Con nueve bandas y un Konex explotado, se realizó la cuarta edición del ciclo. Mirá las fotos.
El sábado se vivió en el Centro Cultural Konex la cuarta edición del Festival Viaje de Agua, organizado por Poseidótica, con el objetivo de juntar bandas históricas con otras más jóvenes en un ambiente que celebra la diversidad de estilos musicales y que busca seguir catapultando la escena alternativa e independiente. Se presentaron 9 grupos repartidos en dos escenarios, ante un auditorio que dobló en cantidad de espectadores a ediciones anteriores del festival.
Tras las presentaciones tempraneras de Los Llanos, Los Tábanos Experience y IAH (todas ellas con un rock psicodélico y experimental con claras influencias de los organizadores), alrededor de las 18 subió al escenario de la Sala de las Columnas Translúcido , una banda instrumental que coquetea entre el space rock y la electrónica, y que apuesta a bases repetitivas, sintetizadores poderosos y potentes fills de batería sobre los cuales se despliegan virtuosos solos de guitarra. La puesta en escena fue sencilla, pero a fuerza de proyecciones cósmicas en la pantalla de fondo hicieron viajar a otras dimensiones a los espectadores.
Inmediatamente después fue el turno de Lucy Patané (co-fundadora de Las Taradas y La Cosa Mostra, entre otras) con su grupo solista, en lo que fue la primera demostración de la versatilidad de estilos musicales que se desplegó en la jornada. La banda que la acompañó estuvo compuesta en todo momento por mujeres (en batería, teclados y saxo tenor) y con colaboraciones eventuales en guitarra y percusión, además de la invitación especial a Marina Fages (“compañera de ruta” de Lucy) para hacer coros en un tema. En 40 minutos de recital en el Patio al Aire Libre, la artista expuso toda su presencia y versatilidad en el escenario ante la atenta mirada y le sirvió para realizar una nueva presentación de su reciente álbum homónimo, editado en mayo de este año. Ejecutó canciones como “Hoteles de Fuego” y “En Toneles”, además de cerrar con “Cinturón”, single lanzado con video en Sesión Balú en julio del presente año.
Luego de un intervalo en el que tocó Sauron, alrededor de las 20 horas llegó el momento más esperado del festival: luego de las corridas del público con el cambio de escenario, y de unos minutos de sonidos místicos y espaciales, en el patio al aire libre salió a escena Poseidótica para demostrar toda su lisergia, ante un récord de convocatoria para el festival en comparación con ediciones pasadas. La banda, referente nacional de la movida psicodélica experimental, hizo delirar al público en un show de una hora que no solo entró por los oídos sino también por los ojos, con imágenes cósmicas y futuristas en la pantalla de fondo, y mensajes escritos (con críticas al sistema y el “Gran Hermano”) proyectados entre temas.
El cuarteto instrumental hizo un repaso del repertorio de su extensa discografía, entre los que destacaron “Viaje de agua”, “Dinastía nocturna” y “Dimensión Vulcano”, además de ejecutar “Reconstrucción”, single lanzado hace un par de semanas. En sintonía con el ambiente de compañerismo y amistad que se vivió a lo largo de todo el festival, el grupo invitó a distintxs artistxs que se presentaron en la jornada: primero fue el turno de invitar a Lucy Patané junto a las músicas de su banda solista para ejecutar una adaptación de su canción “Ya no quedan”. Más tarde subió al escenario el Pato Larralde (cantante en Los Antiguos y Sauron) para cantar con su potente voz una versión de “Dilema para el origen” con letra. “Verlos acá es increíble, sigan disfrutando esto que con tanto amor preparamos” expresó el bajista, ante un público que respondió enérgicamente en cada tema ejecutado. Para finalizar, Poseidótica presentó “La era del instante”, un adelanto del nuevo álbum que lanzarán en noviembre del corriente año en todas las plataformas.
Para finalizar la noche, el festival se cerraría en la sala de las columnas con los recitales de dos grupos, una que viene pisando fuerte en la escena indie y otra con una larga trayectoria de más de tres décadas: Marina Fages con su banda solista y Massacre. Primero, la artista porteña originaria del barrio de San Telmo exhibió su estilo eléctrico e histriónico, en una nueva presentación de su disco Épica & Fantástica, lanzado en marzo de este año. El público bailó con ganas desde el principio, y se divirtió charlando de cosas banales con Marina en los intervalos que hubo ante interrupciones por problemas técnicos con el teclado, que la artista se tomó con buen humor en todo momento. El grupo ejecutó temazos como “Piedra, marea y fuego” y “Aventuras”, además de animarse a una versión de “Romance te puedo dar”, el ending de la serie Dragon Ball. A la mitad de su recital, invitó a Lucy Patané para tocar la viola y quedarse hasta el final del show, que terminó con 8 mujeres en escena: “somos un montón (dijo sobre el público), mitad chicas y mitad chicos, pero en el escenario somos solo mujeres, está buena la representatividad de mujeres en todos los frentes”, dijo Marina en su claro compromiso (y también el de la organización del festival) con el cumplimiento de la Ley de cupo femenino en eventos musicales.
Tras un largo intervalo y la insistencia del público, se presentó Massacre con su estilo punk inconfundible y toda su actitud en el escenario. La banda repasó temas reconocidos de su extensa discografía, como “Te leo al revés”, “La octava maravilla” y “Tanto amor”, para cerrar con “1984”. A lo largo de todo el concierto, Walas demostró todo su histrionismo que lo catapulta como uno de los frontman más carismáticos del rock nacional, ante un público que pogueó con ganas en todo momento reconociendo la larga trayectoria del grupo. Se cerró de esta forma un festival memorable que demuestra que la autogestión en tiempos de crisis es posible gracias al esfuerzo de un conjunto de personas que creen en el compañerismo, la cooperación y la amistad como factores que pueden catapultar la escena alternativa independiente, y gracias a un público que lo celebra gratamente.
📷 Franco Cueva