
La gentileza de compartir: Florián presentó el álbum de su último ciclo
A pocos días de concluir un año musical caracterizado por búsqueda del encuentro través de la generosidad, el artista del barrio de Boedo presentó en el estudio algunas canciones que integraron su último ciclo de Actos de gentileza.
La gentileza de compartir aquello que amamos siempre une —y unirá— a las personas: la música. Reunirse sin prejuicios, con la sencilla predisposición a escuchar y celebrar el encuentro, para disfrutar de una propuesta que, si bien eligió al tango como estilo predominante, supo expresar y transitar la prolífica cultura musical popular del país. Sin duda, ese ha sido el propósito y el resultado logrado a partir de “Actos de gentileza”, el interesante proyecto que Florián emprendió este año; una iniciativa que contó con la cariñosa participación de diversos colegas, amigos y familiares, quienes enriquecieron cada evento junto al público y, finalmente, lo hicieron también en el estudio.
Además de varias presentaciones consecutivas en Strummer Bar —que luego continuaron en el Club Atlético Fernández Fierro, espacio destacado de la escena contemporánea del tango— y que concluyeron con una última edición en el Konex, el ciclo de los “Actos de gentileza” transformó una primera propuesta de carácter experimental (y también más pequeña) en un ciclo musical definido por la entrega hacia algo mayor: una actitud colaborativa que permitió construir una pequeña comunidad entre músicos y público, que fue sumándose de manera orgánica a la iniciativa.
Ese espíritu de cariño, amistad y compañerismo —y principalmente de gentileza, que logró reflejarse en las distintas noches que el ciclo ofreció en la escena porteña— quedó finalmente marcado en el estudio, junto a la participación de quienes acompañaron a Florián en alguna etapa de la propuesta. Entre ellos, Santiago Motorizado, Feli Colina y Chechi de Marcos; además de las colaboraciones de Cucuza Castiello, La Piba Berreta, La Valenti y Salustiano. A partir de estas participaciones y adaptaciones, fue posible escuchar versiones e interpretaciones del amplio repertorio musical argentino y, principalmente, homenajear la prestigiosa tradición tanguera y nostálgica que marcó las primeras décadas del siglo XX porteño.
Así, el álbum incluyó canciones como “Que nadie sepa mi sufrir”, “Merceditas”, “De contramano” y una emblemática y pícara versión de “Cambalache”, desde un intento de reinterpretación que tuvo el valor de sumar artistas que no provienen de ese contexto musical. Ese, sin duda, ha sido el mayor aporte que la gentileza consagró a través del encuentro musical: el compartir. Asimismo, cabe destacar la participación de Juan Manuel Fagnano en piano, Joaquín Benítez Kitegroski en bandoneón y Federico Maiocchi en contrabajo, quienes grabaron todas las piezas del álbum.
¿Acaso existe mayor plenitud para un artista que honrar lo que ama, acompañado por quienes aprecia? Sin duda, la sonrisa y la emoción que Florián transmitió en cada una de sus noches de gentileza —en cada nota cantada y en cada abrazo compartido con las personas que movilizan su sentir y admiración—, registradas también para el recuerdo a través del nuevo álbum, fueron las mismas que el público experimentó en los momentos hermosos que el ciclo ofreció.
En definitiva, el público pudo apreciar la gentileza de un artista que acercó, una vez más, una propuesta musical capaz de enriquecer a quien tuvo el agrado de presenciarla, honrando un género —o, mejor dicho, una tradición y una forma de sentir popular— que curiosamente siempre renueva, y renovará, sus filas y encontrará nuevos corazones para conmover. Así, la gentileza tuvo el mejor de los finales: acercar a quienes, probablemente, continúen un mismo camino a partir de estos momentos compartidos.
