Marilina Bertoldi Malvinas Argentinas

Marilina Bertoldi mostró todas sus facetas en un Malvinas Argentinas explosivo

Marilina Bertoldi volvió a dejar en claro que lo suyo va mucho más allá de cantar bien o tener una carrera sólida: Su obra es un espacio en constante transformación, donde lo visual, lo performático y lo emocional conviven sin jerarquías.


Marilina Bertoldi juega. Juega a ser lo más bizarra de sí misma, a probar personajes, a hacer chistes con el drama y drama con los chistes. Juega con el pelo, la ropa, los instrumentos y, sobre todo, con el público. No hay nada improvisado, pero tampoco nada rígido: todo lo que pasa en el escenario parece manipulado por ella con precisión, y en ese juego está su poder. Porque no hay otra artista en el rock argentino actual que se tome tan en serio el hecho de divertirse arriba del escenario.

Uno de los momentos más graciosos fue cuando, en medio del show, soltó que “no sabía que el público estaba ahí”, como si de verdad hubiera estado draggeada en su casa y recién se diera cuenta de que cientos de personas la estaban mirando. Fue un guiño, un acto calculado y genuino al mismo tiempo. Así es ella: convierte lo absurdo en arte y la ironía en una forma de conexión. Su recital en el Malvinas no solo repasó sus mayores hitazos, sino que también contó, a su manera, una historia.

Marilina Bertoldi Malvinas Argentinas
Fotos: Mailen Ascui

Durante el show se vieron muchas Marilinas: la graciosa, la enojada, la vulnerable, la dramática. Todas conviviendo en escena, potenciadas por una estética que viene explorando cada vez más desde el drag. Pelucas, brillos, luces y cambios de look que funcionaron como pequeñas transformaciones escénicas. De aparecer en sombras a encender las luces y revelar a una Marilina drag con peluca roja, al mejor estilo Chappell Roan, para cantar “Para quién trabajás”, “Autoestima” y su cover de Celeste Carballo, “Me vuelvo cada día más loca”.

La elección de temas fue impecable. Supo recorrer gran parte de su discografía sin perder la coherencia con el universo de Para quién trabajás. Todo sonó en sintonía, como si las canciones viejas se hubieran reescrito para este presente. Y cuando se cansó de tocar lo de siempre, las reversionó con tanta naturalidad que parecían nuevas. Es como si hubiera encontrado la manera exacta de resignificar su propio catálogo sin repetirse, dándole otra vida a lo que ya era icónico.

Marilina Bertoldi Malvinas Argentinas
Fotos: Mailen Ascui

También hubo lugar para la emoción. Con “Amuleto”, “Por siempre es un lugar” y “Enterrarte”, bajó la intensidad y dejó que el público se encargara de completar las canciones. Esos minutos fueron casi rituales, con una puesta que combinó coronas, luces suaves y una Marilina más vulnerable, antes de volver a subir el voltaje con “Sexo con modelos”, “Cosas dulces” y “MDMA”, peluca rubia y botas brillantes incluidas.

Marilina Bertoldi no se guarda nada. Canta, actúa, improvisa, se ríe, provoca y se divierte. Domina el escenario con la seguridad de alguien que entiende que un show no es solo tocar canciones, sino crear una experiencia que tenga sentido desde donde se la mire. Y eso se notó: cada cambio de look, cada broma, cada pausa, estaba pensado para potenciar la energía del momento. Este show en el Malvinas marcó uno de los puntos más altos de una gira que la llevó por distintas ciudades del país y que cerrará en México, con una fecha en el Bajo Circuito. La cantante hizo lo que mejor sabe hacer: jugar en serio. Y en ese juego, el público entró sin dudar, porque este tipo de shows hace que sea imposible no querer ser parte.

Mirá más fotos del show de Marilina Bertoldi en el Estadio Malvinas Argentinas

Fotos: Mailen Ascui
Fotos: Mailen Ascui
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