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Mostruo: “Si no evolucionás, estás estancado en lo mismo de siempre”

En una entrevista con Indie Club, Mostruo repasa sus veinte años de carrera y su presente con No morí, su flamante nuevo disco de estudio.


Mostruo regresa con No morí, un álbum que encapsula su evolución tras dos décadas en la escena del rock argentino. En una entrevista para Indie Club, Kubilai Medina y Lucas Finocchi revelan cómo la pandemia impulsó un proceso creativo diferente, resultando en un sonido más amplio y matizado. 

Con nuevas incorporaciones en su formación, colaboraciones destacadas y una estética visual impactante, la banda se prepara para presentar en vivo un trabajo que equilibra la experimentación con la esencia que los define.


No Morí refleja una amalgama de emociones que van desde el amor hasta el escepticismo. ¿Cómo fue el proceso creativo detrás de este álbum y cómo influyó la pandemia en su desarrollo? 

La idea comenzó sin poder reunirnos ni salir a tocar. Entonces, empezamos a recopilar canciones para grabar en cuanto pudiéramos juntarnos. El proceso fue lento, al principio todos pensábamos: “esto va a durar uno o dos meses”, pero al llegar al tercero, decidimos empezar a crear. Hicimos muchas maquetas; uno componía la música, otro añadía la letra, y nos enviábamos todo constantemente.

La distancia terminó por influir en la composición de una manera diferente, dando lugar a cosas que no habrían sucedido de otro modo. Así, surgieron canciones desde una perspectiva distinta, adaptándonos a las circunstancias.

– Este LP marca una evolución en su sonido. ¿Qué los llevó a expandir su instrumentación y cómo impactó esto en su estilo?

El sonido de la banda evolucionó con la incorporación de dos tecladistas. Alfredo ya tocaba el teclado, pero de una manera más sutil. Ahora, con la llegada de Víctor, un músico increíble, se amplió mucho la paleta sonora, lo que nos permitió explorar nuevas ideas y abrirnos a cosas muy interesantes. Esto también nos dio la posibilidad de cubrir otros espacios con la guitarra y centrarnos más en el canto. Antes, las guitarras sostenían principalmente los temas, pero ahora eso cambió un poco, y nos permitió una mayor diversidad en el sonido.

Además, el tiempo que nos tomamos para trabajar en el álbum y definir nuestro sonido fue muy valioso. No es que no hubiera presión, pero el proceso se extendió lo necesario y nos dio la oportunidad de explorar otros enfoques tanto en la producción como en la búsqueda creativa. Incluso, en varios temas, la batería fue el último instrumento que se grabó, lo cual es raro para nosotros, ya que siempre habíamos empezado con la base rítmica.

También es importante mencionar que la mezcla estuvo a cargo de Nico Carlino, quien fue nuestro sonidista durante varios años. Nico tiene una perspectiva fresca y un enfoque diferente, esto aportó una visión que nos llevó a un lugar distinto del rock en el que siempre nos encasillamos.

– Colaboraron con artistas como Richard Coleman y Carmen Sánchez Viamonte. ¿Cómo fue trabajar con ellos y qué aportaron a la visión del disco?

Lo de Carmen se dio de manera natural. Siempre venía a vernos cuando podía, y cuando la veíamos, la invitábamos a subir al escenario para cantar. Para este disco era evidente que la íbamos a invitar, porque siempre nos decía que su sueño era ser corista de Mostruo. Así que le propusimos que se uniera a nosotros para hacer los coros, y no solo eso, también terminó cantando a dúo con Lucas en dos canciones que quedaron increíbles. Sentimos que su voz aporta muchísimo, tiene un tono muy especial y una forma de interpretar que no se nos hubiera ocurrido. Tiene su propio lenguaje vocal y eso nos parece fascinante.

A Richard inicialmente lo consideramos como productor del disco y hablamos con él durante la pandemia. Cuando la cuarentena se extendió, todo se complicó y se volvió poco práctico, entonces le pedimos que nos ayudara a seleccionar algunas canciones de entre todas las maquetas que habíamos hecho. Él hizo una selección y a partir de ahí empezamos a trabajar. Además, lo invitamos a tocar en una canción porque sentíamos que era lo correcto. Para nosotros, Richard es como un héroe del rock argentino, un verdadero prócer.

Es increíble tenerlo en nuestro disco, no solo por su talento, sino porque es una persona excepcional. Trabajar y conversar con él es una experiencia muy enriquecedora. Es un tipo súper generoso y buena onda, y tenerlo participando en nuestro proyecto es realmente especial.

– El arte de tapa diseñado sobre una pintura de Mauro Valenti es muy impactante. ¿Cómo se vincula este aspecto visual con la temática y el sonido del álbum?

