La banda porteña experimenta sin limitaciones en “Puro teatro”, su primer disco, que refleja el estilo de rock alternativo, poesía y estética teatral que viene forjando hace tiempo.
En el último año, Sakatumba emprendió un camino que los llevó a posicionarse donde están hoy, siendo una de las bandas más prometedoras de la escena emergente porteña. Una propuesta alternativa post punk que mezcla dramaturgia, poesía y música. El broche de oro a esta etapa de crecimiento meteórico es el lanzamiento de Puro teatro, su primer LP.
El disco abre con “Basta ya!”, una canción que agrupa varios elementos que destacan musicalmente a este álbum: guitarras con modulaciones, reverbs y delays, un bajo tocando corcheas, teclados que moldean la estética sonora de los temas, una batería que cambia el patrón rítmico con el correr del tema y la voz de Renata Bade, que ya es una marca registrada.
“Corazón” es la segunda canción de este álbum, y, probablemente, uno de sus puntos más altos. La guitarra pasa a tocar acordes distorsionados, para que el teclado tome la posta de la melodía, llenando el espacio sonoro de magia como jugando en el aire, hasta que entra la voz para contarnos de qué se trata: “Oh mi amor / es tan triste / la cadencia de tus besos”. Llega al lado oscuro del corazón y toca fibras íntimas en esta oda a una despedida que todavía está fresca.
“Me estoy olvidando de vos” es, musicalmente, la canción más alegre del disco. Una bocanada de acordes mayores para respirar de la intensidad de los primeros temas. “Tus palabras me recuerdan a la niebla en el mar”, canta Octavio Báez, el tecladista de la banda, con esta frase que ayuda a graficar lo que se siente escuchar el álbum: frío y humedad en una playa urbana sin mucha gente cerca.
En la mitad de Puro teatro encontramos dos canciones clave. Por un lado, “Chika gótika”, que es seducción, encuentro y desafío: “Vamos a cambiar la noche, vamos a bailar allí / Y si nos miran, concretás tu ritual”. Por el otro, “Trepan los esclavos”, donde la banda empieza a mostrar la cara más aspera del disco, con baterías más rockeras, una guitarra en la introducción muy Winona Riders y una letra más cruda que las que escuchamos antes. “Arrastrando las cadenas / se ven dos pájaros ardiendo / todos entienden del sufrimiento”.
El disco va llegando al final con “No te vuelvas a sentir mal”, donde la banda muestra su faceta mas experimental de rock alternativo, cerrándolo bien arriba con Marcos, el bajista de la banda, cantando en “Ropa equivocada” contra la máquina, a puro trash.
El sonido de Sakatumba es frenético, envolvente e hipnotizante. No es fácil dejar a este álbum por la mitad, el cuerpo pide seguir prendido a la escucha, anhelando más y queriendo estar en un recital de la banda cantando “Chika gótika” o “Corazón ” a los gritos. Puro teatro es una cachetada de época para los que andan distraídos al costado del camino y todavía no entraron a descubrir qué sonido tiene la década del 2020.
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