Con un show explosivo, el grupo festejó sus 15 años de carrera y presentaron Nueva sangre, su último disco. Además, convirtieron el mítico teatro en una fiesta llena de funk, hip hop y rap.
El jueves por la noche se armó una congregación en el barrio de Flores, donde más de 1500 creyentes se acercaron al mítico Teatro Flores para celebrar la misa que habían preparado los Militantes del Climax. La excusa de la convocatoria fue la presentación de su último disco, Nueva sangre, pero la realidad es que se celebró y festejó junto a ellos sus 15 años de carrera y su renacer como banda, que lejos de quedarse en la comodidad, siguen apostando por renovar su sonido y defender sus valores arriba del escenario.
Como no podía ser de otra manera, al show no le falto la parte teatral y performatica. Quien se encargó de abrir los diferentes actos que habían preparado para una velada especial fue Franco Bersi, que también fue el que aportó su voz en la grabación del disco. Esbozando las primeras frases de “Fortex” dio paso a la fiesta climax, que lejos de querer comenzar tranquilos, ni bien piso el escenario el Auelo, explotaron el recinto con “Same” y uno de sus grandes hits “Maradona Caniggia”. El funk ya sobrevolaba por todo el teatro y los pogos nunca pararon.
Pero como ellos mismos dijeron, esta era la fiesta de 15 de la banda, entonces, rememorando sus primeras épocas, tocaron “Súper” y siguieron con “Skymood” y “Funky magazine”, terminando de reventar todo. Cerraron el primer acto con “Café negro”, “Origen del gen”, “Chinatown battle” y “Cama adentro”, llegando a ser hasta 14 músicos arriba del escenario, armando una orquesta perfectamente afinada, jugando de memoria y mostrando una vez más que al final del día solo son amigos unidos por el amor a la música.
Para dar comienzo al segundo acto, volvió a aparecer Franco vestido de Mozart para “apuñalar” a los Militantes del Climax y dar paso al renacimiento de la banda, abriendo una nueva era y un nuevo capítulo en su historia. Obvio que no faltó la torta de cumpleaños para soplar las velas y tocar enseguida “Ciberyuta”, poniendo pesado el ambiente para después descomprimirlo con “Hit hot”, demostrando el poder de las barras del Auelo. Siguieron repasando su último trabajo, mostraron su lado más pesado y rockero con “Termidator” y abrieron el teatro en dos cuando sonaron los primeros acordes de “Godbless”, dejando a todo el público en un éxtasis total. Saltos llenos de transpiración propia y ajena, cerveza volando por los aires y gritos desaforados, los Climax hicieron honor a uno de los recintos más reconocidos del ambiente rockero.
Finalizando el segundo acto se adentraron de lleno al mundo de Nueva sangre, cantando “Mansión Climax”, “Casio”, “Lapislazuli” y “Superfluo”. La fiesta podría haber terminado ahí y nadie se hubiera quejado, pero no, a Militantes todavía les quedaba un capítulo más para cerrar una noche histórica. Punto y aparte a los tres vientos liderados por Machingo, Papacho Valentino y Guillermo Avender, que acompañaron a la perfección a la banda y que en un interludio instrumental regalaron un solo cada uno, demostrando su maestría en los instrumentos.
Con la última aparición del host de la velada y con música de Twin Peaks de fondo, dieron paso al último bloque con “Dibu Martínez”, estallando todo y con Magamo luciéndose con un solo de guitarra llenó de épica y baile. Pero el Auelo no quiso quedarse atrás y desparramó sus barras con un mashup entre “Ticket” y “Para que”, finalizando el show y la seguidilla con “Churro mañanero” y yéndose al público que lo elevó por los aires.
Los Illya Kuryaki and the Valderramas plantaron la semilla y los Clímax son el árbol crecido, logrando crear su estilo propio, atravesando el funk, el rap y el hip hop. Y aunque compartan integrantes y se apoyen siempre, en un momento de pico de fama de su banda hermana no está mal acordarse que sin Climax no hay Nafta. Después de este show solo se puede desear una sola cosa: por 15 años más de Militantes del Climax.