Hasta ahora, habíamos trabajado las portadas de nuestros discos con Juan Soto, un amigo ilustrador que creó el primer “mostruito” y la portada de nuestro primer disco. Veníamos colaborando con él de manera constante. Para este nuevo álbum, decidimos colaborar con Mauro, un amigo de la infancia con quien compartimos la secundaria. Mauro siempre nos contó de su deseo de diseñar una portada para Mostruo, así que le enviamos las maquetas del disco y él empezó crear dibujos y pinturas que le evocaban nuestras canciones. Nos encantó una de sus ideas, una imagen de una cara desdibujada, que finalmente se convirtió en la portada del disco.

Aunque la portada tiene un tono oscuro, nos parece interesante porque contrasta con el contenido del disco, que terminó siendo menos sombrío de lo que imaginamos en un principio. Inicialmente, pensamos que el álbum iba a tener un tono más oscuro, pero creemos que en realidad tiene tanto luces como sombras. Esa “cara borrosa” en la portada es una especie de luz dentro de la oscuridad; la imagen tiene muchas capas y refleja bien el momento que estábamos viviendo. Durante la pandemia, había un sentimiento de incertidumbre, como si todos pudiéramos morir mañana, y de ahí surgió un poco el título del disco. Cuando Kubo presentó la canción “No morí”, decidimos que ese iba a ser el nombre adecuado, como una declaración de que seguimos vivos.

Además, el título también conecta con nuestro último disco de 2019, “Moderno”. Después de casi cinco años, lanzar un nuevo álbum es como decir: “Hola, seguimos acá”.

En cuanto al sonido del disco, queríamos equilibrar los colores musicales y darle un tempo dinámico. Aunque tiene canciones más tranquilas, buscábamos que tuviera un ritmo enérgico. Alfredo Calvelo y Gabo Liajovetzky fueron piezas fundamentales para dar forma y producir el álbum, se aseguraron de que no fuera monótono, sino que tuviera una amplia gama de matices.

– Celebran veinte años de carrera con este álbum. Mirando hacia atrás, ¿cómo sienten que han evolucionado como banda desde sus inicios hasta ahora?

Nos sentimos bárbaros, estamos sonando mejor que nunca, tanto en la forma de tocar como en el ensamble. Lo estamos disfrutando muchísimo. Siempre disfrutamos tocar; es lo que nos mantiene haciendo canciones durante veinte años. Todo lo que hacemos es, en el fondo, una excusa para poder tocar.

Creemos que estamos en un gran momento como banda, el sonido es excelente y todos lo disfrutamos mucho. Además, después de tantos años, somos más que una banda; somos una familia. Con el tiempo, nuestro grupo fue creciendo, lo que trajo nuevas dinámicas y diferencias, pero también aportó frescura y nuevos sonidos gracias a las nuevas incorporaciones.

Los primeros diez años fuimos una banda rabiosa, pero ahora nos consideramos una banda de señores más maduros. Disfrutamos de cosas diferentes y eso se refleja en nuestra música. Los shows están saliendo y sonando muy bien, y el público los disfruta mucho. Estamos realmente contentos con todo lo que está sucediendo.

– La experimentación es un tema constante en su música. ¿Cómo encuentran el equilibrio entre innovar y mantener la esencia que los caracteriza?

Para nosotros, la esencia está en la canción. Aunque el lenguaje que utilizamos es el rock, somos una banda enfocada en las canciones, y eso es lo que creemos que conecta todos nuestros discos. 

En nuestros primeros trabajos, había una mayor inclinación hacia la sátira y la exploración de estilos, pero a partir del cuarto disco empezamos a desarrollar un lenguaje propio. 

Lo que cambia es la forma, pero detrás de todo está nuestro sueño de encontrar esa voz única, algo que creemos que es un proceso para todos. Hay genios que lo logran desde el primer acorde, pero nosotros lo fuimos descubriendo poco a poco. Además, no nos preocupamos demasiado por cómo debería sonar. Lo que sale en el momento es lo que nos guía, sin preocuparnos por seguir tendencias o incluso respetar nuestras propias expectativas.

Nos encanta el rock, bandas y artistas como Los Beatles, Pappo y Spinetta, pero también abrimos nuestros oídos a mucha música nueva. En los últimos años, Kubo se interesó mucho en los teclados y estuvo explorando nuevos sonidos, eso influyó en sus composiciones recientes, que son diferentes porque se nutrieron de nuevas influencias. Nos gusta experimentar con libertad, sin limitarnos.

– A lo largo de dos décadas, la industria musical cambió considerablemente. ¿Cómo lograron mantenerse relevantes y conectar con nuevas generaciones de oyentes?

