A siete años de su disco debut, el grupo vuelve a la escena con un álbum maduro, rockero, sincero y por sobre todas las cosas, argentino.
Después de su última aparición en 2022 con el single “Enero”, Terrores Nocturnos volvió de su larga pausa para traer Gente en la ventana, su segundo disco de estudio y sucesor de El funeral de los monos (2018). En este trabajo se puede ver a la banda conformada por Marcos Aramburu, Marcos Delfino, Sebastián Limarino, Juan Ignacio Verona y Julián Pérez con un sonido más maduro y composiciones que denotan el peso de la adultez.
Además del sonido, este álbum contó con la participación de Santiago Napoli acompañando en la producción, 7ammixing (Dillom, Louta) en la mezcla y el mastering, la dirección de Juan Sahagvian y Conrado Delfino en la película que acompaña el concepto del disco y las apariciones estelares de Santiago Motorizado y Sebastián Expulsado.
“Las brujas” da inicio a un disco que atraviesa las dudas, las preguntas y las relaciones humanas. Con un comienzo casi coral, ya la voz de Marcos Aramburu esboza “Los cocodrilos piensan en saltarte y yo ya sé. Que la vida es larga para vos también”, mientras que entre guitarras ruteras y un ritmo bien rockanrolero, el vocalista responde “Me acuerdo pocas cosas la verdad. Tu voz en las llamadas, filmadoras de cassette. Y que la vida es corta para vos también”, mostrando la madurez de la banda en estos años, pero continuando con las mismas inquietudes de siempre: la muerte, la soledad, el tiempo y la incertidumbre.
En “Autobombas”, Terrores Nocturnos emana ese espíritu que tenía Él Mató a un Policía Motorizado en La dinastía Scorpio y capta esa sensación que hoy viven los jóvenes entre veinte y treinta años, siendo un reflejo de Argentina y expresando una búsqueda por parte de una generación que quedó afuera del sistema. “Vendamos nuestras cosas, no tengamos ningún plan / más que estar en la playa y tomar droga frente al mar / que se acabe la plata y tengamos que volver, o morir”, una realidad cruda, desalentadora, pero a la vez esperanzadora. Viví el hoy, porque no sabemos si va a haber mañana.
Para “Malas noticias” la banda explota su lado postpunk para traer una composición que rememora a los héroes que ya no están. “Mientras espero a que se largue a llover / a ver si esta vez arreglé las goteras bien / mientras espero a que dejen de caer / malas noticias de mis héroes de ayer” canta Aramburu en una letra que habla de la nostalgia de los ídolos que no están más y la ausencia de nuevos faros para seguir en la oscuridad.
“Gente en la ventana” presenta una base entre batería y bajo bien rock/pop con riffs de guitarras voladoras, casi como si estuvieran surfeando el espacio, creando un ambiente cargado de melancolía. Pero por primera vez la banda se escapa por un minuto de los ruidos que genera él afuera, para adentrarse de lleno en uno de los sostenes más importantes que tiene el humano: el amor, pero sin perder ese tono cínico de que no todo es perfecto. “A mí me haría tan feliz que vos / en este infierno te quemes junto a mí / A mí me haría tan feliz / que en esta tumba vos te pudras junto a mí”, porque al fin y al cabo, si el mundo es un horror, hagámoslo un poco más hermoso entre los dos.
Si la conexión con Él Mató a un Policía Motorizado era clara, en “Semáforos” se termina de confirmar con la aparición de Santiago Motorizado. Y haciendo honor a una de sus bandas referentes, traen un rock potente de esos que te piden a gritos “agarrá una guitarra, poné el amplificador al taco y hacé música sin que importe nada más”. La muerte, el trabajo y hasta el amor, pero si una temática le faltaba al disco era los amigos. “Encontrar personas rotas nos van a remendar”, un retrato perfecto de los verdaderos hermanos que regala la vida y que con la voz cargada de sentimentalismo de Motorizado, termina de coronar la canción.
“Remises truchos” es un punto de inflexión en el álbum. La aparición de los sintetizadores crea un sonido nuevo en el camino que venía recorriendo Terrores Nocturnos en Gente en la ventana, planteando una atmosfera de añoranza, pero con tintes oscuros, cantando “Creo que me volví loco, así que así se siente perder. Todo fuera de foco, y empiezo lentamente a creer”. A pesar de la derrota, de sentirse vacío o perdido, para Terrores siempre va a haber luz al final del túnel. Luego en “Contra el barro” termina de explotar la búsqueda de su antecesor y con teclados que remiten a bandas los 80s como Depeche Mode o The Cure, el grupo presenta una propuesta que logra una simbiosis perfecta entre el new wave y el postpunk, incluso teniendo ciertos tintes pop flotando en el aire.
Después aparece “Motomensajero” donde entra la acústica para mostrar una canción bien artesanal e íntima, que entre un tono jocoso, pero realista, relata la vida de lo que podría ser un argentino laburante promedio. Y para cerrar el disco, Terrores Nocturnos convoca a Sebastián de Expulsados, vocalista de Expulsados -banda emblema de los 90 del punk-rock argentino-, para que los acompañe en “V.L.T”. Y detrás de lo que parece un mensaje desalentador, en el fondo es simple: regresaron los Terrores Nocturnos y ojalá no se vuelvan a ir nunca más.
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