Martín Oliver abre su corazón en “PM”, su tercer disco de estudio

El artista se vuelve a juntar con Ferla Laprida de Silvestre y la Naranja para traer un álbum atravesado por la melancolía y la superación.


Después de experimentar en Cómo crear monstruos, Martín Oliver vuelve a sus bases e influencias de chico para traer PM, su tercer disco de estudio. En él mezcló r&b con rock y volvió a trabajar con Ferla Laprida, baterista de Silvestre y la Naranja, que al igual que en su álbum anterior se encargó de la producción. También participaron otros grandes artistas como Abril Olivera (Nafta), Cruz Hunkeler (1915) y Oniria, entre otros.

PM es un disco que surge de la necesidad de encontrar luz en un momento de oscuridad, por eso el resultado es un álbum melancólico pero cálido. Este es un disco dedicado a mi papá y mamá que fallecieron hace uno y dos años respectivamente. He tomado colores musicales de referencia que me hacen acordar a mis años de infancia con ellos, a la música que escuchábamos juntos, porque la música muchas veces (o siempre en mi caso) funciona como refugio. Después, en cuanto a las letras, traté de no hablar mucho del tema, para que no sea un disco depresivo. Pero sin duda, como si se tratara de un elefante en la habitación voluntario, el tema está subyacente en todo el álbum y creo que eso le da el color que finalmente adoptó”, comentó el artista.

El disco lo abre “Las horas”, que es una canción de rock con tintes de r&b, donde el bajo marca el tempo y la voz de Abril Olivera complementa a la perfección. Además, el arreglo de cuerdas al final termina de darle forma. Después le sigue “Lo-fi”, y tal como dice el nombre, tiene su búsqueda en una composición más relajada, generando un ambiente de melodías nostálgicas y melancólicas. La letra habla de un amor complejo, pero entregado por el todo. Así, la voz de Martín en un momento se pierde entre distorsiones, donde representa a alguien enamorado pero perdido y desesperanzado.

“Perdido en la ciudad” redobla la apuesta del rhythmn and blues y le pone más soul, con el bajo y la batería como el corazón de la canción, mientras la guitarra y la percusión juegan con más libertad arriba de la base. El cierre se lo lleva un arreglo magistral de teclado, mientras que la cadencia en la voz de Oliver la hace perfecta para este tipo de géneros.

“Fisu” -al igual que “Manifiesto” en Cómo crear monstruos- aporta esa imagen de ver al artista entregado a la canción, poniéndose sentimentalista y existencial. Además, los arreglos de guitarras conectan directo con Calamaro. Igual este no va a ser el único guiño que haga Oliver a la historia de nuestro rock nacional. “Por si algún día me muero” es prácticamente un tributo al gran Charly García, y que mejor para esto que convocar a Cruz Hunkeler, el cantante de 1915, que junto a su banda son de la nueva camada que han levantado la bandera del rock argentino. El espíritu de canciones como “No me dejan salir” y “Demoliendo hoteles” se encuentran en este track.

“Febrero” continua lo que dejo “Fisu”. Un track con sentimiento y con dejes rockeros. Acá la voz de Olivera se vuelve a incorporar para terminar de darle color. El tema que da por finalizado el disco es “PM”, donde Martín termina de entregarse por completo, dándole el cierre perfecto al álbum con una canción sincera y llena de amor. En cuanto al sonido, todas las capas que aparecen al final hacen que su desenlace esté lleno de épica y gloria.

Así, Martín Oliver sigue acentuándose en la escena actual, y demostrando que disco a disco él puede adaptarse a cualquier estilo que se proponga. Este miércoles 15 de noviembre presentará su disco en Niceto Club, en lo que será su show más grande hasta el momento.

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