k4 yo también les tengo miedo

La oscuridad de K4 en “Yo también les tengo miedo”

K4, la rara avis del colectivo Bohemian Groove , vuelve a cambiar de forma para el lanzamiento de su último disco, Yo también les tengo miedo.


K4 es un artista excepcional. Mutante, incómodo y oscuro, pone todo de sí en cada performance porque, más que un músico, lo suyo es una experiencia integral y compulsivamente viva. El lanzamiento de K4 (2021), sin ir más lejos, fue una acumulación de narrativas donde distintos avatares encarnados en los eps K1K2 y K3  supieron combinarse para crear un cóctel único. De personalidad única e impronta punk, su disco Yo también les tengo miedo combina el delirio intimista más desolador con ácidos tarascones políticos. Así K4 se demostró noble y fiera, inteligente e irreverente, multinstrumental y desesperado por poner algo de sí en el mundo.

De la violencia contenida en el punk de “Saltando molinetes” o “Plancha quemada” y la oscuridad inherente de “Hisopos y disfraz” o “Anorexia”, Yo también les tengo miedo refleja una faceta totalmente nueva y, hasta el momento, desconocida del artista. Donde antes era violencia, ahora vemos introspección y melancolía. K4 deja así a un lado los sonidos más crudos y agresivos para apuntar a un universo de formas redondeadas y mullidas.

¿A qué le temen los ídolos?

Yo también les tengo miedo mantiene esa oscuridad característica de todos los trabajos de K4, ese fondo turbio e incierto de donde emana su obra, pero trasmutada en algo de otro orden. Donde antes parecía encarnar un animal salvaje y rabioso, ahora se asimila más a una bestia apacible y de hábitos silenciosos. El clima así es predominantemente melódico y coquetea con el pop o una reversión harta y cansada del mismo punk que lo vio crecer.

Las claves del álbum están repartidas entre “Mabel” y “Piedra marplatense”, donde la melancolía que da forma al álbum revela su brillo opaco. Ese “Por favor Mabel / no me dejes / que no entiendo / qué pasa con mi vida“, que canta casi para abrir el trabajo marca el ritmo de la desesperación y el sentimiento de asfixia y que se arrastra hasta sus última consecuencias. En “Problemas invisibles”, siguiendo esta línea, canta: “Problemas invisibles que igual están / no me importa que para vos no sean importantes / ayer di mi vida por un rato más“.

Pero no hay que confudirse y pensar que Yo también les tengo miedo es un disco sobre el desamor o una ruptura, no. El eje constitutivo del álbum está en algo que no puede precisarse en una mujer o un evento, es algo más abstracto y transversal, una fobia que arraiga hondo. Vale preguntarse a qué declara temer K4 en el nombre del álbum, cuál es ese miedo que él también tiene. La clave está, entonces, ese también que traza un puente entre él y el oyente, un malestar social o generacional, una impotencia que desclasa al artista y rebaja la ira del punk a un orden intimista y afligido.

Volver el miedo bronca

Pero de ese mismo miedo que engendra el disco se desprende más que tristeza y derrota. La euforia de K4 se convierte en otra cosa pero mantiene su espíritu y rápidamente muestra el revés de su trama. Yo también les tengo miedo parte de un lugar grisaceo y achatado que poco a poco, track a track, comienza a levantar cabeza. “Piedra marplatense” revela una suerte de conciliación con la realidad. Un pacto cerrado que habilita seguir caminando: “Gracias por elegirme, soy tu piedra favorita / y eso que en el mar quedan muchas más“. El miedo (¿a la soledad? ¿A la intrascendencia? ¿Al desamparo?) parece clausurarse al encontrar un lugar.

Gradualmente, hay una recomposición que recorre la estética y el sonido de la obra hacia su cierre. “3090” rompe la continuidad con unos primeros segundos industriales que sin dar respiro saltan a un sonido ochentoso que escala y evoluciona entre “Plaza” y “Sigan llamando” para culminar por todo lo alto en “Seguí no pares” donde la acumulación de todos sus malestares estalla. Así, a grito vivo, canta “Seguí no pares, seguí no pares / no me des beso / no mires tanto / dame una regla / curo el empacho / no tengo ropa / no tengo bolsa” repitiendo un cadencia que no deja de recordar a “Saltando molinetes” pero sin alcanzarla.

Así se ve cómo esta nueva faceta del artista traza todo un recorrido donde la bronca preexistente se torna miedo e introspección para volverse, una vez más, embestida. Por mucho que cambie de avatar, K4 sigue sosteniendo la misma personalidad aguerrida y combativa, tan intelectual como asertiva. La gran pregunta será, a fin de cuenta, qué tiene preparado para la puesta en escena del álbum donde, sin dudas, terminará de cobrar sentido.


Escuchá Yo también les tengo miedo de K4 y más lanzamientos del 2025 en nuestra playlist de Spotify.

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