Tras la disolución de Sambara a fines de 2017, y el lanzamiento de su primer EP solista ese mismo año, Gabriel Kerman se embarcó en un nuevo proyecto que lo acerca a melodías más “poperas”, explorando sintetizadores y nuevas formas de componer.
Se suele decir que los tiempos que corren son efímeros. Apenas un producto cultural ve la luz, la misma sociedad lo empuja hacia una fecha de vencimiento. Son tiempos de crisis. La forma de consumir música está en constante cambio y les artistas deben hallar la manera de sobresalir entre tanta proliferación y oferta sin perder parte de su esencia.
“Yo no me quiero quedar en el nicho”, afirma contundente Gabriel Kerman, líder de Sueño Azul, proyecto que además cuenta con Nehuén Chumbita (bajo), Sebastián Mansilla (batería), Juan Inotti (teclados) y Martín Allende Medina (guitarra).
Tras la salida de su primer disco, Dónde está el amor, en julio de este año, la banda se prepara para su gran presentación en el CC Richards el viernes 6 de septiembre. Una fecha en la que, Kerman adelanta, no faltarán sorpresas.
Si bien el disco tiene una fuerte presencia de guitarras, por momentos queda relegada a un segundo plano y ganan más notoriedad los sintetizadores y los efectos por computadora ¿De dónde partieron las canciones del disco?
Yo creo que fue un híbrido entre canciones que salieron más con la guitarra y canciones que salieron desde una compu. De hecho estoy más en ese camino, saliendo de la guitarra y enfocándome de lleno en la producción. Hubo canciones que tenían cierto tiempo trabajado y otras que salieron un mes antes de que grabáramos.
¿Encontrás un mayor atractivo en esta nueva forma de componer, distinta a la que estabas acostumbrado con Sambara?
A mi parecer, el sintetizador te permite generar ciertas sonoridades que una guitarra no. Es un universo mucho más amplio. La sonoridad de la guitarra me encanta, si bien su rol puede cambiar, sigue estando siempre presente y se le puede buscar una vuelta a los sonidos que encontrás en ella.
“Me copan las canciones de amor, pero me parece que hay muchos temas para tratar. Me gustan las bandas que hoy en día están diciendo algo más.”
“Los muros” y “Tu sociedad” son dos canciones comprometidas, con una cuota de compromiso social ¿Te parece importante que la música tenga contenido?
En lo personal, no me agrada el hecho de la falta de contenido. Me copan las canciones de amor, pero me parece que hay muchos temas para tratar, sobre todo en un disco. Podés hablar de amor a la vez de lo que está pasando. Siento que hay muchas bandas que toman más esa idea de “canciones de amor” pero que no hablan mucho de la coyuntura social que te atraviesa, por eso me gustan las bandas que hoy en día están diciendo algo más.
Por ejemplo…
1915 me pegó para ese lado. Los pibes dicen cosas y calan muy profundo.
¿Y cómo te atraviesa ese contexto social?
Cada vez que lo hablamos con amigos y amigas concluímos que estamos pasando una difícil. Está muy duro llegar a fin de mes y además tenemos un contexto internacional muy complicado, no es sólo cosa de lo que pasa acá con Mauricio Macri. Tenés a gente como Donald Trump, Jair Bolsonaro, grupos de ultra derecha emergiendo en toda Europa. Hay mucho odio, un resurgir de la homofobia, muchas cosas re pesadas que vuelven a salir y uno dice como “qué mierda esto”, “esto no puede estar pasando”. Creo que una parte de la sociedad tiene claro que no queremos volver a eso.
¿Siempre te llamaron la atención las cuestiones políticas y sociales?
Sí, yo iba al Carlos Pellegrini. Milité en el centro de estudiantes, la política siempre fue parte de mí, siempre me interesó. De pibe empecé escuchando a Pink Floyd y leyendo a George Orwell, gente que hablaba de cosas que siguen pasando ahora. A veces lo dejo un rato y me meto en otras cosas, pero siempre está ahí.
Volviendo al disco ¿Cómo se dio la colaboración con Mateo Sujatovich de Conociendo Rusia?
A Mateo lo conocía por haber compartido una fecha juntos cuando él formaba parte de Detonantes. Cuando compuse “Entre tu piel” se me ocurrió llamarlo para que participe, me gustaba mucho su voz para la canción. Le escribí a ver si se copaba y me dijo que sí, que le re cabía la idea. Vino para el estudio y la grabamos.
“La escena local está hiper conectada, pero al mismo tiempo está difícil porque hay mucha oferta.”
¿Cómo ves a la escena local actual respecto a cuando arrancaste con Sambara?
Yo siento que ahora está como hiper conectada y hay una movida muy interesante. La veo bien, está muy firme, pero al mismo tiempo está difícil porque hay mucha oferta. Hay un montón de música y artistas re zarpados.
Y también muchas más herramientas que antes.
Y, yo cuando empecé con Sambara no tenía mi compu ni mis cositas. En ese momento era más una búsqueda de tocar y zapar. Ahora es más desde la producción, a veces me encuentro solo en mi cuarto, me siento y hago una canción entera desde ahí. Tenés todo a tu alcance.
Me imagino que, al mismo tiempo, te cambiaron los tiempos de composición al sumar estas herramientas.
Sí, olvidate. Uno se curtió en la música, laburé muchos años. Tengo una idea mucho más concreta de lo que quiero hacer. Se hace mucho más fácil. Vas a un estudio con todo pensado, no te cuesta saber qué es lo que vas a grabar.
¿Te sigue pasando igual de trabarte a veces en alguna parte del proceso?
Siempre, eso es un poco inevitable. Pero ahí es cuando llamás a un productor. Nosotros llamamos a Mariano Otero, con el que trabajé en Sambara. Era natural llamarlo a él. Cuando no sabes que hacer o cómo resolver una composición, el productor te ubica.
“Un disco sale y a los meses puede estar muerto, pero de todas formas no deja de tener ese algo. A mí me gusta detenerme y escuchar un disco de un artista que me gusta.”
En los últimos años se empezó a dar una tendencia a hacer discos cada vez más cortos, a la par de la apuesta al single como método más seguro ¿Te obliga el single a hacer discos más cortos?
Un poco sí, y también está el tema de la plata. Hacer un disco cuesta bastante. También está la velocidad con que las cosas quedan viejas, un disco sale y a los meses puede estar muerto. Pero de todas formas no deja de tener ese “algo”. Si no fuera el disco, y fuera solo un single, no sería lo mismo. Podés hacer un disco de una hora y que esté buenísimo, el público que escucha eso lo va a recibir. A mí me gusta detenerme y escuchar un disco de un artista que me gusta.
¿Cómo cuales?
Prender un Fuego, de Marilina Bertoldi, me parece increíble; BACH, de Bandalos Chinos , también.
¿Tiene que ver también con una lucha interna de “cuánto sacrifico de mí mismo para ser escuchado o pegarla”?
La cosa está re complicada, y para que un proyecto avance uno tiene que tratar de tomar buenas decisiones con las herramientas que tenga. Con Sueño Azul no hacemos música para que quede en casa, o para que la escuchemos sólo nosotros. Hacemos música para compartirla y que al oyente le pase algo con eso. Prefiero tender un puente más piola con la gente para que pueda recibirla a que sea algo a lo que no puedan llegar. Yo no me quiero quedar en el nicho.
Sueño Azul se presentará el 6 de septiembre en el CC Richards. Las entradas se pueden conseguir por passline.
📄 Sebastián Testino
📷/📹 Santiago Bianchi