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Juliana Gattas y su sensual Niceto

Después de años en Miranda!, Juliana Gattas presentó su disco debut como solista en un Niceto Club repleto.


Miranda! es, fuera de cualquier discusión, el referente número uno del pop en habla hispana. El legendario dúo conformado por Juliana Gattas y Alejandro Sergi lleva más de veinte años sacando hits sin conocer techo y tan solo hace un año refrescó sus mejores canciones con Hotel Miranda! (2023). Entre las giras y los laureles, sin embargo, Juliana encontró un espacio para reformular esta tradición pop con una voz totalmente personal.

Maquillada en la cama (2024) no es solamente el disco debut de una artista que ya no necesitaba más para consagrarse, sino una reformulación de su trayectoria. Donde el pop comienza a coquetear con la electrónica, Juliana Gattas enseña su faceta de diva y entrega al público un drama novelesco.

La presentación del álbum en Niceto Club no hizo más que confirmar las sospechas. Maquillada en la cama es de lo mejor que salió en el año y comprueba la versatilidad de Juliana sobre el escenario. Porque lejos de ser un show más, propone su música como un espacio diferente donde el drama telenovelesco se vuelve realidad y el baile, más que una propuesta, es una imposición.

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Fotos: Cata Almada

Lo primero es lo primero

Entre telones de un rojo lyncheano y espejos que aseveran su condición de diva, Juliana Gattas presentó Borracha en la cama sin guardarse nada. Porque la primera impresión es de una cruza entre este oscurantismo de vodevil con las luces estroboscópicas del club. Como en una pasarela, los invitados y bailarines se sucedían canción tras canción casi sin dejarla sola en ningún momento y tomando tanta relevancia como los músicos mismos. Porque, como reza “Borracha en un baño ajeno”: “Lo primero es lo primero Y lo primero es bailar“.

El show fue, a todas luces, un espectáculo. Porque esa gracia que arrastra ya desde sus primeras canciones en Miranda! está en la mezcla de erotismo y drama. El baile es catarsis y flirteo en un mismo movimiento y esa síntesis se expresa en sus modos. Porque Juliana se encierra entre un cuerpo que busca calor y el llanto atragantado de sus letras. Quizás así se explica la sucesión de invitados que recorrieron el escenario canción tras canción, sin poder dejarla sola. La puesta en escena hace eco a la pregunta que recorre el track que da nombre al disco: “¿Qué se siente llorar desde la cima de la felicidad?” La respuesta, sin ir más lejos, pareciera ser: “Juliana de nuevo / siempre equivocada“.

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Fotos: Cata Almada

A los bailarines se les sumó Marilina Bertoldi para interpretar un cover de Celeste Carballo, “Me vuelvo cada día más loca”, y los integrantes Papá Topo para dos temas todos juntos. A todo esto se le agregó una capa de espectacularidad con una performance que exudaba sensualidad y delirio; del sadomasoquismo y el striptease a un teléfono de línea gigante. La suma detonaría inevitablemente en una fiesta.

No hay manera de negar que Juliana Gattas logró estructurar el sentido pop en un idioma tan personal como refinado. La suma de influencias se rinde con honores y dió como resultado un show increíble para cerrar el año. Maquillada en la cama no hacía falta para comprobar que Juliana era una artista descomunal pero, ya en la calle, la supera con creces.

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Fotos: Cata Almada

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