos preguntaban muchas veces qué referencias tomábamos o cosas así, y a la hora de lo sonoro no teníamos nada que digamos “uh, quiero sonar así”.
Pero también el tiempo que teníamos para hacerlo hizo que llegáramos justo con las canciones, y no tanto con hacia qué lugar las queríamos llevar. No es que fue al boleo, pero sí fue más como “sabemos hacer canciones, que éste sea un disco de canciones”.
– Hay en Clase B otro tipo de narrativa en las letras también…
SP: Yo no escribo desde lo literal. Creo que a veces es más desde lo que estás atravesando. El primer disco la verdad que era un mundo muy para adentro, de nosotros, en la sala, y eso que estábamos viviendo. Y el segundo ni creo que tiene una energía más de lo violento que estás atravesando. Siempre me gusta pensarlo desde la crudeza de la vida. Es un mundo crudo, una vida cruda, pero lo atravesamos de una manera más esperanzadora… No me gusta mucho a mí esa cosa medio emo, como de llorón y de que la vida es un garrón, porque si te quedas ahí siento que todo es una mierda, y no me copa ese lugar.
– Hay una canción del disco, “Fantasma”, que parece estar escrita con otra lógica, desdramatizando un poco…
SP: Si, recontra, y es una de las canciones que estaba más lista desde antes del disco. Es como si viniera de otro lado. Es una de las pocas que habíamos tocado antes.
PGS: La habíamos tocado en un Moscú añejo…
SP: Sí, con otra letra, otros arreglos. Pero sí, es menos densa y tiene algo más “beatlero” cuando suena, y de repente la letra es un garrón.
PGS: Sí, tiene algo del Beatles de Help (1965). Igual “Fantasma” a mí me pega duro eh…
– Yendo un poco para otro lado, la estética de la banda también es parte de la manifestación artística, y se nota que Mujer Cebra tiene muy cuidado el diseño de las remeras y los flyers. ¿Cómo llegan a Santiago Moscardi y cómo se desarrolla ese laburo junto a él de todo el arte gráfico de la banda?
SP: Con Santi (Moscardi) pegamos mucha onda muy al toque en un momento que nosotros estábamos medio quebrados (de plata), en el que él se acercó muy cariñosa y desinteresadamente. Pegamos mucha onda muy rápido, no solo como amigos, sino que el laburo de él me parece espectacular.
PGS: Lo primero que hizo fue las remeras, con eso nos compró y empezamos a hacer los flyers y las tapas.
SP: Santi es un groso. El mayor problema que tengo a veces a la hora de laburar con gente es que siento que no escuchan, y él sabe escuchar e interpretar. En general muchos en lo artístico van con una idea muy dura en la cabeza, y si chocás mucho…
PGS: Si chocás mucho termina siendo una puja entre la visión de uno y la visión del otro, y eso a veces se complica, pero Santi la caza de toque. Aparte es una persona maravillosa.
SP: A veces (esa puja) te puede llevar a lugares increíbles, pero nosotros en general ya tenemos las ideas muy cocinadas. Trabajar con Santi es zarpado, porque lo primero que hicimos fue propuesta suya y nos entró como un flechazo en la cabeza. Después con la idea de los flyers y todo el concepto más Clase B hubo una búsqueda en la que el chabón se re portó… Tuvimos muchas pruebas hasta que le dimos, y después nunca más tuvimos que buscar, a partir de eso fue todo para adelante.
– Si bien vienen desde antes, ¿se sienten parte de la explosión post pandémica? ¿Cómo ven actualmente a la escena?
PGS: Sí, nos re sentimos parte, obvio. Me acuerdo cuando fuimos a ver Buenos Vampiros, Fin del Mundo y El Club Audiovisual, que medio que nos cambió la vida. Y al toque empezamos también nosotros a tocar en vivo, y un poco la fecha del Konex (18 de julio) me transmite un poco de nostalgia de esas épocas, cuando arrancaba esa movida post pandémica.
Ahora no tenemos tanto tiempo como antes de ir a ver bandas, porque tenemos que tocar, y estar de viaje, pero hay muchas bandas nuevas que están buenísimas. A mí me gustan mucho Los Mares, Lagrimitas… También bandas que están creciendo más ahora pero que están hace bastante, como Capricho y El Nota, que le está yendo de maravilla. Lo que noto es que sigue esa camaradería, que se juntan, se hacen amigos y empiezan a tocar todos los fines de semana.
– Esa camaradería fue un poco lo que marcó a esa escena cuando explotó, ¿no?
SP: Sí, recontra. Algo que siempre marqué y me parece muy groso es que se junten bandas de distintos “palos”… Bah, igual siempre fue un poco así, porque uno piensa en rock nacional y salen un montón de cosas que no tienen nada que ver entre sí, y lo que une un poco todo eso es la música, la canción, pero no el “palo”. Tener en la misma lista a Los Piojos, los Redondos y a Fito Páez no tiene ningún sentido, pero los une la canción, y yo de repente lo empecé a ver cuando empezamos a tocar. Porque de repente estás en un festival de seis bandas que no tienen nada que ver, y ahora si bien sigue estando eso, veo que un poco se fragmentó en “palos”, o sos de uno o del otro, y eso me parece un poco más choto. Bah, a mí no me cabe, pero entiendo que tiene sentido, es medio parte de que la cosa se agrande. Pero bueno, a mí no me gusta un “palo”, me gusta la música.
– Hace poco en redes se empezó a hablar de rivalidades entre bandas y también se les adjudicó una posición política que no los representa, que decidieron salir a responder. ¿Cómo se llevan con las redes sociales y con las cosas que se dicen en esos espacios?
PGS: Pienso en la frase de los Redondos en “Alien Duce”: “Es el pequeño gran matón de la internet”. Están todos ahí inventando rivalidades donde no las hay.
SP: A mí toda esa cosa un poco me separa, me hace meterme un poco más para adentro. Nosotros lo que decimos en nuestros discos, en nuestras fechas y en cómo nos movemos… Lo descifras medio rápido. Entonces cuando saltan esas giladas te obligan un poco a tener que salir y explicar algo que no… La gente habla mucho y piensa poco, en general.
PGS: La gente que bardea en general es la que tiene ganas de bardear y no sabe lo que está bardeando. Te das cuenta en seguida. Son unos pocos que hacen “mucho ruido”.
– ¿Qué nos pueden contar sobre lo que se viene para Mujer Cebra?
SP: Estamos con la cabeza en lo que se viene. Después de la fecha del sábado (Auditorio Oeste) nos vamos a meter a grabar. Siempre que grabamos algo estamos pensando en lo que sigue a futuro, y ahora ya estamos por meternos a hacer lo próximo y ya estamos con la cabeza en lo que viene después, y así. Por eso tenemos la energía puesta ahí desde hace tiempo. Clase B fue un disco que se tomó su tiempo en salir, y uno también se va cansando de alguna manera de escucharlo, por más que nos encanta y disfrutamos mucho tocarlo en vivo, pero ya tengo ganas de entrar en el ciclo de lo próximo. A veces pienso que si fuera por mí me la pasaría grabando, es la parte donde creo que más disfrutamos y donde más cómodos nos sentimos dentro de todo esto…
PGS: Es lo que nos tiene sin dormir. Estamos con la cabeza en hacer música y todo eso. Este sábado 15 tocamos con Winona Riders, después el 18 de julio con Buenos Vampiros y Fin del Mundo (Sonido Konex), y después no tenemos otras fechas anunciadas, aunque sabemos que algunas van a suceder, pero vamos a bajar el ritmo para hacer música.