La formación rosarina, que se reconfiguró como un cuarteto, redobla la apuesta por el rock y las letras sinceras, crudas y políticas.
La banda originaria de Rosario Gay Gay Guys presentó el pasado 2 de noviembre su tercer disco de estudio titulado Culto roto. Este álbum, sucesor de Droga y delincuencia (2019) y Degenerado (2016), cuenta con la producción de Patricio Invaldi, también conocido como Cyberángel, y presenta canciones más breves y rápidas que, sin alejarse demasiado del rock, experimentan con otros géneros como el reggae, el blues y el punk.
Gay Gay Guys está integrada por Juan Manuel Robles (voz y teclado), Iván Jiménez (guitarra y voz), Sebastián Erquicia (batería) y Tomás Martínez (bajo) y se distingue por mezclar la sinceridad y el descaro del rock nacional con sonoridades del alternativo y el indie. Los “Guei”, como se los llama, se consolidaron como una de las bandas más singulares del under rosarino por sus shows de alto voltaje y sus letras ácidas que van desde el amor hasta la crítica social. Culto roto, editado por BPM Discos, no es la excepción.
Comienza fuerte con “Empresas”, una canción corta a puro rock que enseguida destaca la nueva producción versus el anterior material, sobre todo en la voz de Juan Manuel Robles. En cuanto a la letra, la banda la describió en una entrevista como “una canción que está en sintonía con el humor del resto del disco nuevo: la denuncia de la farsa, el rastreo del desatino de vivir en un mundo gobernado por la desigualdad y la opresión”.
“Amigos” sigue en la misma línea, rápida, a pura batería y guitarra que denuncia los falsos amigos que están solo en los momentos buenos y desaparecen en los malos. “Luz bendita” se va de lleno al blues romántico para un momento más íntimo: “Nos besamos y curtimos, empezamos y seguimos”, reza la letra que sube la temperatura. La armónica es aporte de Barfeye.
“Almirón” es interesante porque en un principio desde lo melódico recuerda un poco a Airbag, pero la letra se torna progresivamente oscura mientras el sonido va infusionando rock con reggae, generando una mezcla de emociones como tristeza, bronca y finalmente aceptación. La canción es una suerte de denuncia que refleja la realidad al margen de la sociedad hegemónica. Franco Santángelo está detrás de la trompeta.
“Canción del hombre” es una de las destacadas del disco. Con acompañamiento de Denitapop, esta canción es vulnerable y habla sobre la búsqueda introspectiva de uno mismo y las inseguridades que tenemos todos los jóvenes adultos ante las decisiones que tomamos sabiendo que no hay certezas, ni nadie que nos ampare: “¿Qué quiero inventar? ¿A quién quiero mentirle? ¿Qué voy a lograr? ¿Quién me va a guiar? Si al nuevo camino nadie más va dos veces”. Desde lo musical se siente muchísimo más íntima también, con un piano delicado, casi inocente, que transmite perfectamente la melancolía de la letra.
“Rocanrolero II” abre la segunda mitad del álbum y vuelve a subir la energía. “Agarraste una guitarra para explicarle al mundo todo lo que estaba mal / y te sentiste aún peor cuando nadie, nadie te quiso escuchar”. Se puede interpretar como el lado B de ser músico, esas frustraciones que conlleva el oficio y que Juan Manuel en la voz e Ivan desde la composición, desahogan en esta canción.
“Gracias otra vez” es otro momento vulnerable del disco. La letra habla sobre como a veces la tristeza y angustia que sentimos nos despersonaliza y si bien puede alejarnos de nuestros seres queridos, agradece a las personas que entienden que no es personal y nos hacen sentir acompañados y comprendidos. “Cuando tu sonrisa dе formalidad se cayó, dejaste ver un poco más de esa tristeza que llevás con vos y me vi a mí mismo, y eso me gustó”. Bajar la guardia ante el otro y mostrarse vulnerable (“Puede ser que no sea fácil o que duela un poco”) pero es lo que realmente nos conecta unos con otros.
“Soy el doble”, compuesta por el bajista Tomas Martínez, habla sobre la complejidad del cortar una relación, sobre una base musical que infusiona nuevamente el rock nacional, el blues y hasta algo de jazz. Un blend musical muy característico de la banda, que se solidifica aún más en este álbum.
“Pasate por casa” se va full punk rock. Por la letra, debe ser una de las primeras canciones que se compusieron para el álbum. Abundan las referencias a la pandemia y la cuarentena con menciones a los “tapabocas”, “sexo por celulares” y “abrazos que pueden matar”. Son muchísimos los músicos que describieron ese periodo como uno difícil por la falta de trabajo ante la prohibición de recitales, pero también muy creativo por la cantidad de tiempo con uno mismo. Esta canción, y posiblemente todo el álbum, tiene su origen en esos momentos de aislamiento e introspección.
Finalmente, el disco cierra con “Bandido”. La canción tiene esencia de clásico del rock nacional, un “a la mierda todo” en la que la banda pisa tan fuerte como al comienzo del álbum. La letra habla de querer despojarse de las expectativas para liberarse. Desde el éxito, hasta los mandatos familiares, nada importa “porque soy un bandido que canta para ya no sentirse tan mal; no me importa la ropa ni las apariencias sólo me quiero acostar”. El último verso es una referencia a la canción “Confesiones de invierno” de Sui Generis: “Será la radio que confunde a todos, sin dinero la pasaré mal, si se comen mi carne los lobos” y cambian la última frase por “Voy a tener que arrancar”.
Culto roto es el resultado de una banda experimentada, que hace ya once años gira por el país y que con miembros más, miembros menos, encontró su identidad y se afianza con cada nuevo material. Los rosarinos tienen algo que decir y no son tímidos al respecto, vuelcan su corazón en un álbum en el que se recorren temáticas como la opresión, el amor y la depresión sin miedo a profundizar, demostrando que el rock está más vivo que nunca.
Escuchá Culto roto de Gay Gay Guys en nuestra playlist de lanzamientos del 2023 en Spotify.