Frente a 15 mil personas, el grupo platense se despidió de Súper terror y celebró sus más de 20 años de carrera.
La noche del domingo tuvo una sola estrella que iluminaba y apuntaba al Movistar Arena. Ahí, se presentaría Él Mató a un Policía Motorizado con un show que quedaría para el recuerdo de las 15 mil personas que pudieron asistir al ritual. Porque ir a ver a Él Mató es eso, una ceremonia que muchos fervientes creyentes esperan durante todo el año. Para toda una generación es ir a escuchar la banda sonora de su adolescencia, una que te marca desde la primera vez que los escuchas.
Y como no podía ser de otra manera, el grupo abrió su noche histórica con “El magnetismo”, el primero de los tantos himnos que iban a resonar por el venue de Villa Crespo. Luego, para ir empezando a calentar las piernas del público, resonó el riff de “Un segundo plan” y los saltos comenzaron automáticamente para rematar con “La noche eterna” acompañado por un arreglo coral de miles de personas. Un inicio arrollador, la banda mostraba que sabía a qué habían venido.
“El perro” y “Moderato” dieron paso a otro de los grandes momentos de la noche cuando sonó “Más o menos bien”, un mantra para repetir en loop. La imagen de la gente cantando casi entre lágrimas y saltando en el pogo como si no hubiera un mañana, era potente y dejaba algo en claro: eso es Él Mató. Después de “Coronado” y “Dos galaxias” vino dos de las perlas de jornada cuando tocaron “Navidad en los Santos” de su EP Navidad de Reserva (2005) y “Sábado” de su álbum homónimo (2004). Una reivindicación a sus veinte años de carrera, llevando sus primeras composiciones a lo más alto de la escena musical argentina.
Santi Motorizado puso su pulgar arriba, dijo gracias y la fiesta siguió con “Voy a disparar al aire” y con dos canciones que el público ya adoptó como clásicos de la banda: “Diamante roto” y “Tantas cosas buenas”. Viendo la excitación y la emoción que había en el ambiente, siguieron redoblando la apuesta y regalaron un bloque que se podría llamar “momento himnos”, continuando con “El tesoro”, “Medalla de oro” y “El mundo extraño”. No faltó “Excalibur” para terminar de repasar La Síntesis O’konor (2017), el disco que los hizo dejar de ser una banda más de culto.
Ya con el final cerca, la banda invocó al espíritu de “Yoni B” y el Arena se convirtió en una caldera. Los círculos dentro del público se empezaron a abrir y casi como si todos estuvieran exorcizando demonios, se entregaron a uno de los pogos más grandes de la noche. Ya para esta altura no se podía bajar, ni la banda ni la gente querían que la misa terminará. Con “Amigo piedra” y “El fuego que hemos construido” se cerraron el bloque y se despidieron por unos minutos, sabiendo que todavía lo mejor estaba por venir.
Reaparecieron para ir finalizando el show con “El universo”, “Fuego” y “Ahora imagino cosas”. Pero lejos de querer irse con lo ganado, remataron con “Chica de oro” y “Mi próximo movimiento” del EP Día de los Muertos (2008), dejando que el público se vaya lo más arriba posible.
Así, la banda, mostrando que son ellos seis tocando y que no se necesita nada más, volvieron a regalar un show que quedará en la historia de Él Mató a un Policía Motorizado. Lejos de conformarse con los dos Luna Park que hicieron el año pasado, el éxito de Súper terror, que incluso ganó recientemente un Premio Gardel, y las distintas giras por todo América y Europa, siguen apostando por acrecentar su leyenda y demostrando una vez más porque actualmente son una de las bandas más importantes de la escena musical argentina.