La banda disfrutó con su público una noche deseada donde el sentimiento se hizo canción.
El clima molestaba. Viernes de llovizna antes de ingresar al emblemático arena del Luna Park. Adentro, sobre el escenario, muchos instrumentos y, si la gente prestaba atención, vería a la izquierda las ocho sillas del ensamble de cuerdas que acompañarían el repertorio de un show distinto a lo habitual de la escena porteña. La previa terminó cuando, con una sola nota de entrada, el groove se apropió del escenario. Nafta se hacía presente.
La fiesta comenzó con “A salvo”, la primera canción de su segundo y último trabajo, siguiendo con “Hasta que te vas”, “Vos no” y “El enrosque”, donde los arreglos vocales entre Ana Espil y Abril Olivera, sumado al tercer coro de Magamo, hicieron sus primeros despliegues ante el público. Los primeros invitados de la noche fueron Willy Avender en el saxo y Papacho Valentino en la trompeta, que dieron a la introducción oscura de “La vida que soñé”, un climax de groove hipnótico. La banda siguió su repaso con la nostalgia de “La espera” y con “Menos mal”, donde guitarra y teclado se unieron en la primera mini jam de la noche.
El primer unísono de voces entre la banda y su público sucedió con “La carta”, y aprovechando ese impulso, el coro del Luna Park acompañó “Sin un peso” y “Un milagro”. La euforia que se estaba generando tuvo su primer estallido con los primeros acordes de “Andate”, quizás una de las canciones más destacadas del estilo musical que Nafta ha desarrollado, para luego ofrecer un momento de mayor intimidad junto al ensamble de cuerdas tocando “A mi lado”. Momento inevitable para las dedicaciones.
Para continuar, la presencia de Abril Olivera y Ana Espil tuvieron su protagonismo especial cuando la banda incluyó en el show las canciones “En algún Lugar”, del primer álbum de Abril; y de “Ilusión”, del álbum Jésica Alegría, donde el estilo neo- soul de An evocó el recuerdo de la gran Amy Winehouse. El repertorio siguió con “Ya es tarde” y “Monumento”, donde Magamo dedicó la canción a su mamá.
La segunda invitación de la noche fue para su amigo Benjamín “AUELO” Gutiérrez, MC de los Militantes del Climax, para que la complicidad arriba del escenario se transformará en una reunión familiar. Al terminar la canción, el reconocimiento final a sus amigos y amigas así lo demostró. A partir de “Mátenme”, Willy Avender quedó fijo nuevamente en el escenario y la banda continuó con “El tren”; “Potra” y “Perderte”. Si la gente había cantado desde el principio, con “Veni mira” la propuesta fue más ambiciosa. La banda dividió en 3 grandes coros al público para qué acompañarán durante toda la canción, y estalló el climax con el despliegue de Simon G en su órgano. Los últimos minutos del show se anunciaron con “Quiero verte”, donde el bajo funk de Brian Vainberg se apropió del escenario, para que luego la banda se despedía con los instrumentales de “Mejor” y “El mundo sigue andando”. Entre aplausos y desmayos, la gente quería seguir la fiesta.
Letras que reflejan los sentimientos y situaciones del día a día, combinados con la particular rítmica de sus bases instrumentales, posicionan al grupo como una de las bandas más originales que tiene la escena musical local. Desde sus comienzos en 2016, y con solo dos trabajos publicados en 2019 y 2023, la banda consolidó un estilo distintivo de Neo Soul con gran versatilidad para incluir elementos muy diversos del hip hop, r&b, hasta los arreglos de orquesta que fueron centrales en su último álbum.
Su primer Luna Park es tan solo el comienzo de una trayectoria que, sin lugar a dudas, seguirá teniendo a la banda como referente de la música alternativa en Argentina y, principalmente, como uno (o quizás el principal) representantes de lo que entendemos como “Groove”. Aunque siempre, Nafta suena a Nafta.
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