Canalizando un punk noventoso, sentimientos adolescentes y una transmisión simple, la banda porteña se hace de un disco vibrante, sincero, bailable y acorde a tiempos modernos.
Luego de unos años de introspección, Pelopincho volvió a las grabaciones. Con escrituras simples, pero muy profundas, se hizo de un puñado de canciones que representan a una generación confundida y un poco inestable. Pero con una vuelta: mirando lados positivos, productivos y hasta casi autocríticos.
Las consecuencias de las redes sociales, el contexto supresor y las funciones de acortar todo lo más posible, tiene una repercusión negativa a quienes vivimos todos los procesos. La fuerza que proviene de la superación de obstáculos es gigante y se ve representada en el amor que transmite Loop adolescente en temas como “Funeral”, “Piedras al mar” o “Qué me importa”.
La importante posición de nuestros amigues; nuestra nueva percepción propia en la sociedad y lo que este pretende de nosotros (o pretendía) y la autoestima necesaria para poder querer a los demás son la conclusión del álbum.
También se reconocen sentimientos como ansiedad, depresión y mismo el autoboicot en canciones tales como “Tijeras oxidadas” o “Gatites”, tópicos que quizás son poco representados en la música moderna. Ahí Pelopincho hace la diferencia y encuentra su lugar, aceptar esas caras como propias y contraparte de un proceso de adaptación y crecimiento.
Navegando entre poprock y punk barrial de amigues, encontramos una sensación alegre y melánco de querer bailar. Acá es cuando nos chocamos con el twee rock, una derivación del pop simple y dulce británico que coquetea con un punk, que normalmente, recorrió nuestro país en décadas de los 80s hasta la fecha.
Entre influencias españolas de indie y una nueva ola de rock nacional. También observamos mucha personalidad y poder de análisis producto de la maduración de ideas y sentimientos.
Pelopincho es Shis en guitarra y voz, Tom también a cargo de guitarras y voces, Chuli en la batería, Fran en bajo y Row a cargo de sintetizadores y coros.
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