Mujer Cebra, Buenos Vampiros y Fin del Mundo dieron vuelta la Sala de las Columnas con su sonido y mostraron el asentamiento de un panorama.
Se dio otra edición del Sonido Konex, un ciclo de fechas donde se exploran sonidos y bandas de la escena emergente, donde todos comparten una búsqueda por los sonidos alternativos. Esta fecha les tocó compartir a las Fin del Mundo, Buenos Vampiros y Mujer Cebra.
Media hora antes de la apertura de puertas se veía a gente haciendo fila para entrar. El público acudiendo con el ya símbolo de identidad: las remeras de las bandas no paraban de llegar.
En una fecha que olía especial, reunía a tres de las más importantes bandas de la post pandemia. En la Sala de las Columnas, entre bastante calor aunque aguantable, la ciudad de Buenos Aires nos regaló una linda noche entre tanto frío invernal. Fue la perfecta ocasión para estar en el patio al aire libre y esperando con una cerveza en la mano.
Pasadas las 21:30 salieron a tocar las Fin del Mundo. La banda integrada por Lucia Masnatta, Julieta Heredia, “Tita” Limia y Yanina Silva orientan su sonido entre el post rock y el shoegaze. Con dos EPs como Fin del Mundo y La ciudad que dejamos, presentaron también canciones de lo que va a ser su próximo y primer LP.
Con pantallas que resplandecen de naturaleza, comenzaron con “Hacia los bosques” y “Una temporada en el invierno”. “Lo difícil que está todo, gracias por apoyarnos”, decían antes de “Cuando todo termine”. Siguieron con dos temas de su próximo disco, que dejaban ver la intensificación al máximo de lo hecho en los anteriores trabajos, todavía más encrudecido.
La tocada siguió con su ya sonido muy fino. “El próximo verano” y “Vivimos lejos” ya son clásicos, más cuando llega ese momento donde se canta junto al público: “Y me alejo de la duda / y me acerco a lo que hace bien / y te espero en la laguna / ya no me da miedo perder”. Para luego también intensificar la noche con “Vivimos lejos”, primer adelanto de su próximo LP donde crean una oda a la amistad.
“Vamos a ver si encendemos el palacio de la noche”, decía Lucia Masnatta previo a empezar “La noche” endulzando al público. Terminando ya su presentación llena de emociones con “El fin del mundo” y “El incendio”, ver a las Fin del Mundo es entrar en un ritual. Desde sus movimientos arriba del escenario, su sonido que te transporta a otro plano y las gráficas en la pantalla, ya se vuelve una ceremonia.
El tiempo pasaba y la noche seguía. Desde un primer momento la sala se encontraba con mucha gente y se notaba. Era el momento de la noche para los Buenos Vampiros. Los de Mar del Plata esa misma madrugada sacó su tercer disco Entre sombras. Con este nuevo trabajo bajo el brazo lleno de oscuridad y afecto, comenzaron con “La calma del cementerio”, la primera canción.
Siguieron con las emocionantes y apasionantes “En la arena”, “El perro” y “Momentos” Con un público conmovido, con mucho agite envuelto de sentimientos. Entre canción y canción comentaban: “Aguante la Selección, ahora hace falta que se vaya Milei”.
Tanta celebración dentro de un panorama oscuro siguió con “No tengo idea”. Entre aplausos, los temas nuevos ya eran aceptados en el cancionero habitual y celebrados por el público. El repaso por sus anteriores discos siguió con “Todo el mal”, con el mar de fondo, “Paranormal”, “32” y el ritmo alto de “Tanques de guerra”.
Entre sombras volvió a aparecer con “Caminando”, donde la emotividad se hizo parte del escenario. “Desmotivada”, “Me paralicé” y “Verano” sacaron lo mejor de Luana Giobellina en el bajo y Mora Murguet en la batería. Antes de llegar al final, anunciaron que el 4 de octubre será la presentación oficial en Capital de su nuevo disco.
La intensidad que construye cada integrante de Buenos Vampiros hace cada ocasión única y un momento de catarsis colectivo. Cerraron esta ocasión con la conmovedora “Puedo ver el mar en tus ojos”.
Cerca de la medianoche, en un jueves diferente para cortar, salió al escenario Mujer Cebra, el power trío que cerró una jornada a puro ritmo desenfrenado y melancolía mancomunada.
Los porteños, luego de su consolidación gracias al prometedor disco homónimo, se afianzaron gracias al gran sucesor Clase B, que siguen presentando en diferentes escenarios. Su inicio fue fuerte y al medio con “XXYY” y “Adrenalina”, la cual se caracteriza por hacer corear con fuerza el bajo de Gonzalo Muhape.
La gente salía desperdigada por los aires y cantaba el ya común: “Olé, olé olé olé / Cebra, Cebra”. Mientras, Mujer Cebra seguía con canciones del repertorio de su último trabajo, donde se ven sus guitarras más filosas: “Veneno”, “Fantasma”, “Y no me digan nada”, “Nuevos miedos” y “Nadie va a decidir por vos”.
La emoción a flor de piel volvió con “Verano (sin personas)”, “Donde termina el silencio”, “De películas” y la ya icónica anticipadora “Ahora sí”. El final fue con “Invisible” y “SEISDIECISIETE”, la primera con uno de los estribillos más emocionantes de los últimos tiempos y el público lo hace saber acompañando: “Pero el viento está cambiando, me levanta y yo me caigo a tus pies / Y la luz no importa tanto siempre y cuando yo la encienda y vos estés / ¿No lo ves?”. Así despidieron una jornada con mucha emoción y agite, como nos tienen acostumbrados estas bandas. El que no quiere ver que algo sucedió y esta sucediendo se estará perdiendo de cosas muy importantes.