Melancólica y apocada, Blair lanza “Lo único que quería este verano”, un single afligido para aguantar la espera de su nuevo álbum.
Blair cayó en la escena porteña como un meteorito y su impacto es innegable: en cosa de un año pasó de Niceto B a los festivales más importantes del país y sigue creciendo. Después del furor de su disco debut, Llorando en la fiesta (2022), se llamó al silencio para trabajar en su siguiente disco. “Lo único que quería este verano”, su nuevo single, es un aperitivo para aguantar la espera ya que, en palabras de la artista, “no tiene nada que ver con el disco”.
De Marianne y Connel
Quizás esa pose de rockstar lo disimule, pero Blair es esencialmente una romántica. Marcada a fuego por la tristeza congénita de Lana del Rey en su ya mítico Normal Fucking Rockwell! (2019), su naturaleza está en en esa búsqueda del ideal casi siempre imposible. Hija de internet, twittera y devota de Alejandra Pizarnik o Silvia Plath a la par de Patti Smith, vive en un constante pendular entre la irreverencia rockera y la melancolía de las poetas.
“Lo único que quería este verano” tiene la rúbrica de una narrativa sobre el amor que se popularizó a través de series como Normal People (2020) o Fleabag (2016). Amor inevitablemente trágico que arrebata a los personajes, amor imposible por definición, amor que reclama de los afectados una entrega absoluta y destructiva.
Heredera de las clásicas romcom, género coronado por Cuando Harry conoció a Sally (1989), o romances de corte más dramático y reflexivo como puede ser la maravillosa Annie Hall (1977), esta narrativa sobre el amor pone especial énfasis en su condición trágica. Marcando una generación, fundan una poética dolorosa sobre el amor. Pareciera decir que si no duele no es amor, que si no despoja violentamente a los sujetos de sí no alcanza.
Después del sol
Con “Lo único que quería este verano” Blair entra de cabeza en este juego y deja de lado por un rato la mueca rockera. Pop, íntima y minimalista, se involucra en esta poética en la que calza cómodamente. Hay un llanto que se lamenta lo que no fue y lo repasa una y mil veces en la cabeza intentado entender qué salió mal.
“Solo vivo en la ficción”, reconoce sin más. Con esa voz dulce aunque apenada, canta a esos amores que comienzan con una mirada fugaz. Hay un instante. del todo azaroso, que funda en su mente una historia soñada. Es un poco ese cruzar miradas en el subte que te atraviesa, te hace vivir en dos estaciones un sueño y te destruye cuando hay que bajar, la otra persona sigue y el anhelo se termina.
Y el dolor es inherente. No puede evitarse y hace incluso al efecto del amor. “Es un sentimiento inherente / está en mi naturaleza / me gusta que seas hiriente / me enamora todo lo que cuesta“, canta como en un coro de delirio febril.
Guiñando en la portada del single al epítome de esta narrativa melancólica, Aftersun (2022), Blair se posiciona claramente en esta línea tanto poética como estética. Porque no se trata solo de pasarla mal, sino de pasarla mal viéndose bien. La clave está en la idea de sufrir de manera aesthetic. “Lo único que quería este verano” apela a la nostalgia del recuerdo y lo que no fue, pero se basamenta sobre una romantización de los espacios y los sucesos.
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