La banda de mujeres acaba de lanzar su álbum debut después de varios sencillos y un EP de 2019. El resultado fue una experimentación de sonidos capaces de estallar todo en pedazos y hasta se puede apreciar una colaboración con Barbi Recanati.
El trío Mugre acaba de estrenar su nuevo disco Somos profesionales y confirmó lo que ya se especulaba: están pisando fuerte en la escena del punk rock argentino. Compuesto por diez temas, el álbum hace un recorrido por distintas emociones, pero principalmente, la bronca, el asco y la sinceridad, matriz de cada una de sus composiciones.
A diferencia de su material anterior, este disco se toma su tiempo y avanza a su propio ritmo, pero todo está meticulosamente pensado para ir y venir entre diversos estados y para tomar temperatura gradualmente.
“Caramelo” es la canción de apertura del álbum, la banda integrada por Jazmín Esquivel, Sofía Naara y Mariana Michi pone sobre la mesa las emociones encontradas post ruptura, la furia yuxtapuesta con el desprecio en un juego de voces, un riff difícil de despegarse y un final prolongado y ácido, como un vino que quedó afuera tiempo de más.
Sigue “Dame menos” y la cosa se torna más punk. La canción nos traslada a una típica noche del under donde no queda otra que saltar y seguirle la corriente a las luces que hacen palpitar el cuerpo. El sonido del bajo atraviesa las cuerdas, esta vez funcionando casi como único marcador del tempo mientras que las guitarras aparecen como destellos.
El tercer tema es “Quien eras”. Esta vez, las Mugre recurren a una melodía más definida y aprovechan su recurso más preciado: la capacidad de ir y venir entre géneros primos y viajar entre sonidos sin alterar el efecto en los y las escuchas. Esta canción se esfuerza por rememorar algo aparentemente muerto, “Sos la peor”, sentencia la vocalista antes de que el estribillo se funda en un eco perdido: “Quien eras…”. Una catarsis de algo que dolió y sirvió de terapia.
Track número cuatro, “No sos tan interesante”, asegura el grupo con desdén. Una canción que se aprecia como una especie de chicana a quienes no están para cosas serias, o así lo dan a entender de un saque: “Enroscate vos”, reprocha Mugre.
En “Doble turno” hay una aparición: Barbi Recanati se suma a la voz principal y el clima del tema se torna denso, tedioso. Deja señales de una rutina que desborda. Con un sonido más chill que los primeros cuatro, este avanza despacio. Sin embargo, la explosión llega al final y la voz grungera de Barbi contagia el sentimiento.
Pasando la mitad del disco, en “Somos profesionales” la música está lejos pero llega a destino. La música suena como un lindo recuerdo, similar a un soundtrack en la parte final de la película donde la resolución del conflicto augura los créditos.
Últimos temas y suena “Deporte americano”. Acá, el trío evoca las bandas retro de mujeres con gritos sincronizados, un coro agudo, guitarras llanas que varían cada tanto y una armonía sostenida. Aunque ya en “Estamos bien igual”, se abren las puertas de un antro rústico de escasa iluminación. A medida que avanzan los versos, el tema se pone más hardcore y la fusión entre garage rock e indie soft irrumpen antes de terminar. La única certeza hasta ahora es que Mugre nunca destierra ningún género de su paleta musical.
Anteúltima canción: “Saltemos molinetes” logra capturar una época que nos pasa justo por en frente. Una que probablemente querríamos saltarnos también, pero por ahora podemos quedarnos con este himno. “Me quedé sin dinero / no sé cómo vuelvo”, plantea el noveno track que parece suceder entre una estampida de jóvenes que corren hacia la revolución.
El tema de cierre parece ser un paso directo a algún lugar sombrío. Una atmósfera inmersiva de neblina y desazón interrumpen la escena antes de terminar “Toy no”, de la mano de un riff muy Oktubre. Podría ser un momento bisagra, un paréntesis, pero es un telón que concluye un álbum multifacético y enérgico. Los últimos minutos toma fuerza y solo queda caer en un trance eléctrico.
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