De la misma manera que nacen las canciones, en algún momento deben morir; pero no sin antes disfrutar de una buena fiesta. Banzai FC así festejó el funeral del rock en su lugar en el mundo: la ciudad de Buenos Aires, en un show que tuvo de todo.
“El rock ha muerto, señores, y hay que aceptarlo” comenzó recitando Jerónimo Acosta en el show de Banzai FC el viernes por la noche, desde una transmisión en vivo en la Ciudad Cultural Konex. “Sería muy fácil para nosotros acusar a una pandemia a nivel global, tampoco sería muy complicado acusar al mundo moderno, a la cultura del internet” prosiguió y luego, con una frase, dio pie a la entrada de uno de los elementos que estarían presentes en todo el recital: “traigan el cajón”.
Así inició el show de esta banda que, al estilo Militantes del Clímax, no se conforma con sólo hacer un show musical sino que suelen incorporar performances que buscan interpelar al que está del otro lado, con fuertes críticas sociales y reflexiones que refuerzan las letras de todas las canciones.
En esta ocasión, la banda se presentó con un eje muy claro: el rock está muerto, especialmente en Buenos Aires. “Fuimos nosotros los que por omisión y cobardía asesinamos y velamos a nuestro querido rock”, siguió el discurso inicial. “Hay tanta maldad que ya no sabes si Buenos Aires es lo que fue o es un zoológico desatando la revolución”, con este cuestionamiento y con un cálido saludo de buenas noches, dio comienzo a la primera canción.
Las luces azules y rojas toman el escenario, y los integrantes de la banda, vestidos de traje para asistir a la muerte del rock, empezaron a tocar una de sus canciones más reconocidas: “Barrio x barrio”. Así, arrancaron el show de la manera más potente, con una canción que combina la nostalgia del tango con la fuerza del rock progresivo, algo característico de Banzai FC. Esta primera canción termina y el guitarrista de la banda, Diego Szalko, se limpia la transpiración de las manos contra la ropa dejando algo en claro: los nervios y la adrenalina se viven igual por streaming.
El recital continúa con “Julito”, una canción que todavía no se estrenó y formaría parte del segundo álbum de la banda, una creación que fue interrumpida (al igual que todo) por la pandemia. Para su ejecución, entran los vientos: la trompeta en manos de Reimon Lesbegueris Pinillos y los infaltables saxos de Milena Bagdadi y Vale Perez Aboitiz, y dan pie al inicio de esta nueva canción junto a unos carillones que se escuchan de fondo y relajan un poco el ambiente, pero después se vuelven a encontrar con la electricidad del bajo de Bruno Mazzitelli y la guitarra, manteniendo a la audiencia constantemente atenta a los cambios de ritmo.
“Tango de Anfeta” es la tercera canción del setlist, una oda a la ciudad de Buenos Aires y su caos, ese “zoológico de pavimento” del que hablaba Acosta al iniciar el espectáculo y es él quien la canta, junto a bailes raros y atrapantes. Al terminar, veinte minutos después de haber iniciado el show y cuando ya estamos totalmente sumergidos en la historia que la banda viene a contar, Banzai FC se presenta: “Muy buenas noches, es un placer estar acá en este hermoso teatro con esta banda soñada tocando esta música que amamos, que imaginamos alguna vez; música nueva” empieza diciendo el frontman Szalko e introduce la próxima canción: “así que vamos a tocar un rato más, este tema es para bailar ahí en las casas; bailemos que se hunde todo”.
Inicia “Mi viejo”, otro de los grandes hits de la banda que caracteriza su sonido inclasificable. Es recién en esta canción donde todos los integrantes se empezaron a relajar, a bailar y este cambio viene acompañado con unas luces violetas que cambian el tono del show, transportando a quienes siguen a la banda a esos recitales de las tres de la mañana en un boliche porteño. Es también durante esta canción que hay un solo increíble de teclas a cargo de Francisco Azorai y los vientos se convierten en los responsables en hacer que todos empiecen a moverse en sus casas.
A continuación llega “Desangelados”, otra canción sin estrenar que presenta una faceta que todavía no conocíamos de la banda, una más sombría y triste que combina la electricidad del rock y por momentos los tambores del folklore. Sin embargo, el protagonismo lo tiene la historia escondida detrás de los versos que canta la voz rasposa de Acosta, donde cuenta cómo una pareja sufre las consecuencias de la pobreza.
Después empezó “Paraísos Fiscales”, una canción nueva y puramente instrumental, que también esconde una especie de melancolía en los solos de guitarra. Mientras, para meterle aún más elementos a este recital, Rodrigo Salas, el mánager de la banda, cuelga de un trapecio y se movía haciendo piruetas al ritmo de la música.
Termina esta canción y anuncian otro estreno: “Dedos de Momia”, un tema muy ricotero. Mientras, el mánager se acerca al cajón -que nunca abandonó el escenario- y apoya el disfraz que Acosta solía usar en los shows pre-pandemia, indicando a los fanáticos de Banzai que la banda que conocíamos está mutando, está muriendo, igual que el rock, y que el nuevo Banzai FC viene a presentar algo nuevo, música nueva.
Se apago todo y el rock empieza a agonizar. Ya está terminando el show. Empieza “P-Jazz”, otro favorito de los fans. Una canción que en situación no pandémica iniciaría un pogo inmediato pero para contrarrestar la falta de los gritos de la audiencia, la banda se empieza a mover al unísono al ritmo de la música y los vientos entran lookeados con anteojos de sol negros.
Después viene otro lanzamiento: “El regalo” que retoma ese lado más oscuro que, por los estrenos, podemos concluir que va a ser muy predominante en el próximo álbum. Temas sombríos con sonidos que acompañan pero sin abandonar la frescura y la introducción de sonidos nuevos, encontrándose con lo folklórico.
El recital termina con el caos, todos disfrutan, tocan lo que quieren y los instrumentos terminan fundiéndose en un sonido psicodélico, rockero mientras que las luces acompañan el delirio. Acosta, el showman, se acerca al cajón y saca de ahí un choripán y una coca, y deja así planteadas más preguntas que respuestas. Lograron su misión.
¿El rock murió? No lo sabemos, hay quienes opinan que sí y hay otros que dicen que está más vivo que nunca. Pero eso sí, para Banzai FC, el rock que crearon en su primer disco, un rock atípico en el que tuvieron que romper todas las reglas para que termine siendo Generación TV, ese rock sí murió. Entonces tal vez no es que murió sino que Banzai FC está nuevamente preparado para reinventarlo y las nuevas canciones que estrenaron en este show fueron sólo una anticipación de eso.