Con dos shows de alto calibre en la noche del sábado, los grupos triunfaron en la reapertura del querido venue porteño.
Han pasado solo unos pocos días desde la reinauguración de Camping, pero el venue al aire libre con más onda de Capital ya nos dio razones para seguir volviendo. La fecha doble de Laika Perra Rusa y Rara el sábado fue el plan ideal para acercarse al renovado espacio que ya se convirtió en clásico: hay nuevo sonido y luces, pero la curaduría de shows es tan acertada como siempre. Como cabía esperar, las presentaciones de los grupos platenses tuvieron los condimentos necesarios para hacerle honor a la velada: cada uno desde sus fortalezas y marcados estilos lograron hechizar al público a fuerza de buenas canciones y baile.
Los primeros en tomar el escenario fueron Rara, dándonos la bienvenida a su pop atmosférico y envolvente, marcado por propulsivos beats, sintetizadores brillantes y texturas de guitarra. El dream pop relajado de temas como “Muertos” fue efectivo para poner a la audiencia en trance, pero a su debido tiempo, el grupo supo demostrarnos que lo suyo también suena igual de bien cuando buscan el groove.
La retro-futurista y ganchera “Sofisma” mostró un costado más funky de su propuesta, mientras que “Una punta” ganó con su ímpetu y rebeldía. Llegando al final del show, algunos de los momentos más electrizantes encontraron a Clara Bares –voces y sintetizadores– soltar el instrumento para agarrar su micrófono con las dos manos y cantar con cada fibra de su ser: al igual que el público, se dejaron llevar por la música.
Con la noche ya cerniéndose sobre el escenario, los Laika Perra Rusa tomaron la posta para demostrar por qué son los amos del ritmo. El grupo, atento al detalle y a una propuesta unificada –todos vestidos con batas color blanco estilo laboratorio, verdaderos científicos del baile–, entregó un show energizante al que fue difícil resistir. En formato vivo, el sexteto mezcla electrónica con instrumentación de rock y una variedad de elementos percusivos con los cuales se lanzan a tocar sin pausa: como en un mix, el sonido es continuo, con cada canción fusionándose con la otra. No hay respiro, solo el impulso del movimiento.
El puntapié lo dieron con el dance-punk de “La liviana melodía”, pero hacer una cronología canción por canción es difícil: nada es lineal. El grupo se anima a dejarse llevar, se cuelga con un instrumental o base y la exploran antes de cambiar de rumbo. En un momento, una consola escupe líneas acid o samplea a “Satisfaction” de Benny Benassi –uno de los hits del electro-house de los 00s–; al siguiente, alguien la descose con las congas o la batería. En medio, Guido Dalponte, vocalista, ensaya pasos y juegos con la mano, otro más de los contagiados por la necesidad de bailar.
Entre build-ups y saltos de groove, los platenses cuelan algunas de sus mejores composiciones, que ganan aún más fuerza en el contexto de la fiesta comunal del show. Entre ellas estuvo “Y lo que nos rodea”, potenciada con un cencerro ausente en el estudio; y con la voz de Sofi Culleres, invitada del track, presente como sample. Otro de los puntos altos llegó de la mano de “Bum!” –nueva canción a estrenar video el jueves–, mientras que “Atentado en la pista” fue demasiado contagiosa como para resistirse.
Para el cierre de la presentación, habiendo ya triunfado en su conquista del baile, la banda se despidió dándose un gusto versionando el hit dance del 2003 “Four to the Floor”, de los ingleses Starsailor. Imbatibles tanto de local como de visitantes, supieron adueñárselo como carta de despedida ideal para una noche que lo tuvo todo. A su modo y manera, los dos grupos platenses supieron demostrar que, con shows de este calibre, la temporada de primavera a venir en Camping será una apuesta certera. Bienvenido lo que está por llegar.