La artista lanzó a principios de este año su disco debut Rápido mamá, y en una charla con Indie Club contó cómo fue el proceso de poner la voz a su proyecto, su relación con Alex Anwandter y las diferentes referencias que tomó para este trabajo.
El 2025 fue marcado por el debut de María Wolff. A pesar de ya tener un EP instrumental en sus haberes, este año la artista se animó a ponerle voz a su proyecto y de la mano de Alex Anwandter lanzó Rápido mamá, su primer disco de estudio, que está atravesado por un sonido pop que juega con la sensualidad y el baile.
En una charla con Indie Club la cantante contó cómo fue animarse ponerse voz a su disco, sus inicios en la música, la relación que forjó con Alex, las influencias que tomó para componer este álbum y su rol como productora del nuevo disco de Zoe Gotusso.
– Ya pasaron un par de meses de la salida del disco, ¿cómo te sentís ahora con el trabajo ya afuera y disponible para todo el mundo?
La verdad que muy bien. Siento que recibí mucho más reconocimiento del que me imaginaba, por lo menos en mi pequeña percepción. Siento que está todo bien y me pone re orgullosa.
– ¿Cómo fue el proceso de animarse a ponerle voz a tu proyecto? Ya en “Hazte hombre” mencionás eso.
Fue todo un desafío para mí porque nunca me imaginé que iba a estar cantando en un disco, siempre lo pensé haciendo música instrumental. Bah, me imaginé haciendo muchas cosas. Estudiaba letras en la UBA y estuve tres años ahí, pero no sé, todavía sentía que quería hacer muchas cosas.
Empecé a hacer música porque comencé a trabajar de eso y empezó un poco como un chiste que empecé a cantar y así fue surgiendo. Pero no me animaba, no estaba en mis planes y me inhibía un montón, pero al final salió algo (risas). Pasa que con uno mismo se tiene muchos prejuicios, pero luego fui aprendiendo a sacar un poco más la voz y me iba gustando. Hay algo de que cuando empecé a cantar se sentía como que no era mío después. Luego me escuchaba y me dejaba de dar vergüenza, porque al final era la canción. No es mi voz, es la voz de María Wolff como artista.
– ¿Ya habías hecho trabajos previos en la música?
De manera precoz estaba haciendo música para publicidad y también empezaba a hacer música para cortos. Además, estaba estudiando composición para hacer arreglos orquestales, pero para eso no me dio la cabeza (risas). Igual estuvo muy buena la experiencia, me enseñó un montón de la música en general.
– ¿Qué es Alex Anwandter para vos?
Hoy en día ya es un gran amigo, y parte de esa construcción de esa amistad nace este disco. Pero para mí era encontrarme con un gran referente, fue como una gran validación. Es como te decía, la vergüenza o las inseguridades que uno tiene y ver que a él le gustaba, fue como un gran empujón a hacerlo. Si esta persona que yo admiro le copa lo que estoy haciendo es como una gran palmadita en la espalda. Yo además no necesariamente me sentía identificada con la música que hacía él, pero sí me gustaban muchísimos sus canciones, pero de un lado completamente emocional. Fue de esos artistas que hasta fines de mi adolescencia yo me sentí muy acompañada con su música.
Además, ya empezaba a escuchar en su música ciertas referencias. Lo primero que te entra es el pop y demás, pero de la nada decía “esto tiene referencias a Burt Bacharach” o bandas como Fleetwood Mac y ahí fue cuando dije “¿che qué onda esto?”. Mostraba algo más y cada vez le iba encontrando más capas. Me interesaba mucho conocerlo y la verdad es que me nutrió mucho.
– ¿Te acordás la primera vez que lo escuchaste?
Es muy gracioso, porque era un grupo de Facebook y un amigo de la secundaria me paso “Tormenta”, y al principio me pareció hasta meloso. Como que era muy cursi para mí, y en esa época yo me hacía la punk. Pero a la segunda vez que la escuche no podía parar, me destruía el corazón y así muchos temas de él. Soy fan de “Shanana” hasta el día de hoy, o sea todo ese disco (Rebeldes) es increíble.
– ¿Y cómo llegaste a él?
Él abrió un taller de composición y me acuerdo de que mi ex me dijo “no seas boluda y mándalo”. Y yo estaba reticente, tenía solo dos instrumentales y “Mi novia no me banca más”, que la había hecho en joda, y las mande. Al toque me contestó como su manager y me dijo de ir a Chile y ahí lo conocí.
– Además oficiaste de asistente de producción de él.
Sí, él en ese momento estaba produciendo discos para Julieta Venegas y Juliana Gattas, entonces me agarró un poco como aprendiz, haciendo cosas básicas de editar o afinar, pero también me llevaba al estudio y me pedía opinión. Como que me agarró de confidente y ahí aprendes un montón. Que te abran un proyecto de ese calibre es como un curso de anatomía de producción.
– ¿Vos estás ejerciendo el rol de productora?
