Winona Riders descargó su nuevo arsenal en Niceto Club
Dos noches fueron suficientes para que la banda de zona oeste se reafirme en Niceto Club presentando su nuevo disco.
Winona Riders es la banda que más resuena de la ola alternativa que creció después de la pandemia. Y aunque vengan del lejano oeste, en Niceto Club juegan de locales. En la previa de su primer tour europeo, el grupo se despachó con Quiero que lo que yo te diga sea un arma en tu arsenal, su nuevo álbum, y dos fechas consecutivas en el histórico recinto palermitano para presentarlo ante su gente.
Después de haber tocado el cielo en Obras, los Riders volvieron a Niceto con la seguridad de quien conoce el camino. Pero lejos de ser una vuelta nostálgica, fue una noche a lo Winona Riders: densa, encendida, ritual e infinita. Sin repetir la receta, pero alterando el orden de los condimentos, llevaron la experiencia al borde del cuerpo y del ruido
La banda cordobesa Rosa Profunda abrió el escenario marcando el pulso de la noche y maridó perfectamente con la propuesta de los anfitriones. Su set, hipnótico y envolvente, combinó bases dub con guitarras saturadas y una puesta casi ceremonial. Los cuerpos se mecían más que saltaban; había algo de trance en ese clima oscuro y expansivo. Cerraron bien arriba con “Dub del Estadio” y “Dub de Momo”, una reversión de “El templo de Momo”, el clásico que abre el último disco de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota.
En su turno, Winona Riders arrasó con la intensidad que los caracteriza. Desde el primer acorde se sintió que el grupo estaba en modo ofensivo: luces rojas, bajos espesos y el volumen muy alto. La banda hizo sonar los temas del nuevo álbum todos juntos, empezando con “Sucios para jugar” y “Dr. Faim”. Después de sacarse de encima el disco nuevo, se impusieron en la segunda mitad del show los hits de los discos previos, y el público se volvió un solo movimiento, una masa vibrante que respondía a cada quiebre rítmico como si conociera el guion de memoria, con temas como “¿Así que te gusta hacerte el Lou Reed?” y “680/680”, para cerrar la noche con las armas más finas de su arsenal: “Dopamina”, “Joel” y “Antes de que el diablo llegue a casa”.
Winona Riders acaba de lanzar su cuarto disco pero no descansa. Hay una fuerza que los mueve y que a veces los rebalsa. La banda no apaga su motor ni para cargar nafta. Escupen sus discos, confiando en la aceleración como método para sostenerse en una época en la que la fugacidad es ley. Ansiedad, supervivencia o filosofía: sea como sea, es muy pronto para mirar atrás. Winona Riders no se va a traicionar descansando en los laureles. Lejos de eso —en vez de brillar—, van a seguir prefiriendo arder.
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