Lo notamos en nuestros shows. Primero, porque no conocemos a todo el público, y además porque cada vez hay más gente joven, como Carmen. Nos encanta estar en contacto con bandas nuevas. Recientemente tocamos con Sofi Uzal, y nos pareció una persona increíblemente talentosa.

Hace poco, también hablamos con una chica que nos contó que había comenzado a escucharnos cuando tenía quince años y ahora tiene treinta. Es en esos momentos cuando te das cuenta de que, de alguna manera, acompañamos a alguien durante toda su vida, lo cual es una sensación muy loca. Hay quienes recién nos descubren, mientras nosotros seguimos acá, intentando seguir vivos. 

El público cambia y crece con nosotros; si no evolucionás, estás estancado en lo mismo de siempre. Nos encanta tocar con bandas nuevas, como cuando hace unos años compartimos escenario con chicos que tenían la mitad de nuestra edad o menos. También es emocionante empezar a conectarnos con la escena que nosotros éramos hace treinta años. Estar en contacto y colaborar con otros artistas es una experiencia muy enriquecedora.

Parece que las generaciones más jóvenes ahora están más relajadas respecto a colaborar, tocar con distintas personas, grabar y producir juntos. Nosotros éramos más de estar cada uno con lo suyo. Sin embargo, también hemos tenido la oportunidad de trabajar con músicos de generaciones anteriores. Por ejemplo, Pájaros debutó en una de nuestras fechas, y fue muy emocionante para la banda tenerlos tocando con nosotros.

La escena de La Plata también es muy especial en ese sentido: te permite estar en contacto con lo que está pasando, y en este momento están pasando cosas increíbles.

– Con la presentación de No morí, ¿qué pueden esperar los fans de sus próximos shows en vivo? ¿Habrá alguna novedad en términos de escenografía o repertorio?

El sábado 24 de agosto tocamos en el Centro Cultural Richards junto a Las Avispas, una banda con la que ya hemos compartido escenario antes. La pasamos muy bien con ellos y nos encanta lo que hacen. Después, el 28 de agosto presentamos el disco en La Plata, y esa noche también va a tocar Carmen con su banda.

El Richards es un lugar único, casi como una escenografía en sí mismo. Tiene un encanto especial, como sacado de una película de los 70s en Nueva York. Decidimos presentar el disco ahí porque nos encantó el ambiente cuando lo visitamos: la música sonando en vinilo, el trato amable de la gente, y además, es un espacio cómodo donde se puede tocar fuerte. Es, sin duda, una verdadera rockería.

En La Plata, la presentación va a ser el 28 de agosto en el galpón de la Comunidad Ferroviaria, un espacio más grande ubicado atrás de la estación de trenes de Tolosa. Para esa fecha, estamos preparando una puesta en escena más ambiciosa, con pantallas, luces, fuegos artificiales y hasta un inflable (risas). Algo especial vamos a hacer para esa noche.

– ¿Cómo ven la energía y la interacción con el público en estos tiempos post-pandemia?

Hubo una efervescencia que se perdió un poco cuando todo volvió a abrir. Hubo una época en la que tocábamos para sólo treinta personas, y teníamos que hacer dos shows seguidos en un mismo día. Fue una experiencia extraña, pero también linda. Aunque para otros estilos es algo común, para nosotros fue raro tener que repetir el show.

Después, cuando todos empezaron a salir a tocar de nuevo, no estamos seguros de si las cosas volvieron a ser como antes. Ahora parece que hay muchos proyectos solistas, con más artistas animándose a lanzarse en solitario.

Durante la pandemia, el tiempo de encierro fue una oportunidad para que muchos músicos que estaban creando pudieran incorporar nuevas herramientas, aprovechando que estaban en casa para experimentar. También se nota un cambio de actitud en la generación más joven, que se atreve a decir: “no importa si sabes tocar o no”. Antes, esa actitud quizás estaba más asociada al punk u otros estilos, donde la falta de habilidad técnica no era un obstáculo, pero ahora parece que esa mentalidad se expandió, lo cual nos parece genial. Permite que más personas se animen a explorar la música.

Muchas veces, desde el desconocimiento o simplemente por suerte, surgen cosas muy interesantes. Hay personas que tienen una gran actitud y presencia, y eso a veces supera la falta de habilidad, conocimiento o formación académica. Es un enfoque fresco y habilitador, que da lugar a mucha creatividad.

– ¿Tienen planes de llevar este álbum a otras ciudades o lugares?

Sí, nos encantaría presentar el álbum en Mar del Plata, aunque todavía no tenemos una fecha definida. La idea es organizar las presentaciones según surjan oportunidades. Así que si alguien está leyendo esto y quiere invitarnos, vamos a estar encantados de ir.


Mostruo presenta No morí en el C.C. Richards este sábado 24 de agosto. Entradas disponibles en AlPogo.

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