La banda sale de nuevo a las calles con su nuevo disco, donde exploran un universo de canciones e ideas combinadas con el espíritu y sonido nacional.
Los trabajadores de la música vuelven renovados, buscan más y tienen con qué. Fonso y las Paritarias estrenan un nuevo disco, sacando ya el rótulo, poniendo un álbum homónimo sobre la mesa.
En Fonso y las Paritarias se nota un trabajo cohesivo como banda, sobre todo en composición. Un nuevo comienzo que da una unión y como resultado uno de los discos más redondos de 2025. Nuevas ideas, nuevos modos de escribir. Diferentes puntos de vista y lugares por donde ir en el álbum. Además de ir a contramano del preconcepto de rock argentino actual y sus formas.
El sentimiento nacional no solo hace eco en una cámara, la rompe. El amor por la música está desde el primer tema hasta el último. No son al azar las tantas referencias en el disco. Están porque construyen un imaginario al que todos accedimos o podemos acceder, penetra en la cultura para crear algo nuevo. Nada es nuevo, todo se transforma.
Aunque en este disco pasamos por diferentes estadios y momentos, no hay una línea fija. Hay psicodelia, rock barrial, folklore, el espíritu del tango y más. El sentimiento de la canción argentina destila por todos lados, arremete a tus oídos la más maravillosa música.
Una declaración de intenciones que pondera a la banda y su mensaje en “Sigo pensando igual”: “No necesito una remera de H&M / no necesito estar cantando en la tele”. En el Dia del Trabajador, comenzaba con “Eso no es amor”, una bardeada canchera a la actualidad sin sal de la música; esta introducción del disco centra el anterior mensaje y lo agranda. Entre yeites locales alrededor de un sonido efervescente, la casa vuelve a estar en orden.
Una visión de lo actual se ve en “Parlante naranja”, un rock clásico de Fonso y las Paritarias, que recorre desde el desinterés y el no presente: “Ahora son convicciones / antes eran ideas”. Y también las canciones que escuchamos: “Un parlante naranja hipnotiza tu mirada / versos traen ecos / ecos de tu rabia”. La balada progresiva de “Tomar las armas” nos trae un sentido pero a la vez duro estribillo. Una historia de enamorados por una causa. Una que nos chupa hasta sacarnos todo de nosotros, sin devolvernos nada a cambio y sentirnos derrotados: “Como reina que habita / quedaste sola y sin revolución / trapos en el placard / podrías empezar a decirte la verdad”.
“Gris analgesico” fue la primera fuerza que recibimos de la banda para este disco. El single catártico saca lo mejor de la guitarra de Peter Mazda, un sonido que despierta ideas y las moviliza. Esa distorsión furiosa no se va, sigue en “Perro metalero”, que nos teletransporta a las aventuras de las calles de la ciudad, siguiendo con la seducción y elegancia de “Sabias palabras”.
La paleta de imágenes también se amplió en este disco, no solo nos situamos en la capital del país. “Boluvar” cuenta con la participación de uno de los iconos indies de La Plata, Ramiro Sagasti de Pérez. De alto volumen, nos sitúan ante una persona arremetida por el paso del tiempo, ante eso tenemos ese sonido bien visceral. O la que tiene título la base de operaciones de dónde salieron la gran mayoría de los temas del disco, “Hudson”. La expansión de la narrativa no es solo geográfica; también se trata de lo sonoro, que abarca hasta el folclore. “Días de consenso”, zamba con alma de fogón, donde la conexión y chispa de la banda está presente en los coros y las diferentes voces que se escuchan por detrás.
Los personajes de los relatos no se quedan atrás. La historia delictiva y de huidas en “Malandra” junto al Mono de Kapanga, llena de percusiones y teclados dan alegres ritmos bailables. El blues de “Larry” nos lleva a los dilemas de los trabajadores día a día: “Adonde vas / Que vas a hacer? / Todavía queda el día por correr”. Un inicio y un riff a lo ZZ Top nos trae “Poeta Maldito”, una canción que alude al escritor Carlos Busqued. Una cosa menos analógica con bajos bien graves y crudos que converge con la pasión y tradiciones de la imagen de Buenos Aires. Estas historias reales pero fantasiosas, no solo dan un vistazo, son un retrato de esos sentimientos, como la balada de amor de desorden vivencial de “Nevermind”.
El disco cierra con “Las joyas”, una canción donde Fonso se planta como un cantante como los de antes para entregar uno de sus mejores trabajos vocales hasta la fecha, dictando el final del disco, pero asi tambien como este disco va pasar con el tiempo: “El final no está mal / acaba febrero un carnaval / dicen que el viento encuentra su dirección”
Fonso y las Paritarias son Piter Mazda, Lucas Difonzo, Octavio Majul, Martín Luchina, Elena Radiciotti y Sebastián Puntillo. Trabajadores de la música que intentan con su estilo seguir adelante. Mostrando su costado más estilístico, así también combinando “lo de a pie” con lo más imaginativo que le pueden sacar, creando así canciones que perduran. Dan un nuevo comienzo, sin ser un borrón y cuenta nueva. Toman lo que se hizo en el Día del Trabajador y lo amplían, mezclando la sensibilidad nacional con un sonido e ideas llenas de rabia y corazón.
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