
“Mi año gótico”: donde Emmanuel Horvilleur convierte la oscuridad en groove
En su octavo disco de estudio, Emmanuel Horvilleur trae una pieza groovera y bailable. Además, convocó a una eminencia como Fito Páez, colaboró con Julián Kartun y reunió a los máximos exponentes del pop latinoamericano en un solo álbum.
Emmanuel Horvilleur fue y es todo a la vez. Pionero con Illya Kuryaki and the Valderramas, artista pop emergente cuando arrancó su carrera solista y, hoy, referente para toda una generación de músicos. Lejos de conformarse con eso, sigue apostando fuerte y lanzó Mi Año Gótico, su octavo disco de estudio y sucesor de Aqua di Emma, ambos bajo la producción de Cítrico. Para este álbum decidió apostar por ritmos más arriba, con grooves hipnóticos y letras que desbordan sensualidad.
“Supersuave” da comienzo a la fiesta que preparó Emma para este disco. La línea de bajo groovera y los vientos ya te ponen en tono bailable y, como un clásico de él, la letra te invita a entregarte al romanticismo y a la sensualidad de la noche: “Te vi llegar supersuave, entraste de la mano con alguien / Y ni se te ocurrió saludarme / Me dejaste así tan solo mental, solo mental”, aunque siempre la respuesta es el amor: “Yo tengo un talismán para darte / Si solo te subís a este viaje, escapamos de lo solo mental”.
“Elástico” sigue la misma línea que su antecesora con ese poderío en el ritmo y tomando la posta de “Yo soy la disco”, pero sumándole sintetizadores que terminan de generar el ambiente. Una canción en clave de pop/funk que evoca un espíritu de revancha y desdén a la vez: “Dicen que las segundas partes no son buenas. Pero vos me invitaste a intentarlo una vez más”.
En “En la moto”, Emma juega con una composición de r&b y un estilo lo-fi, bajando la intensidad por un momento y rememorando a artistas como D’Angelo, pero con esa cuota princeana tan propia de él. Y qué mejor para eso que invitar a Julián Kartun, cerrando un círculo que comenzó en 2010, cuando El Kuelgue lanzó “Piel de cereza”, que incluía una referencia a “No como”, uno de los hits de Horvilleur. Desde entonces, ambos no dejaron de invitarse mutuamente a shows para cantar el himno o reversionar temas de Los Abuelos de la Nada. Hoy, con este tema, cierran ese círculo con una canción que te va llevando como un planeador.
Y si hablamos de Prince, la intro de guitarra de “Tu cara de culo” deja claro lo presente que lo tiene el cantante. Acá Emma abandona el costado naif que mostró en Aqua di Emma y se entrega por completo a la sensualidad que pedía este disco. “Tu cara de culo en la mañana de hoy es inversamente proporcional a tu culo en mi cara en la noche de ayer, y lo sabés”. Pero no todo es sexo y goce en la vida, y Emmanuel lo sabe: por eso contrasta ese espíritu con un audio grabado por Griselda Siciliani, exponiendo sus dos facetas, la del cantante y la del padre de familia. En “Manicomio”, el bajo te va llevando por la balada pop que plantea el cantante. Entre arreglos de teclados y riffs funkeros sutiles, rememora su época Kuryaki y, además de cantar, también se anima a rapear.
Y si hablamos de círculos que se cierran, “Caetano” es el caso ideal. Fue en 1988 cuando unos pequeños Emmanuel y Dante Spinetta se presentaron junto a sus hermanos como Los Pechugos para cantar “El mono tremendo” junto a Luis Alberto Spinetta —tema que luego formaría parte de Téster de Violencia (1988)—, situación que después se repetiría con un tal Fito Páez. Casi cuarenta años después, Horvilleur corona ese trayecto invitando a Páez a cantar una bossa nova, uniendo sus voces a través de otro referente mayor: Caetano Veloso. Juntos regalan un himno que desborda nostalgia y romanticismo.
Desde el primer tema Emma plantea al amor como norte, pero a partir de “Mi año gótico”, que funciona como interludio, ese espíritu empieza a desdibujarse. Aunque se vaya rindiendo, lo contrasta con música bailable y para eso convocó al rey del pop chileno: Alex Anwandter. Se unen en “Ya es tarde” en un pop electrónico que invita a danzar y que, en su letra, sienta las bases de las charlas de cualquier ciudadano promedio: “Emma, tenemos un problema / siempre hablamos del mismo tema / Hablar de amor, de sexo, de soledad / Del fin del mundo que viene, que ya está acá”.
Lejos de conformarse con la participación de Anwandter, invita a dos potencias más del pop latinoamericano: Ale Sergi de Miranda! y Javiera Mena para cantar juntos “Santo Domingo”. Y, como pasó con Anwandter y sin perder su esencia, el artista se amolda a los estilos de sus compañeros. Drama, funk, pop y arreglos de cuerdas convergen en un tema que hace honor al peso propio de sus intérpretes. Casi como un fin de fiesta, los tres cantan: “Santo Domingo ruega por nosotros pecadores / el sábado ha quedado atrás / A dónde van mis emociones”.
Y así como eligió “Fin de fiesta” para cerrar Aqua di Emma, acá decide finalizar con “Te quise enamorar”, una balada de desamor que rememora el sonido de Mordisco (2007). “Te quise enamorar, pero vos ni me mirás / Tus ojos están puestos en algo que brilla más / Y cuando vos no estás, me tengo que ir de acá / con la música a otro lado y buscarte en otro lado”, se despide Emma con un espíritu que oscila entre alguien vencido, pero esperanzado en lo que vendrá.
Así, con su octavo disco de estudio, Emmanuel Horvilleur no solo demuestra que está en un gran momento artístico, sino que el tiempo y su trabajo lo pusieron en el lugar que le corresponde dentro de la historia de la música argentina. Pionero con los Kuryaki, eminencia del pop nacional y, como él mismo contó alguna vez —cuando se separó de Dante— y se encontró con que era “el otro”, hoy puede decir con orgullo que es Emmanuel: un estandarte de la escena y referente clave de muchísimos artistas.
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