Sí, ahora estoy produciendo un disco para Zoe Gotusso y la verdad es quiero seguir produciendo. También ya ponerme a componer para mi próximo disco y ojalá hacerlo de nuevo con Alex. Además, me quedaron varias canciones afuera. Es más, de hecho “El baile” casi queda afuera porque Alex la quería sacar y para mí era la mejor.
– ¿Qué influencias tomaste para “Rápido mamá”?
Es difícil elegir las referencias, ya que uno tiene muchas en la cabeza. Pero si tuviera que decir en el momento que nació el disco estaba a full con dos cosas: Virus y ese sonido muy ochentoso. También tenía mucho de escuchar The Cure y esa onda más new wave y postpunk. Se me cruzaba Clics Modernos de Charly, y con las letras y la idea que atraviesa el disco tiene que ver el humor de Urdapilleta y Tortonese o Néstor Perlongher, que estaba leyéndolo mucho en ese momento.
Entonces se me mezclaba la sexualidad, el deseo, el humor, la búsqueda de uno mismo y a la vez se teñía de la época del destape y la vuelta a la democracia argentina. Estaba muy empapada de todo eso. Obvio que después eso fue mutando porque me fui encontrando más con Alex.
Obviamente que cuando estás por producir un disco decís “qué vejestorio hacer algo tan argentino de una época” y querés escuchar lo moderno y contemporáneo, pero después nos pasaba en el encuentro que nos dábamos cuenta de que éramos medio unos viejos y que nos gusta escuchar Aspen y los clásicos. Como que de la burla a la música hetero de papá, paso a ser como una apropiación nuestra. Era como “qué paja Supertramp” que escuchaba mi viejo todo el tiempo y terminás diciendo “al final es lo que mejor suena”. De hecho, el final de “La cita” que es una parte instrumental hasta son acordes que me hubieran generado rechazo en otro momento, y ahora es como Breakfast in America o algo de ese estilo.
– En las letras veo una manera de escribir muy directa y sensual como hacía Moura en Virus, ¿cómo te llevas con el proceso de escritura?
Me gustaba Jacoby escribiendo con Federico Moura. Hay algo del gire gay, ese plan de salir de levante y me divertía inventarse un personaje. Es difícil escribir letras, pero también a veces está bueno agarrar algo ya escrito y transformarlo. Eso me paso con “Hazte hombre”; que es algo que ya había escrito por fuera de la música y completamente íntimo, y terminó siendo un ejercicio muy interesante para hacer, porque tiene frases más largas, o sea, habla del terror del mediodía. Eran frases que escribí y en mi mente no eran musicales, pero hay algo de llevar eso a la música que te obliga a cantar con una métrica distinta que no estás acostumbrado y ahí es cuando se genera algo interesante.
– Tengo que preguntar por Samalea. Una eminencia grabó baterías en “Mi novia no me banca más”.
Samalea es tan buena onda que no te hace sentir el peso de la eminencia, te juro que hasta te hace sentir a vos una eminencia. Hay algo muy lindo y creo que habla muy bien de artistas así, que es cuando te hacen sentir como un colega y eso se valora mucho. Obviamente, yo estaba cagada que venía y al toque vino y me dice “me lo estudié, pero vengo con estas hojas y perdón, son un poco desprolijas”, mientras me mostraba todo un sistema rarísimo que tenía para acordarse las partes. Y yo le decía que por favor hiciera lo que se le cante (risas).
También vino y escribió sus crónicas de cuando graba con alguien, y sumaba que es muy fan de Alex. La verdad estuvo buenísimo y como que en el momento no lo pensé tanto, y recién ahora puedo valorarlo más.
– ¿En un mundo de tantas colaboraciones, te hubiera gustado tener alguna colaboración en el álbum?
Sentía como importante no meter ninguna colaboración en el primer disco para dejar un manifiesto propio. Por acá empiezo y luego me sigo buscando. Ahora esto de las colaboraciones no sé si es que está de moda, pero sí de buscarlas para hacerte conocer y como que se pide más por marketing que por otra cosa. Es re interesante, pero es mejor cuando se da orgánicamente. Y mientras que sé dé en ese marco de naturalidad, me encantaría trabajar con un montón de personas.
En cuanto opciones, así rápido, se me ocurren Chechi de Marcos que me gusta mucho, Javiera Mena o con Zoe Gotusso también. Pero sobre todo me gustaría sentarme a componer con otras personas, más que decir “che te mando este tema, canta acá”.
– ¿Y ahora qué sigue?
Ahora estoy a full con la producción del disco de Zoe y muy de a poco me gustaría armar una sesión para grabarme tocando. La verdad que los toque con unos amigos unos meses antes de que salga el disco y como Rápido Mamá tiene muchos teclados y arreglos de sintetizadores, esta vez que me junte lo tocamos con un teclado, una bajista, sin baterista pero con una LinnDrum sonando y un guitarrista. Y me gustó, había algo que se armó estilo banda de garage, más new wave. Por ahora la búsqueda está ahí.
Así como encontré la voz para cantar y armar el disco, creo que ahora estoy pensando en los modos que tengo para exponerme y estoy estudiando un poco ese panorama. Todavía lo que es tocar el vivo no lo veo como algo indispensable en este momento, pero sí que me gustaría que suceda.