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Bloc Party en Vorterix: dance-punk sobre ritmos rotos

Los ingleses pisaron por segunda vez Argentina para festejar veinte años de Silent alarm, el disco que definió su sonido y todavía marca su pulso.


En una semana cargada de shows, entre el Music Wins 2025, Primal Scream, Yo La Tengo, Stereolab, Weezer y más, Bloc Party se presentaba en el Teatro Vorterix para celebrar los veinte años de su aclamado álbum debut Silent alarm (2005), volviendo a nuestro país tras diecisiete años.

Cinco minutos después de las nueve, con el track extra “Every Time is The Last Time” sonando de fondo, Kele Okereke apareció acompañado de Russell Lissack, el otro miembro original de la banda. El cuarteto se completaba con Louise Bartle en batería (integrante desde 2015) y Harry Deacon en bajo y sintetizadores (desde el 2023).

bloc party kele okereke
Foto: Charlie Riobueno.

El climático arranque continuó con “So here we are”, condensando lo que sería la noche: ritmos rotos con guitarras y bajos potentes y asfixiantes, con espacio para alguna melodía introvertida. El track número 2 del setlist fue “She’s hearing voices”, con esa su base de batería selvática y batalladora (como “Like eating glass” o “Positive tension”) que puso a saltar al público, algo común a lo largo de la noche.

El show también pasó por otros discos, como “Songs for Clay (Disappear here)” de A weekend in the city (2007), cuyo final fue hilado con uno de los máximos hits de la noche: “Banquet”. Desde el inicio típico, con su pregunta-respuesta entre las dos guitarras y la batería bailable -una marca en Bloc Party-, fue celebrado por todo el Teatro Vorterix.

harry deacon
Foto: Charlie Riobueno.

A pesar de no conversar tanto con el público, se podía sentir la felicidad de Kele Okereke, que varias veces giraba el micrófono apuntando hacia la gente, festejando los gritos y pogos. Como una banda que está tocando en su pub local en Londres, Bloc Party fue directo al grano, tocando canción tras canción, sin visuales, con el objetivo de que nunca baje la espuma del vivo.

El falso cierre fue con “Like eating glass”, un balance perfecto entre silencios y energía, con todos los instrumentos entrando y saliendo, para al final potenciarse todos juntos. La banda no podía más de las ganas de tocar, así que cinco minutos después volvieron al escenario, e interpretaron “Signs” con Harry Deacon en el glockenspiel.

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Foto: Charlie Riobueno.

“Hasta ahora, fueron el mejor público de nuestro tour en Latinoamérica”, aseguró Kele que, entre obvio aplausos, presentó las últimas canciones de la noche, todas bangers: el dance-punk “Helicopter” y el dreampopero “This modern love”.

Su hit del 2013 “Ratchet” (¿cómo Bloc Party no iba a tener una canción en un FIFA?) fue una de las últimas que vibró el Vorterix, antes de un breve bis para finalmente bajar el telón con “Flux”, totalmente embebido en la punktronica. Así, Bloc Party demostró que su pionero Silent alarm sigue sonando más moderno que nunca y que volver a las bases es la mejor forma de reencontrarse.

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kele okereke
Foto: Charlie Riobueno.
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